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Marmion_1788.txt
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title: "Descripcion Corografico-Mixta de la Provincia Guayana"
author: "Coronel Miguel Marmion"
date: 1788-01-01
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DESCRIPCION COROGRAFICO.MEXTA DE LA PROVINCIA DE GUAYANA
pagina: 0 Descripci—n Corogr‡lico Mixta de la Provincia Guayana, en que se l .s È .po : : Z raz—n de los r’os que la ba–an y Jacililan Çus comunicaciones; oo su poblaci—n. tierras de labor œtiles de sus frondosos montes, frutos y comercio, y se proponen algunos medios los m‡s asequibles y con ducentes a su vivificaci—n y aumento, 1788. , o Ml . . i La 1 rovincia de Guayana en toda su extensi—n comprendiendo as posesiones de los Portugueses, Franceses y Holandeses, tiene desde las bocas DN leguas poco m‡s a menos de circunferencia, del Orinoco a San Carlos en la desembocadura de Casiquiari en R’a Negro, siguiendo sus aguas abajo con el de las Amazonas, que 1 Fl cnronel Miguel Marmion fue Gobernador de la Nueva Andaluc’a entre 1782 y 1784, De all’ fue enviado a Guayana cun igual cargo. En 1788 l cual revela su preocupaci—n de hombre blemas de sus dominios. Propone nuevos rrollo de la cr’a y un vasto plan de figurar entre los Mamados envia al Rey el presente informe en el pœblica y xu visi—n objetiva de los pro! cultissos, explotaci—n de dos bosques, desa e) nizaci—n. Gracias ace af‡n de transformaci—n logr— o ruadores Progresistas de Guayana junto a Don Manuel Centuri—n y mu antear. Don Felipe Inciarte. Este u otro de sus informes, parece que fue utilizado Pu. Francisco Depons, sin se–alar la procedencia, al referirse a Guayana en Su y hosa obra Viaje a la Parte Oriental de Tierra Firme en la AmŽrica Meridional, : que sirve para apreciar los mŽritos de los documentos de Marmion. Sobre P presunto plagio recomendamos la lectura del estudio preliminar que hace ledra Grases a la edici—n de la obra de Depons que hizo el Banco Central de Venezuela en 1960. En 1790 termina su gobierno al Estado Mayor de la Plaza de Caracas y presta va portuarias de La Guaira y Puerto Cabello. Era Coronel Ingea: EjŽ Bolet’n È N* 115 del Archivo Naen esta ocasi—n. (A. M) en Guayana y en 1802, aparece como agregado liowos servicios en las obras tero de los Reales È.. El decumento aparece publicado en el: cional, tomo XXIX, 1943, de donde lo tomamos
pagina: 1 A ÑÑÑÑ 433 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA sale al mar Atl‡ntico; y dando vuelta por el Oeste costeanda hasta las mismas bocas del Orinoco, que la œltima de Sotavento cae al Golfo Triste frente de Puerto Espa–a de la Isla de Trinidad. La porci—n de este terreno, que posee Espa–a, por la parte del Este confina con las colonias holandesas de Esquivo, Den:erara, Bervis y Surinam, y con la francesa de Cayena: Por la del Sur con las portuguesas de Amazonas y R’o Negro: Por el Ocste y Norte con el Alto y Bajo Orinoco que la divide del Reino de Santa FŽ. y de las Provincias de Barinas, Caracas y Cuman‡; quedando ocupado mucha parte de este vasto continente en particular hacia su centro, de diversas naciones de indios b‡rbaros, muchas de cilas no conocidas, y de muy dif’cil reducci—n por las grandes distancias que median a los terrenos poblados, y por su modo de vivir siempre errantes o emboscados en la espesura de sus montes y selvas, y sobre todo por su apego y sumo amor a la independencia, que prefieren a todas las mayores comodidades de la vida civil y racional. Es esta Provincia por su situaci—n la m‡s ventajosa y primera posesi—n o cabeza de todo el continente de Tierra Firme en AmŽrica, y la que por medio del caudaloso R’o Orinoco, debe considerarse puerta que da entrada a lo interior de las de Cuman‡, Caracas, Barinas y Reino de Santa FŽ, y que sirviendo de antemural, en caso de invasi—n, ha de impedir al enemigo su internaci—n a todas ellas: Ofrece una breve navegaci—n a Espa–a y comercio el m‡s ventajoso, siempre que llegue a fomentarse por la facilidad de conducir por agua los frutos de todas aquellas Provincias a la capital a puerto mar’timo de Žsta por los R’os navegables que uan al Orinoco: Es un pa’s por œltimo, cuya importancia y seguridad de su posesi—n exige de justicia, y en todo tiempo el m‡s de las avenidas que por medio de los r’os subalternos que le tributan presenta a unos y otros territorios, pero antes de entrar en Žsta, y para no confundir los objetos convendr‡ dar una idea de los r’os de Esquivo, Masuruni y Cuyun’ por su importancia Ûn s’, y por la relaci—n que dicen al asunto principal. R’o Esquivo: desagua a la mar 48 leguas a Barlovento de la Boca de Nav’os del Orinoco; corre Norte Sur 18 leguas tierra adentro a cuya distancia se le unen Masuruni y Cuyuni: desde
pagina: 2 HLLACIONES GROGKçFICAS DE VENEZUELA 439 aqu’ se inclina al Sureste y llega a las faldas del Cerro Dorado y m‡rgenes de la Laguna Parime donde tiene sus cabeceras, y a la parte del Este de ellas est‡n las de los rios Berbis, y Suriman en el terreno que ocupan los negros fugitivos de aquellas colonias holandesas que su procreaci—n y uni—n con los indios salvajes puede algœn d’a causar cuidado a los habitadores de estas Provincias. Masuruni: desde su desembocadura en el r’o Esquivo, sigue al Sur, y a distancia de 10 a 12 leguas forma una figura de media estrella de tres brazos, que tirando a distintos rumbos tienen sus cabeceras entre los r’os Esquivo y Caronichico. Cuyun’: objeto de la mayor atenci—n por esta parte de la Provincia, desde su desembocadura en el R’o de Esquivo, corre del Este a Ocste hasta cerca del de Caron’, donde le entran el Y uruari por el Noroeste, y el Supano por el Sur que baja Žste desde sus cabeceras en los cerros del propio nombre, cerca de la Orqueta que forman los r’os Caron’ y Paragua, corce ba–ando las Misiones de P. P. Capuchinos Catalanes y recibe las aguas de muchos r’os menores que no se se–alan en el Plano; tiene diferentes raudales o arrecifales que sirven de algœn embarazo para su franca navegaci—n; pero los holandeses lo transitan en curiaras, piraguas y falœas y hacen por Žl su comercio de indios que esclavizan, y de otras especies y producciones del pa’s. El Gobierno de Esquivo mantiene destacamento en un fort’n llamado el Castillo Viejo situado en la desembocadura de este r’o y de Masuruni, y guardia avanzada de 20 a 25 leguas dentro de Cuyun’, en cuyo intermedio tienen haciendas de cafŽ, ca–a y otros frutos como se vi— por el a–o de 58 y posteriormente Ûs de presumir hayan avanzado y aumentado m‡s posesiones, segœn noticias de indios que transitan frecuentemente por aquellos parajes. Lo que obliza a advertir aqu’ de paso que hall‡ndose tambiŽn apostados en la costa del mar a la parte nuestra de Moruca con Casa Fuerte, destacamento de tropa y un buque peque–o armado en guerra, a poca diligencia podr‡n llegar a ocupar la porci—n m‡s importante y fŽrtil de la Provincia, donde se hallan las Misiones de los P. P. Capuchinos Catalanes, y tener muy f‡cil y breve comunicaci—n a lo m‡s interior, y no habiendo obst‡culo que lo impida entrar y salir cada vez que quieran a registrar nuestras posesiones, observar los movimientos, y adquirir cuantas noticias les convengan para sus ideas; y si en algœn tiempo llegasen a declararse
pagina: 3 E 440 FUENTES PARA LA HISTDAIA COLONIAL DF VENP7UETA contra nosotros o recayesen aquellos establecimientos en imanes de otra potencia m‡s ambiciosa, nos hallar’amo: con el enemigo ya dentro de casa, aposesionado de modo que no ser’a tan f‡cil el desalojarlo. R’o Orinoco. (Se acompa–a su plano desde las bocas hasta la capital de Guayana).' Su importancia lo hac’a acreedor a que se entrase en un detalle muy por menor de una multitud de objetos, que todos merecen atenci—n, sus rumbos, distancias, bocas, ca–os, isletas, rfos mayores y menores que entran en ƒl, etc., pero para evitar la confusi—n que podr’a resultar de tanta prolijidad y meDudencia de noticias, se dar‡ aqu’ una idea general, tocando por mayor algunas de sus circunstancias principales, y de los rios Apure, Meta y otros que le tributan. Sobre el origen o cabeceras del Orinoco ha habido variedad de dict‡menes muy distantes entre s’, y de demasiada prolija discusi—n para este lugar; el Padre Caul’n en su obra moderna afianz‡ndose en observaciones y relaciones m‡s exactas, y confrontando noticias que pude adquirir de los mismos naturales y de otros, las pone en grado y medio de latitud norte, y en los 317 poco m‡s o menos de longitud, en la inmediaci—n de una Laguna, no la del Parime ! o Dorado, como se hab’a cre’do sino otra al Oeste de Žsta algunas | 60 leguas. Desde sus cabeceras corre m‡s de 130 leguas de Este Oeste con muchas vucltas y revucltas inclin‡ndose al Norte hasta | el paraje de su uni—n con cl Guaviari y el Atabapo que le entran, Žste por el Sur, y aquel por el Oeste, babiendo recibido antes al Casiquiari, o por mejor decir desped’dolo de s’, como brazo con que se une y comunica a R’o Negro, y por Žste al del Amazonas; desde el punto de su uni—n con el Guaviari y Atabapo corre del Sur al norte con varias revueltas cerca de cien leguas, hasta frente de Cabruta en la Provincia de Caracas y de Caicara en Žsta, en cuya distancia le entran Por una y otra banda muchos r’os menores , y algunos principales como Vichada, Meta y Apure, que por varios , brazos caudalosos desagua cn Àl m‡s arriba de Cabruta, de aqu’ sigue su rumbo al Este, recibiendo siempre nuevos tributarios, que le juntan su caudal de aguas de las vertientes de las Pro vincias de Caracas, Cuman‡ y Guayana, con que se va m‡s y m‡s, hasta su desembocadura a la mar del Norte, por una ' q_?ÑÑ a 24, o se publica el plano en el ÇBolet’n È de donde ve toma este informe.
pagina: 4 RESACIONES GRçFICAS DEOVENFZULLA +1 multitad de brazos o ca–os que cada uno por s’, es o parece un r’o caudaloso; habiendo atravesado en esta œltima distancia 130 leguas poca 1—s co menos: los pr‡cticos inteligentes es de buena navegaci—n este r’a la Dala de Fajardo;! y de all’ para la Capital tiene algunos malos pasos, particularmente en r’e bajo de bancos de arena, arrecifales v placeres; y siguiendo adelante para R’o Negro su encuentran varios raudales, siendo los principales los de Carin‡s o menos peligroso tr‡nsito chana. çtures y Maipures es malo y sezœn la estaci—n del a–o, que obliga a pasar las en.barcaciones a la sirga, ea cuya maniobra den.uestran los indios su destreza y conocimiento pr‡ctico, arroj‡ndase en sus piraguas y curiaras y sorteando la violencia de la corriente, y peligro de las pe–as. en que parece van a embestir y a hacerse mil pedazos, crece y mengua una vez todos los a–os empezando por el sues de marzo a subir paulstinan.ente las aguas, y por el de agusto en que llegan a su vuelven a bajar con la misma lentitud hasta el de Ll om‡s bajo, habiendo de este ana, la diferencia Baror altura, febrero en que quedan en su nivel al de su mayor creciente, aqu’ en la Nueva Guay de m‡s de trece brazas. En R’o lleno inundan sus derra nes una extensi—n considerable de terreno de los llanos de Caracas y Barinas, y se navega en lanchas, piraguas y curiaras por dilatados campos de arrozales que podr’an cargarse barcos de este grano, y su menguante deja en seco espacios’simas sabanas y plavas que por los meses de febrero, marzo y abril se ven cubiertas de una multitud inmensa de tortugas que salen a enterrar sus huevos en las arenas, y brindan a estos vecinos y naturales con una abundant’sima cosecha de aceite de bastante buen gusto, y de mucha utilidad y poco costo. Para la subida del R’o favorecen los vientos destes (sic) o brisas que reinan ocho meses del a–o: desde Junio inclusive hasta lines de setiembre, que es el tiempo de la fuerza de lus aguas, se experimentan muchas calmas y corrientes Muy r‡pidas; para subir se navega en popa, y para bajar barloventeando; en R’o n sensibles, aunque pocu cn la Capital; en Fajardo dos. y 8 proporla misma bajante las mareas vivas : en Panapana aumenta un pie de agua, ci—n segœn se aproxima a la mar; entra y sube | rapidez de corriente que baja, y cuando est Movimiento, pero en el instante que rompe 2 v las aguas que hab’a aumentado. a marca con ‡ Mena queda casi sin aciar flotan de pronto
pagina: 5 ofrecen de un comercio œtil, activo, y de mucha extensi—n con las Provincias que ba–an, y por las comunicaciones que facilitan hasta lo m‡s interior de estas son Meta y Apure. El de Meta desde su boca hasta las primeras poblaciones del reino de Santa FŽ en Macuco, (7) pr—ximo a los llanos del Gobierno de Santiago de los Atalayas est‡ bastante desierto, o cuando m‡s poblado de indios guajivos, naci—n volante, incapaz de sujeci—n, cobarde y Muy traidora; este r’o se navega en lanchas en todos tiempos, y Aunque tiene varios arrecifales, son de poco peligro, por ser de calidad arenosa de poca resistencia o dureza. En el verano tiene continuas brisas muy frescas, y en el invierno calmas, y mucha corriente, pero por los remansos de las orillas y derrames de las sabanas se navega con menos impedimento; suelen bajar algunas veces los reinosos con cargamentos de harinas, azœcar, lienzos de algod—n, pa–os de mesa, hamacas, frazadas y atras pro Apure: tiene sus cabeceras en el Reino de Santa FŽ cerca de la ciudad de Nueva Pamplona en la serran’a, de donde baja baando los llanos de Casanare, y engros‡ndose con varios r’os que le entran, el de Santo Domingo de la Provincia de Barinas, el de la Portuguesa que lo atraviesa, y hace comunicable la Jurisdicci—n de Guanare y otros menores con que desemboca por distintos danos en el Orinoco a los 734 grados de latitud y 80 leguas poco y de resguardo para otros frutos que suelen conducir, y sin embargo de que venden con bastantes cquidad, les queda una regular B‡nancia por los pocos costos que sufren de conducci—n. Guayana a la Boca de Apure hay otros muchos r’os de menos consideraci—n pero que abundan algunos de ellos de bosques
pagina: 6 RELACIONES GROGRçFICAS DE VENEZUELA 443 y tierras de labor que son a la parte de Cuman‡ y Caracas los nombrados Cari, Pao, Manapire y Gu‡rico, y por la de Guayana Arus, Caura, Cuchivero, con otros muchos riachuelos, a una y otra costa, que por todos ellos se facilita la conducci—n de frutos, con mucho alivio de los habitantes que est‡n fundados en sus m‡rgenes (que est‡n) entre tados el de Caura merece preferencia por la abundancia que tiene de montes, y de superiores tierras de labor en donde se cultivan por los indios aquellos frutos de primera necesidad, y se han empezado algunas cortas plantaciones de algod—n por lus morenos fugitivos de Esquivo, de que se van remitiendo por el Gobierno varias familias bajo la direcci—n del Sargento Comandante de aquella escolta, en donde aplic‡ndose al cultivo de este ramo, podr‡n ser de alguna utilidad, y al contrario en la Capital y sus contornos, aumentando ya considerablemente su nœmero empezaban a ser perjudiciales y a dar cuidado. Poblaci—n. La poblaci—n actual de esta Provincia consiste en once vecindarios cortos de espa–oles repartidos en cuatro ciudades y sicte villas, que unos y otros a excepci—n de la Capital, lo son solamente en el nombre, y sesenta y dos Misiones de Indios que doctrinan los P, P. Observantes en el Alto y Bajo Orinoco desde R’o Negro hasta Nueva Guayana y los P. P. Capuchinos Catalanes de aqu’ para abajo, que todas componen el nœmero de 24.395 vecinos entre espa–oles, gente de color y naturales de ambos sexos, y de todas edades como representa el estado nœmero 1 que acompa–a. Las Misiones que doctrinan los P. P. Capuchinos Catalanes en trece mil indios de distintas naciones, situadas en la parte m‡s importante de mayor cuidado y fŽrtil de este continente, sin embargo de su antigiiedad todav’a se hallan en la clase de nuevas reducciones, y con esperanzas muy remotas de que lleguen al estado de civilizaci—n que se desea, por m‡s que se fatiguen los Religiosos en darles a conocer cuanto les imporla la vida sociable y cristiana, pues no teniendo particular arraigo de bienes, y Cont‡ndose con una corta labranza de malz, casabe y algunas ralces para su precioso sustento todo lo dem‡s lo miran con repugnancia, y somo sujeci—n de que huyen cuanto pueden, para entregarse al ocio y al libertinaje, con no poco riesgo de los mismos Misioneros que quieren contenerlos. Estas Misiones mancjadas bajo el sistema econ—mico que hasta el presente se ha seguido, sin que por esto sea, segœn toda probabilidad, el m‡s acertado ni deje de tener que
pagina: 7 +44 PUENTES PARA LA CIBADORITA a a enmendar a mayor beneficio y utilidad oœn de la Poo; no obstante las m‡s bien provestas. y las que ve hallan ans po Los P. P. Observantes Cono se acaba te decir bunenta Mt los pueblos que hay fundados desde la Capital hasta San Car, de R’o Negro, habiŽndose entregado œltimas once los que naban los Jexu’tas expatriados que hasta fines del a–o de 35 cy vieron sin Minitro Apost—lico, como igualmente los Àhol Alto Ori: noco y R’a Negro en donde los naturales sonam‡s laborio os, hacen sus buenas sementeras para su alimento, covechan cacao silvestre. algunas resinas, frutas Y especios arom‡ticas que ven. espa–oles con otros varios renglones que dan a conocer susi bici—n al interŽs, y lo que han adelantado con el trato yo con nica. de que han tenido con la tropa. La carencia de caro lora aquellos parajes, la suple la pesca, y abundante caco tran en sus selvas, Žstas segœn noticias abundan de no. ere quisitas, de diferentes calidade., que no se ballan en el reto de la Provincia el todo de su variodad, pero se hace nuy bici costoso su transporte por los 1 uchos malos pee ode romina arrecifales, y gran distancia que nedia a esta Capital. Gilirior. Ñ El partido de Giiirior de dia en divo va ens decadencia y aniquil‡ndose el nœmero de espa–olee y naturans que lo habitan. El corto destacamento de tropa que guarneco este puerto experimenta mucha carest’a de v’veres, a excopci—n del casabe y pl‡tanos, y Žstos nada abundantes; carecen de ganado Vacuno, y para conseguir alguna vez carne Çalada necesitan enviar a Barceloneta en distancia tan larga y penosa, que llega sim corrompida, de muy mala condici—n. La numerosa gentilidad que hay en aquellos montes, dan muestras algunas veces de querer volver a su antiguo orgullo, saliendo de cuando en cuando a insultar a los poblados y espa–oles, con quienes han tenido en el a–o pssado de 85 encuentros en que fueron rechazados aunque con algunas muertes de una y otra parte. Tierras, su cultivo y frutos. ÑÑ La costa del Sur del Orinoco desde Punta Barima 20 leguas poco m‡s o menos r’o arriba, es anegadiza a las orillas hasta cerca del ca–o de Carucina, donde la Serran’a de Imataca toma su direcci—n hacia la mar al Sur Sureste de modo que con el ca–o del r’o forman una espaciosa pen’nsula triangular, por donde bajan fertiliz‡ndola los r’os de Amacuro, Arature y Aguirre: toda ella se compone de montes y arboledas de excelentes cualidades de maderas de construcci—n y ES Y GUL Eno to
pagina: 8 Sa MISS CL ALILAS DEOVESLI FLA ue a que se quieran aplicar; tiene muchas tierras de labor, tar conte a las faldas de la propia Serran’a en donde se encuentran libres de inundaci—n y retiradas de la caja del Orinoco, abundante y hermosos valles, que por varias abras se dirigen al intesior del pa’s y tambiŽn se hallan algunas sabanctas de buenos pura ganado. Por los r’vs explicados y ca–os que despiden Àaos y erucsn de unos a otros hay con.unicaci—n f‡cil a toda la lie Potes exten ion de Žsta peninsula y proporci—n de conducir los frutos cuendo Ds hava a la caja del Orinoco a muy poca custa. La disjue amedla de estos terrenos al hato de ganado mayor de mes de P. P. Capuchinos Catalanes es menos de lo que hacia abora se hab’a cre’do; pues habiŽndole faltado v’veres a la Òci—n del reconocimiento de maderas de construcci—n el Co+ ella despach— gente por tierra desde el r’o Aguirre ervn ra abdemado Àl queblo de Cuman‡ que llegaron en un dia a piŽ y se proves de varne y casabe. Desde Carucina curre la Serran’a por la misma ecta lol Oriimco, dejando entre las dos una curta distancia de nonta–a que en el cio Caron’ termina tirando desde aqu’ para el Ocste ura conociŽndose sensiblemente a–a por lo cabe le pasto, ganado y 1 y tanala cordillera para el Sur, haa dei Capital, parece otra es una ÇElrencia grande en el temperamento que se extr a vista la desnudez de la tierra en donde en 2 mori me c‡lido come al listadas muy largas s—lo se ven algunos manchones as sabanas para hatos de ganado mayor. Por la mucha distancia de las tierras de labor y costosa conducci—n de frutos, han adelantado poco los vecinos de la Capital consi tiendo sus labores por la mayor parte en comestibles que De las producciones e algunas seiscientas especie, si A chal, pero buen. apenas alkanzan para el consumo interior. bles se podr‡n cosechar anualment se har’a mayor acopio de esta a la siembra. la villa de Upata. pueblos emiro vargas de tabaco; 3 los vecinos se Tes diese m‡s amplitud par Lo mitad o m‡s se recoje en la jurisdicci—n de v Lo dem‡s en los contornos de esta Capital; y de los de de la Provincia se recojen ocho mil cueros poco m‡s 0 A . mitad de ellos de las inmediatas Provincias; cacao, nO ACA el que se d‡ para el abasto interior, se hace preciso traer uo se racas y Barinas; pero s’ se hiciesen plantaciones de este fra Pe prolucic’a sin duda muy bueno y abundante por la Sa a–il cualidad de los terrenos, y lo mismo se puede aleman de dado a que se ha dado principio con algunas cortas siembras que 382
pagina: 9 OS 446 FUENTES PANA LA NISTORIA COLONIAL DEOVE SEU LA las mejores muestras y aseguran copiosas cosechas, si hulw.< labradores de tal cual mediano arraigo que fomentasen este caro. | El algod—n casi sin cultivo alguno se da en cualyuiera parte de aventajada calidad y rinde cada ‡rbol casi otro tanto m‡s que en las Islas de Barlovento siendo al propio tiempo menos expuestas las cosechas por lo m‡s arreglado aqu’ de las estaciones Çdel a–o; pero como en este comercio se le ha dado poca estimaci—n hasta ahora por el directo a Espa–a, y no se le proporcionaba salida a otra parte, han empezado a desmayar los labradores, a quienes por parte del Gobierno se les habia estimulado al cultivo y fomento de este importante rengl—n. Las existencias de ganado mayor se consideran poco m‡s v menos de doscientas y veinte mil cabezas, las ciento y ochenta mil en el Hato del comœn de las Misiones de los P. P. CapuchinÈs. y las restantes cuarenta mil en los vecinos particulares. La cris de mulas es escasa, como tambiŽn la de bestias caballares, pero la aparente de los pastos y los atajo, de veguas, que se traen de la: Provincias inmediatas, podr‡n facilitar dentro de poco nœmera de a–os la multiplicaci—n de una y otra especio. No obstante el nœmero de cabezas de ganado vacuno expresado se hace indispensable muchas veces ocurrir para el abasto de esta Capital, a los llanos de Caracas y Cuman‡ porque del Hato de las | Misiones es costosa y dif’cil su conducci—n; y el que tienen los criadores particulares sc reduce a hembras y reses nuevas hall‡ndose entre ellas muy pocas de carnicer’a. Comercio. Ñ Ingreso cn las Cajas y Pensiones de la Provincia. El comercio directo de esta Provincia a Espa–a ha hecho pocos : progresos; en tiempos anteriores, vinieron algunos Registros de : C‡diz que retornaron con tal utilidad, cargados con el tabaco que bajaban de Barinas sobrante del nœmero de cargas que entonces daba aquella Provincia a la Real Compa–’a Guipuzcoana, con el | con el que se cosechaba en Žsta con cueros, no qued‡ndoles otro rengl—n que el de los cueros en poca abundancia, no siempre de mayores ventajas, y sin otro algœn recurso, ces— este giro y solo han venido los Registros; por mayo del a–o de 86 una goleta del vecino Don JosŽ Luis Basanta con diez y ocho a veinte mil pesos en caldos y efectos y en marzo del a–o de 87 un bergant’n de Don Manuel Ferr‡n, tambiŽn de este vecindario, con diez A doce mil pesos de cargamento en vinos y aguardiente, quedando dl
pagina: 10 KK _Ñ RELACIONES GEOGRçFICAS DF VEN e Pa’s en la misma necesidad que antes del preciso para el abasto comœn, y fomento de su agricultura. La limitada del comercio interior de la Provincia, se infiere de lo que se acaba de decir de sus frutos y producciones; y el que les vecinos en sus peque–os buques, hacen a las Islas Extranjeras en virtud de concesiones de la Intendencia de Caracas, se reduce a extraer cargamentos de tal cual corto nœmero de cueros y de ganado vacuno y mulas, que para este fin compran en las Provin ias inmeliatas. Adem‡s de la mortandad de animales y otros quebrantos que sufren en la navegaci—n, llegando a aquellas Colonias, se ven precisados muchas o las m‡s veces a vender a precios bajos con motivo de la concurrencia, que hay de otras partes. particularmente de la Nueva Inglaterra con las mismas especies y de mejor condici—n; si retornan negros es forzoso venderlos al fiado, por no haber comprador o dinero contante, perdiendo en la plata 1; y œltimamente cuando la necesidad ha obligado peruarta parte del proe han adelantado; sta cualidad de e : ve mitirles el retorno en efectos de la tercera o Û en 37 ducido de sus cargamentos, Ûs poco O nada lo qu de suerte que fuera de ser un enga–o manifiesto e: giro que alucina a las gentes, ya una vez engolfados se hallan en la precisi—n de continuar para conservar su opini—n, exponiŽndose a la œltima ruina que han experimentado algunos, siendo muy pocos los que han aumentado sus intereses al punto de vivir desem y con una mediana comodidad y decencia y de aqu’ las medios indebidos de que se valen algunos, y los arbitrios del contrabando; contrabando ratero y de poca consideraci—n, propor cionado a sus cort’simos fondos pero perjudicial siempre 8 los reales intereses, y al comercio nacional que se cela por lo tanto : r cuantos medios ordinarivs y extra conocimiento local del Pals. e distintas contribuciones tienen las a–o con otro a catorce mil pesos, fectas ascienden a cincuenta y como demuestra el Estado lar en el descubierto de | la necesidad de ocurrir a ll ias obligaciones, validad que re ps–ados, como es debido, sin perdona vedinarios dicta la raz—n y el El ingreso que por raz—n d Cajas de Guayana, alcanza un Y las pensiones a que se hallan a seis mil seiscientos ochenta y nueve, nœmero 2* que acompa–a resultando qued cuarenta y tres mil pesos, y en Caracas, que hall‡ndose recargadas de sus ProP' no siempre pueden asistir y socorrer con la punt quieren las urgencias.
pagina: 11 RU e ai 448 FUENTES PARA LA HISTORIA CULONTAL DE VENEIUELA Lo expuesto hasta aqu’ manifiesta lo desvalido, lo miserable y atrasado de la Provincia de Guayana, despuŽs de tan larga serie de a–os de su conquista, y ocupaci—n, y de tantos auxilios de caudales, gracias y franquicias con que la corte, conociendo la importancia de su conservaci—n, la ha favorecido y procurado su mayor famento, a que han correspondido tan mal como se est‡ viendo los efectos que deb’an prometerse de la piadosa Real libe. ralidad. Atribœyese en algœn modo este atraso a las inquietudes y frecuentes hostilidades en tiempos anteriores de tanta multitud y diversidad de naciones de indios b‡rbaros que infestaban el Pa’s; pero aun m‡s que a esto parece debe achacarse a haber errado en los principios la elecci—n de los terrenos para la poblaci—n, a que contribuir’a no poco la perplejidad de lo inculto e impenetrable de un Pa’s nuevo, y la obscuridad e incertidumbre que inducen las circunstancias de las Primeras fundaciones dif’ciles de desvanecer, hasta que el tiempo haya ido descubriendo los obst‡culos que imped’an sus progresos. Idea de Poblaci—n que se propone, y algunos medios para realizarla. Ñ En la Real Instrucci—n de 5 de junio de 1762, se previno que para la mayor custodia de la Provincia de Guayana, las internas y Reino de Santa F£, por la introducci—n que facilita la conocida navegaci—n del R’o Orinoco, se mudase la antigua poblaci—n de Guayana a lu Angostura del mismo R’o, donde actualmente se halla, que se hiciesen conducir los ganados, y se les diesen pastos de all’ para arriba, y que no se permitiese hacer huevas sementeras de v’veres en las m‡rgenes del Orinoco de la Angostura abajo, con lo dem‡s que en ella se expresa. Por la de que impulsaron esta soberana resoluci—n, fuŽ que se hallaban desabrigados y bien distantes de dichas fortalezas, de suerte que siendo la Boca Grande de Nav’os por donde los enemigos podr’an dirigir cualesquiera invasi—n que intentasen se encontrar’an pre trabajo, dilaci—n y riesgo, s’ esto les faltase. No desconviniendo de la solidez estay razones en el tiempo que se tuvieron presentes,
pagina: 12 HETACIONS GEOGHçTICAS DE VINELUELA 449 y contrayendo a ellas mismas el dicurso (s’c) y a lo que parece exigen las ya distintas circunstancias del d’a, se expondr‡ lo m‡s conveniente a lo que por tal se estima al mejor servicio del Rey, y al fomento de este Pais. La costa del Norte del Orinoco desde la Capital hasta Barrancas de Guamapo (240), 8 leguas m‡s abajo de los castillos de la Antigua Guayana, se halla poblada de fundaciones de hatos de ganado mayor por los vecinos de la Provincia de Cuman‡, teniendo inmediata las nuevas reducciones de P. P. Capuchinos Aragoneses, quienes en el propio terreno segœn noticia, pretenden hacer Pueblo de Naturales. La del Sur, siguiendo de la Angostura o Capital para abaio, tambiŽn est‡ ocupada con hatos, y varias labranzas y sementeras hasta el R’o de Caron’, San FŽlix. San Miguel y Santa Ana de Puga (?) en terreno fŽrtil para la agricultura y abundante de maderas de construcci—n y no obstante que en virtud de las Reales disposiciones citadas se demolieron y transmigraron los cuatro pueblos de Piacva, Uyacoa, Tipuma y Upata, no por esto se ha quitado al enemigo la proporci—n de poderse proveer m‡s abajo de los castillos, de los v’veres y dem‡s auxilios que necesitase, antes bien los hallar’a ahora con m‡s comodidad en las sabanas llenas de ganado del Pueblo del Palmar 25 leguas m‡s abajo de la antigua Guayana, cerca del R’o de Imataca, por donde los mismos Misioneros, en tiempo de guerra manifestaron sus temores de ser sorprendidos; causando no pocos cuidados al Gobierno lo expuesto y desabrigado de su situaci—n. Hallar’alos internado por el R’o de Aguirre (?), en las Misiones de Cuman‡, Mismo, Tupuquen y otros que demoran aœn m‡s al Oeste, (sic) de donde como ya queda dicho se provey— de carne y casabe, la gente de la expedici—n de reconocimiento de montes que se acaba de practicar; y finalmente los encontrar’a tambiŽn en la costa del Norte, jurisdicci—n de Cuman‡ a las 8.0 m‡s leguas antes de llegar a las fortalezas, y la comodidad de poder marchar por tierra llana a donde quisicse dirigir sus operaciones. DeduciŽndosc de lo expuesto no solamente no haberse conseguido el fin de privar al encmigo de enemigo de los auxilios de v’veres, pr‡cticos y dem‡s, sino antes bien, por los accidentes explicados habŽrselos facilitado con ventajas de aumento y mayor abundancia; y por lo tanto quedar vanecidos aquellas causas o consideraciones que han impedido la poblaci—n desde la Boca de Nav’os a las fortalezas de la Antigua Guayana, y de consiguiente deberse mudar de sistema en
pagina: 13 450 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUYLA _ esta parte acomod‡ndose a las distintas circunstancias del d’a, y solicitando el remedio por el tŽrmino contrario, proceder sia pŽr. dida de tiempo a la ocupaci—n y poblaci—n de aquellos terrenos que se considera ser el m‡s eficaz y œnico para impedir la entrada tanto por la parte del R’o Orinoco, como por la de Cuyun’. en donde introducidos los holandeses como en el art’culo que trata de este R’o, se ha hecho presente, y alegando posesi—n como lo han hecho por su Embajador en representaci—n de 4 de Agosto de 1769 de que se pas— copia a este gobierno es de temer, si no se les opone algœn —bice, que extendiendo cada vez sus l’neas aprovechen la primera ocasi—n a pretexto cualquiera de ir adelantando sus establecimientos e ideas de su comercio y trato clandestino tan perjudicial. Del Orinoco al Cuyun’ Norte a Sur median 30 leguas, y del Seste (sic) a Oeste hasta las Misiones de Guayana y Hato de ganado mayor del comœn de ellas, mucho menos, de modo que entre Žstas, las tierras bajas de la costa y las montuosas forman un estrecho cafi—n f‡cil de llenar con un proporcionado nœmero de fundaciones œtiles; mayormente auxiliando los R. R. P. P. Capuchinos como se cree de su religioso celo, y amor al servicio del Rey, lo har‡n gustosos porque de ello les redundar‡ tambiŽn la ventaja de asegurar las espaldas de sus Misiones, y de poder ejercer con m‡s tranquilidad su apost—lico Ministerio libres de los sobresaltos con que al presente viven, y como quiera que todo el terreno que media m‡s all‡ de Cuyun’ hasta las cabeceras del Parime y Curaricara, ya en el d’a m‡s explorado se halla no ser, ni con mucho de la extensi—n que hasta ahora se hab’a imaginado, puede esperarse con razonable fundamento que dentro de poco nœmero de a–os, se hallar’a ventajosamente ocupado, interpolando pueblos y hatos extendiendo sus fundaciones los criadores, los labradores y vecindarios, sus planeaciones y sus reducciones los R. R. P. P. Misioneros, quienes estrech‡ndose mutuamente unos y otros continuar’an sus establecimientos en las grandes sabanas y m‡rgenes de los R’os que tiran al Sur hacia las expresadas cabeceras. Facilitar’a por otra parte y ayudar’a mucho al intento el ser por lo m‡s, pa’s de llanuras y de temperamento benigno y saludable, como lo comprueba la experiencia de las nuevas reducciones de P. P. Capuchinos avanzadas en razonable distancia, cuya proximidad de sus Misiones, y Hato de Comunidad, proporcio
pagina: 14 o RELACIONES GEOGRçFICAS DE VENEZUELA 3451 nando el abasto de pan y carne allanar’a el obst‡culo mayor de 1 todu muevo establecimiento. ! Parece convendr’a por las razones insinuadas dar principio a la poblaci—n en aquellos terrenos m‡s inmediatos a los tŽrminos de las posesiones extranjeras, pero los indispensables crecidos gastos que se causar’an, la dificultad de conducir ganados, v’veres, y dem‡s auxilios a tanta distancia, y la de encontrar colonos, que quisiesen desde luego establecerse en unas tierras nuevas, remotas Á y faltas por ahora de comunicaci—n persuaden a que la primera fundaci—n se haga a orillas del Orinoco, en el Ca–o de Carucina, a bien en el de La Campana, distante 20 leguas poco m‡s o menos de las bocas, de tierras altas, bien ventiladas y fertil’simas, donde en la actualidad, se hallan congregados m‡s de tres mil indios Guaraunos, que servir’an mucho para el intento y adonde con menos repugnancia concurrir’an pobladores, por la comodidad de tener m‡s pr—ximos los v’veres, socorros prontos en caso de necesidad, maderamen abundante para fabricar sus casas, sus labores a la vista y f‡cil conducci—n y salida de sus frutos. Puerto de Registros. Ñ Esta primera fundaci—n en Carucina o bien en La Campana (v’c) como que ha de ser el punto de apoyo de las dem‡s, y de donde les han de ir los auxilios necesarios merece ! la mayor atenci—n, y que desde el principio se ponga todo el esmero : posible en fomentar y aumentarla, su situaci—n favorable en uno | de los brazos principales del Orinoco, ofrece muchas ventajas y a mayor comodidad del comercio un Puerto de Registro seguro, f‡cil de defender, a proporcionada distancia de la boca principal, o entrada del R’o, y sin el inconveniente que ahora se padece de haber de subir las embarcaciones ochenta o m‡s leguas hasta esta Capital, por varios malos pasos que hacen penos’sima su navegaci—n, y recargan de costos los gŽneros y efectos por la mucha dilaci—n habiŽndose experimentado en algunas ocasiones haber gastado m‡s tiempo desde las bocas aqu’, que de Espa–a a las bocas, Agregase que en el de R’o bajo (a lo menos cuatro meses del a–o) no pueden salir cargados los barcos de este Puerto a causa del poco fondo en el paso, que llaman de Acamo que obliga ir a tomar la carga en Caron’ adonde con anticipaci—n es necesario remitirla; resultando de esta pr‡ctica, adem‡s de los perjuicios, que reportan al comercio leg’timo el facilitarse en algœn modo el clandestino, Ein que el celo y vigilancia de los Ministros principales, por m‡s que se esmeren pueda estorbarlo del todo.
pagina: 15 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Formada esta primera poblaci—n con el fin expresado, se seguir‡ fundando tres, cuatro o m‡s pueblos hacia lo interior de aquella pen’nsula, y œltimamente una villa de espa–oles a orillas del Cuyuni. en el punto poco m‡s o menos de la uni—n de este R’o con el de Tupano, que ser‡ conducent’sima en dicho paraje, para auxiliar los progresos ulteriores de la Poblaci—n, para cubrir esta avenida a las Misiones e impedir la fuga de los Indios, su comunicaci—n con los holandeses de Esquivo, y la internaci—n de Žstos, a sus tratos y perjudicial comercio de poytos (sic). Colonos. Ñ La experiencia pr‡ctica de algunas nuevas funda: ciones en estos pa’ses ha hecho ver que el mŽtodo de traer familias a todo costo de Europa u obligadas de las mismas Provincias vecinas, no siempre produce los mejores efectos, antes al contrario se han visto desvanecer semejantes Colonias en muy breve tiempo despuŽs de fundadas y de haber causado al Real Erario conside rables infructuosos gastos. Por lo tanto, ser’a muy de desear que los nuevos pobladores acudiesen voluntariamente, atra’dos Çle las conveniencias de un establecimiento m‡s ventajoso que el que dejaban, y de las gracias y prerrogativas con que se les debe brindar. De los que vienen en estos tŽrminos y sucede ser la mayor parte gente pobre que no tienen principio alguno para emprender labores de consideraci—n, ci–Žndose œnicamente a las que con su trabajo personal pueden cultivar para sacar una escasa subsistencia. ç Žstos para animar y atraerlos, convendr’a se les suministrase de cuenta de la Real Hacienda con quŽ mantenerse en los cuatro o seis meses primeros de su llegada, tiempo en que podr‡n fabricar sus casas, y hacer sus sementeras de casabe, ma’z, pl‡tanos, y dem‡s necesario. De esta cualidad de pobladores no pueden prometerse progresos r‡pidos ni mayores ventajas en los principios, pero puestos y arraigados ya en unos terrenos, cuya fertilidad les asegura el buen Žxito, y recompensa m‡s que regular de sus tareas se aficionar‡n al trabajo, se animar‡n y ayudar‡n mutuamente, como entre vecinos arbitrar‡n los medios de la pesca, caza, y otros para mantenerse sin costo para economizar y ahorrar, y la emulaci—n y ambici—n del interŽs los alentar‡ insensiblemente a que adem‡s de los frutos comestibles y de primera necesidad promuevan poco a poco el cultivo de otros de m‡s valor; y como la multitud, aunque de partes diminutas, hace cuerpo, muchos pocos engrosar‡n los ramos particularmente los del algod—n y tabaco, si de Žste a su tiempo tuviese por conveniente el ampliarles su siembra bajo las
pagina: 16 2 TLACIONES OFOGRçFICAS DP VENEZUELA 453 reglas generales de adiministraci—n u otras que parecicse m‡s del caso prescribir, pr ser capaz este solo ramo de proporcionarles les medios de entablar otros de consideraci—n, cun que vivificar en esta Provincia un comercio activo directo a Espa–a. Hombres de caudal por lo regular son los menos que concurren a nuevas poblaciones, porque huyen del trastorno que causa la mudanza de domicilio y s—lo el aliciente de gracias particulares que les aseguren conocidas mayores ventajas es capaz de obligarles a semejante resoluci—n, si mediante las que tenga a bien franquear la Real piedad, se pudiese lograr un nœmero competente de familias de esta clase ser’an m‡s veloces los adelantamientos, pues a proporci—n de los fondos de cada uno extender’an sus posesiones pondr’an en valor las tierras, y se har’a abundante acopio de frutos con que dar’a vigor al comercio nacional, los pobres al arrimo de los m‡s acomodados hallar’an calor y ocupaci—n en que lucrar y adelantar sus respectivas labores e industria, y los ricos por su propio interŽs, se mover’an a entablar fundaciones de hatos, y como para su regular multiplico, es preciso tengan la extensi—n de una, dos o m‡s leguas se les repartir’an las tierras a proporci—n, en cuyo caso. era indubitable la ocupaci—n de las que median hasta el Cuyuni con corto nœmero de criadores formales, y su continuaci—n m‡s all‡ en las llanuras que siguen hacia las fronteras. Aun m‡s necesario que criadores o due–os de mucho nœmero de ganados, son los labradores que tengan copiosa esclavitud para la agricultura, que es en lo que consiste el verdadero principal fomento de un pa’s, y con lo que se logra ponerlo en el estado de opulencia de que sea susceptible. En las Provincias inmediatas, y particularmente en la de Caracas cuanto es f‡cil hallar criadores acomodados, tanto ser’a dificil conseguir de los otros que quisiesen mudarse, a parajes no bien conocidos, porque adem‡s de poseer Haciendas considerables y suficientes tierras de labor disfrutan un comercio, que les pmporciona el expendio de sus ensechas; y aun cuando algunos se inclinasen, les prestar’a el pensamiento la dificultad de encontrar quien les comprase a precio regular las Posesiones que dejaban, o los retracr’an las contingencias insepamoles de una trasmigraci—n de esta naturaleza, que en gente de gœn acomodo y arraigo son de consideraci—n. ha Estos inconvenientes podr’an vencerse del mismo modo que en dea de Trinidad de Barlovento si tal vez no resultaban mayores dar entrada a familias de las Colonias Extranjeras, en que sÛ
pagina: 17 454 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DZ VENEZUELA omite por lo tanto m‡s explicaci—n dejando a ln superior sabia penetraci—n de quien puede y debe deliberar en materia de tanta importancia, y se propone por ahora que para dar principio a la ocupaci—n de los terrenos, se eche mano de algunas familias de la propia Provincia, en el nœmero que permita su escasa poblaci—n, y de las que quieran pasar voluntariamente de las de Cuman‡, Caracas y Barinas, que no dejar‡n de presentarse algunas, que en los parajes que abandonan no har‡n mayor falta, y en Žstos podr‡n con el tiempo ser de mucha utilidad. Si en la Capital se dejase al arbitrio de los vecinos no hay duda que muchos, o los m‡s de los antiguos transmigrados abrazar’an gustosos la suerte de ira establecerse del Presidio para abajo, por la experiencia y conocimiento que tienen de la facultad de aquellas tierras, de la abundancia de pescado, cacer’a y otras conveniencias de que conservan aun frescas aun las especies, y muy tierna memoria. Peru admitiendo a los que se tuviese por conveniente, a los dem‡s se les deber‡ contener porque en ningœn tiempo se ha de permitir siga atraso a la Capital, antes al contrario se ha de procurar su mayor fomento, respecto que adem‡s del valor con que en el d’a se halla. es por su situaci—n un puerto importante, y por la comodidad de su comunicaci—n con las Provincias inmediatas. Los R. R. P. P. Capuchinos Catalanes el a–o de 77 por un efecto de su celo y amor al servicio del Rey, hicieron la oferta de doce mil cabezas de ganado vacuno, que S. M. se dign— admitir. y mandar se distribuyesen entre los habitantes pobres para aumentar la cr’a, lo que por varias casualidades no tuvo entonces efecto, ni despuŽs, y se hace presente en esta ocasi—n como un arbitrio favorable al asunto de que se trata, y que en ningœn tiempo pudo tener mejor aplicaci—n que ahora pues con este alivio, y tal cual principio de fomento se animar’an algunas pobres familias a establecerse en las nuevas fundaciones a quienes luego que tuviesen casa poblada, se les distribuir’an a prorrateo y proporci—n de su nœmero de 25 a 300 m‡s vacas con sus correspondientes toretes a cada familia; con la condici—n de que no pudiesen matar, vender ni enajenar hasta pasados lo menos tres afios, para que de esta suerte, adem‡s de hallarse despuŽs con una mediana comodidad, se lograse con el mœltiplo en poco nœmero de a–os la extensi—n de las posesiones y mayor ocupaci—n de los terrenos. Conseguida Žsta en los tŽrminos propuestos desde Carucins hacia adentro y fundada la œltima villa de espa–oles, en el pa"
pagina: 18 RELACIONES GEOGHçFICAS OF VENEZUELA 455 raje se–alado, resultar’a una barrera de no poca seguridad contra las correr’as y perjudicial trato de los holandeses, se har’a transitable el pa’s por caminos abiertos para la correspondencia mutua de lus labradores con los criadores y entre los pueblos, y se facilitartan las dem‡s exploraciones que se quisiese y conviniese hacer por las grandes sabanas que tiran al Sur, y por esta misma direcci—n se ir’a a dar con los parajes del establecimiento, o como repœblica independiente de los negros levantados fugitivos de Esquivo y Surinam, y como Žstos lo que pretenden es mantener su libertad, podr’a serles grato el que de nuestra parte se ofreciese conserv‡rsela, bajo de ciertas condiciones, que podr’an redundar en utilidad y mayor aumento de la Poblaci—n, pero con las precauciones y desconfianza que requiere siempre usarse Con semejante casta y cualidad de gentes. Y finalmente se lograr’a la reducci—n de tantas naciones de indios gentiles que habitan este dilatado centro, los que viŽndose estrechados por todos lados. se dar’an a partido, que de otro modo es imposible pueda conseguirse en mucho tiempo con muy crecidos gastos. Los noticias Çde los progresos de las nuevas fundaciones animarian probablemente a muchas familias de los Distritos de Caracas, Cuman‡ y Barinas a venir a establecerse en los terrenos del Presidio abajo, o en los de la Capital. donde se aplicar’an a la labor o cr’a de ganado, a que generalmente propende la mayor parte de estas gentes, a quienes del mismo modo que a los primeros fundadores se les repartir’an solares y tierras con lo que se aumentar’an los vecindarios espa–oles y a su vista y ejemplo se civilizar’an los naturales, inclinando a Žstos a vivir en los Pueblos de aquellos y viceversa, sin que por parte de los Misioneros se pudiese impedir particularmente en los que se fundasen de nuevo. por haber acreditado la experiencia a lo menos en estas partes de AmŽrica que los Indios mientras los mantienen separados del trato comœn y general, nunca se apartan enteramente de las ideas de sus antiguas supersticiones antes bien permanecen con muy corta diferencia tan rœsticos y poco racionales como cuando salieron de sus selvas, aunque no sin trascendencia y bastante astucia para lo malo. Comercio por Meta y Apure. Ñ Con dolor se ven malogradas las ventajas que brindan al Orinoco los R’os de Meta y Apure. por falta de ampliarles un giro regular a sus habitantes con la Capital de Guayana, giro que en otros tiempos no muy remotos
pagina: 19 456 FUENTES PARA La HISTORIA COLONIAL DF VENY71 FLA mientras estuvo corriente, rindi— Žl solo a las Cajas Reales m‡s que al presente todos los ramos juntos, y a la poblaci—n muy considerable aumento, como lo patentifican la Villa de Caicara y otras que deben su tal cual incremento a aquel corto tiempo de franquicia, y la Cnpital muchos de sus vecinos que bajaron de Barinas y otras partes a establecerse, y que cesando este comercio, ces— su concurrencia, y aun se retiraron varios, perdidas las esperanzas del adelantamiento que solicitaban; y no obstante que por Real CŽdula de creaci—n de la Comandancia de Barinas, se reune expresamente su comercio por Apure al de esta Provincia, hasta el presente sin embargo de haber pasado algœn tiempo, es poco lo que se ha adelantado del estado en que antes se hallaba, debe consistir esto sin duda en la falta de fondos de los Registros de Guayana para los retornos, pues sin estos no pueden experimentar ventajas los habitadores de una ni otra Provincia, viŽndose por esta raz—n los de aquella en el sensible caso de malogr‡rseles algunos frutos que pudieran aprovechar con utilidad si el giro de Espa–a a Guayana estuviese corriente. Los mismos o mayores perjuicios reporta el comercio por el R’o de Meta respecto a la distancia en que se hallan aquellos habitantes de los Puertos del Reino de Santa FŽ, y de su Capital, ' | que por los costosos transportes por tierra, no se empe–an en ade lantar sus labores todo lo que pudieran, cuando sin disputa la | Pingiledad de aquel suelo pudiera producir copiosos cosechas de | trigo, a–il, algod—n, lanas, cueros, cordobanes, azœcar, etc., conque engrosar œltimamente este comercio, y el directo a Espa–a por la v’a del Orinoco, los que por falta de este giro cst‡n sin m‡s salida que lo que emplean en sus f‡bricas de mantas, colchas, lienzos de algod—n, y otros renglones ordinarios para el consumo interior, de que bajan de tarde en tarde porciones cortas y alguna harina y az‡car a esta Provincia retornando su producido en dinero efectivo, por no permit’rseles en otra cosa, con grave perjuicio de este Pa’s por la extracci—n de su corto numerario, y de los propios Reinosos que se ven imposibilitados de proveerse de herramientas, y dem‡s œtiles necesarios para la Agricultura, de que padecen mucha escasez, y en sus labores considerable atraso, y padecer‡n muentras no se establezca el comercio rec’proco entre Orinoco, y los partidos de Meta, Casanare, Macuco y Santiago de las Atalayas, y se Proporcione a aquellos moradores la extracci—n de sus
pagina: 20 HELACUILTAS ErOoRçTICAS DI VENTO YA 437 frutos, y el retorno de lo que les produjesen, en los efectos exprecados y dem‡s renglones propios para el uso y consumo del Rey. Encorporadas estos partidos al comercio de Guayana no ser’a dificultoso aun en el estado presente despachar a Espa–a dos a tres Registros al a–o, con el cacao, cueros, algod—n y otros frutos, que en aquellos territorios, y en los de esta Provincia, pudieran recogerse. El giro de Santa FŽ por Cartagena, podr’a padecer algœn menoscabo, en la desmembraci—n de unos distritos, que le contribuyen con su industria, pero concedida la importancia de la Provincia de Guayana, por su situaci—n y dem‡s circunstancias que la recomiendan, y atendida su actual miserable constituci—n. y la necesidad de fomentarla, parece no hay consideraci—n a que no deba preponderar la de ponerla en el estado m‡s respetable de defensa, que solo podr‡ conseguirse aumentando su poblaci—n y agricultura, extendiendo su comercio, animando en sus habitadores la aplicaci—n e industria, mediante las gracias que se les do a los transmigrados y nuevos quieran dispensar: y concedien e solares y tierras colonos, adem‡s del repartimiento gratuito d de labor, y criar ganado, excepci—n de derechos de entrada de esclavns, herramientas, y efectos precisos de agricultura y del consumo de los trabajadores y peones, por el tŽrmino de diez a–os; y para este fin la extracci—n a las colonias extranjeras de mulas, ganado vacuno y primeros frutos de sus cosechas, por un tiempo se–alado y bajo una moderada œnica contribuci—n. la que la Real piedad tenga a bien imponerle. Ñ Guayana, 10 de julio de 1788. Ñ MU iguel Marmi—n. Ñ (Hay una rœbrica.) Ñ [Conforme con su original. Sevilla y Enero 1* 1882. Ñ Archivo General de Indias. Es copia del documento original que obra en esta Archivo General de Indias. El Archivero Gefe, P.O. JimŽnezPlacer. es la que acostumbra usar Certifico que la firma que antecede Archivo de Indias y el Carlos GimŽnez Placer empleado en este sello, el que se usa en dicho Archivo. Sevilla, 10 Enero 1882. El C—nsul de Venezuela, Mant. Tob’a.| mo VIII, folio 145. Archivo Nacional. Ñ Papeles del doctor Juli‡n Viso. To Caracas, Marzo Y tomado del Bolet’n del Archivo General de la Naci—n, abril de 1943, No. 115; en p‡gs. 311 ‡ 328.
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