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---title: "Historia de las misiones de los Llanos de Casanare y los r’os Orinoco y Meta Parte 2"authors: "Padre Juan Rivero" date: 1776-01-01---LIBRO SEGUNDO. DESCUBRIMIENTO DE LA NUEVA ANDALUCIA, o Y PROGRESOS | DE SUS CONQUISTADORES, hasta el tr‡nsito de los primeros Misioneros. CAPITULO PRIMERO. BREVES NOTICIAS DEL DESCUBRIMIENTO de las Indias , y de los primeros Religiosos , que pasaron a ellas, IOS , cuya naturalell za es bondad , haPal biendo criado la ticr| ra , y llenadola de varias criaturas , que predican , y d‡n ‡ entender sus invisibles Atributos , como en parte consta de lo que dexamos escrito, determin— en la eternidad mani festar al tiempo oportuno parte de esta tierra al Pueblo Chrisriano, que por muchos siglos la Áignoraba; para que considerando Žste la alteza del precepto del amor a sus proximos , que sin noticias del Criador , corren su miserable vida, procurase traerlos al fin, para que fueron criados , y alabasen al Se–or de todo , dandole honra, y magnificencia. Llegaron los a–os de mil , quatrocientos , noventa, y Çdos ; y Žste fue el tiempo ,en que la Divina Providencia , que no se enga–a en su disposicion , habia ordenado manifestar , y dar ‡ Espa–a el gran pedazo de tierra del Nuevo Mundos y dispuso con suavidad , y fortaleza su descubrimiento para exaltaci—n de su Nombre , para bien de esta Monarquia, y para que las gentes , que le habiraban , viniesen al conocimiento de la verdad, Tom— por instrumento de es O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 0 :1T1O esta gran SU al excelente Cosmograpbo , y perit’simo Piloto Christoval Colon , quien alcanzando por su ciencia, y algunas noticias de la casualidad, que ‡ las partes del Poniente habia tierras hasta entonces no conocidas de los que estaban en las otras tres partes del mundo, hizo todo lo que pudo para conseguir lo que pensaba; y acudiendo (despues de otros Monatcas, que tœvieron a desvaÇr’o sus juicios) 4 a los Reyes Catholicos , que entonces eran de Esa–a Don Fernando el V. y Do–a Isabel de buena memoria 3 y a quienes renov— despues el titulo de Catholicos * por los muchos con que lo merecieron el SS, P. Alexandro VI; consigui— despacho , y av’o para la plantificacion: de su proye—tado pensamiento. Dispuesto su vi2ge empez— Colon ‡:surcar las olas del Athlantico , y dexando atr‡s las Islas Canarias , descubri— finalmente el Nuevo munÒdo , a quien di— nombre de Indias Occidentales el mismo a–o de mil, "quatrocientos_ , Roventa , y dos. "Vuelto a Espa–a con algunas muŽs:tras de las riquezas ,' y opulencia de la tierra, que habia prometido, se alegraron nuestros Monarcas, dando. gracias al Se–or dador de los Reynos , y Coronas; y Žl prosigui— sus viages para continuar sus empresas , y Nueva fortuna , si se puede llamar fortuna lo que es disposicion , y obra de Dios para el mayor bien de los hombres, que habiraban esta quarta parse del mundo,‡ quien llman comunmente la çmerica. Historia de la nueva Andaluc’a. No me alargo , ni especibico este punto por ho ser mi intento escribir Historia general de las Indias , de que hay Obras largas, y eruditas; y solo me contento con esto , para que sirva de preambulo a la Historia de la nueva Andaluc’a propio argumento de esta Obra: sin omitir quienes fueron los primeros, que evangelizaron el Reyno de Dios en aquellos primeros descubrimientos À pues de sus luces se difundieron las hermosuras ‡ otras partes. Descubierto, pues, este Nuevo mundo , y halladas en Žl muchas Gentes, y Naciones Barbaras , que sin ley, mi orden, atropellando la razon , vivian en las unieblas de la Infidelidad ; fue uno de los primeros cuydados de los Reyes Catholicos, sl guiendo la naturaleza de la Charr: dad, que nos manda hacer bien ‡ otros proximos , el procurar para aquellas partes fieles Ministros, Òy Predicadores del Evangelio , que anunciasen la DoŽtrina Chrisciana a aquellos Infieles; en cuya her—y Çca empresa toc— la gloria de ser los primeros , Que en aquellas nuevas tierras levantaron el Imperio de la Cruz, y las consagraron con la celebracion delos Divinos Misterios, Noa e. : . a los hijos de mi Serafico P. $. Francisco, quien, se–alado con las se= AS o. ales de Dios vivo, dese—: siempre el cumplimiento de la voluntad del Se–or , de que todos los hombres fuesen salvos; y ense–—, asi. por 7 P palabra, como por obra 4 sus hijos la pr‡—tica de este Apostolico Ministerio, En O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 1 Libro. Cap. L Entre otros Religiosos del Orden Serafico , cuyos nombres no dicen los Chronistas, fue el V.P. Er. Juan Perez de Marchena de la misma profesion , hijo , y alumno de la Provincia de Andaluc’a entonces Custodia,Guardian del Convento de nuestra Se–ora de la R‡bida del Lugar de :Palos Arzobispado de Sevilla 3 À quien , lleyado de buen espiricu, acompa–— priw: mero al Almirante Colon en uno de sus primeros descubrimientos; y tomando tierra en la Isla Cariv‡na,. 4. quien se di— nombre de Isla Es pa–oka, y adonde se di— principio. a la Ciudad , que hoy permanece. con nombre de Santo Domingo;. hizo edificar, lo mejor que pudo, . una Capilla con el nombre de la Nauvidad , y celebr— en ella el Sacrosanto Sacrificio de la Misa , que fue la primera, que se dixo en aquel Nuevo mundo , y aquella Capilla la primera Iglesia de todas las Indias Occidentales , y un hijo del Serafico P. S. Francisco el primer Religioso, que bendixo aquella tier= ra con los Misterios de nuestra justificacion , y traxo esta grande coloria a su Serafica Madre. En dicha Iglesia mor— por al. gun tiempo con sus compa–eros el V. Marchena, hasta que se tomaron otras providencias, y se fueron dividiendo a la conquista > y conversion de los Infieles ‡ nuestra Santa FŽ Catholica. Esta gloria, ue el Se–or dador de todo concedi— ‡ la Religion Serafica por su hijo el V. Marchena , se la disputan, y aun niegan algunos, eizu 11 TI. lando mejores Charismas; pero ties: ne buenos, y fundados derechos, y ninguna culpa , en queel gran Padre de familias Dios le hiciese la gracia de primera en la cultura de su Vi–a , conduciendo a. sus hijos al trabajo a la hora. de prima ,:+p. ‡ los dem‡s ‡ la de tercia hasta la, undecima; 3 y No se quexan los Fran=. ciscanos (aunque primeros) que los igualen con los nov’simos. Por'esto , aunque no esmi intento escribir apolog’a , ni lo permite la brevedad que sigo, me precisa decir algo de esta gloria de mi Religion , que cuenta por una de sus apreciables alajas. Mueveme y'adem‡s de lo dicho , el haver visto en la Porter’a del Convento de RR.PP, Mercenarios de la. Ciudad de Caracas un lienzo , y en Žl pintado un Religioso, y al Almirante Colon con sus Soldados ; suponiendo, que los primeros , que le acompa–aron en su descubrimiento, y predicaron en aquellas partes, fueron Religiosos. de la Merced. Esto lo dice en sus Chronicas el R. P. Fr. Alonso Remon del Orden de la Merced 5 donde niega absolutamente , que el Y. Marchena pasase , O viese las Indias. No se puede reprehender ‡ dicho R. Chronista , que quiera hacer ‡ sus Religiosos los primeros Operarios de aquellas musticas labranzas, siendo , como es , tan apreciable esta gloria; pero lo funda en unas leves conjeturas , como se puede vŽr en el tom. 2. de la Historia General de su Orden, lib. 11. cap. 6. y las que yo omiro por la bre ye O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 2 112 vedad, y llevarme toda la atencion lo que dice en el lib. 13. cap. 4. que es lo. siguiente : ,, Fr. a Juan Perez de Marchena de la È Orden de San Francisco no vi— ÈÈ jam‡s, ni Indias de Nueva EsÈ pa–a, nt del Perœ, ni Isla de SanÈ to Domingo , ni Cuba; sino soÈ lo que se hallaba en casa de È BarcholomŽ Colon hermano de È Christoval Colon en la Isla de la ÈÁ Madera::: y que Fr. Juan Perez È aconsej— ‡ Christoval Colon, tra3 tase de aquel . descubrimiento: È; pero no sŽ, que por esto se le de> ba a Frayle Francisco todo el bien Historia de la nueva Andaluc’a. que no es ambiciosa , y que no se irrita , le es preciso gozarse con la verdad atributo de la misma charidad , de haber sido los hijos de San Francisco , y entre ellos el primero de todos el V, Marchena, los primeros que entraron la hoz en aquella mies; yA para coger la que estaba sazonada; ya para no ses gar la que no habia llegado al debido incremento 5 y y‡ para dese char la podrida , que no podia llevar frutos de honor, y honesstidad. Esta verdad la confiesan llas namente nuestros Historiadores , y * muchos de los estra–os; engre los È Je las almas, y aumento de ReyÈ Bos, que hasta ahora hay aumenÈ tados. ÒÒ Hasta aqui dicho R. P: donde se vŽ, quita a Fr. Juan Perez quales el R.P. Geronymo de Plari lb. E de la Compa–ia de Jesus, dice: que star. 6.1 los primeros, que pasaron con Chris fol. 313, de Marchena la gloria de haber dicho la primera Misa en aquellos parages , y haber fundado la primera Iglesia en aquel Nuevo mundo, que esel hijo de San Francisco , por donde su Orden quiere tener la gloria de primera en las Indias; y siquiera le hizo la gracia de nov’simo para la labor de aquela heredad del Se–or. : Empezando por las ultimas palabras: tan lexos esca la Religion de San Francisco de atribuirsclo todo, que siempre est‡ publicando lo mucho, que trabajan en aquellas Regiones las otras Sagradas Re" ligiones , y sus celosos Ministros complaciendose mucho en el Se–or , que lleven las obras de sus manos tan copiosos frutos , sexagesimo , y centesimo ; pero como es to lo hace guiada de la Charidad, toval de Colon a las Indias, fueron Frayles de San Francisco; aunque no hace especial mencion de Fr, Juan : Perez de Marchena; pero s’ la hicieron nuestro llustr’simo Annalista Wadingo candido amador de la verdad ‡ los a–os de mil, quatro' cientos, noventa, y dos, y mil, quatrocientos, noventa, y tres, y el Reverend’simo , e llustr’simo Gonzaga, quien historiando la Provincia de Santa Cruz de la Espa–ola, dice: ls namgue Frater Foannes Piretins primo in istam Insulam ( habla de la Espa–ola ) ingressœs , Straminaceum Tuguriolum sivi edificari jusis,inibiqueprimum Sacrum fecie ; atque denum Encharistia Sacramentum aservandum curavir; Û hac prima Occiduarum. omnium Indiarum Ecclesia est. Es de saber , que este Hustr’slmo es de tanta autoridad, y peso, que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 3 Libro II. Cap. L que se le debe creer sin peligro de enga–o , mientras –o conste con evidencia, que fue mal informado; lo que no se provar‡ en este punto; ni menos nos mostrar‡n instrumento , que haga fŽ , de lo contrario. Siendo , pues General de la Orden el Rmo, Gonzaga, despach— Cartas circulares por todas las ProÒvincias de la Religion repartidas por todas las quarro partes del mundo el a–o de mil, quinientos, ochenta , y tres, mandando , que todas le administrasen todos los materiales , y noticias de las cosas memorables , fundaciones de Conventos , %c. para componer su insigne Obra de la Chronolog’a Serafica, Obedecieron todas , y le enviaron , y comunicaron los Testimontos mas bien fundados, y venidicos; principalmente aquellas mas modernas, y recientes, que, por no tener mucho tiempo de fundadas, los tenian existentes , y verdaderos. Entre estas fue una la de Santa Cruz de la Espa–ola , y Caracas , que solo contaba diez, y ocho a–os de Provincia , en que fue eregida el a–o de mil, quinientos , sesenta , y cinco, en el Capitulo General de Valladolid ; y de Custodia sesenta, poco mas O menos : lo que no es tiempo ran dilatado , que se pueda afirmar haberse perdido las noricias mas especiales , que miran ‡ su explendor. Esta Provincia conoce , y tiene al V. Marchena por su Fundador, y le aclama el primer Sacerdote , que celebr— primero Misa 113 en aquella Isla , y fund— la Iglesia de la Narividad primera de aquel Nuevo mundo; y asi lo eseribiria , Ž inviaria al Ilustrisimo Gonzaga los Testimonios de mayor verdad sobre este punto ; y este Ilustrisimo sobre las muchas , y ciertas noticias , que tenia de los descubrimientos de las Indias , puso en su Chronolog’a , historiando esta Provincia de Santa Cruz, las noticias de haber sido Er. Juan Perez el primer Sacerdote , que en la Iglesia , que labr—, dixo la primera Misa ; como lo dice tambien el R. P. Fr. BartholomŽ de Villa. nueva en su Obra de Sermones, que dedica a dicha su Santa Provincia , y di— a la Estampa, siendo aŽtual Ministro Provincial de ella, y fue Guardian del Convento de Santo Domingo de la misma Isla Espa–ola. Abundaba tambien el Jlustrisimo Gonzaga en santidad , y doŽtrina : era adornado de alto jui cio, con el que sab’a distinguir las noticias verdaderas de las fa)sas , y dudosas , las constantes de las mal fundadas ; y sab’a , que no era gloria para la Religion de San Francisco su madre , ni lo podia .ser, la ficcion, el apocrificio , y el enga–o. Pues compongase con esto lo que dice el R. Rem—n ; que Fr. Juan Perez de Marchena del Orden de San Francisco no vi— jam‡s , ni Indias de Nueva Espama, ni del Perœ, ni Isla de Santo Domingo , mi Cuba. Dice dicho R. Chronista en el 2, tomo de la Historia General de su Orden , lib. P 11. O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 4 114 11. cap. 6. que jam‡s se hace en los viages de Colon mencion del P. Marchena 5 J asi es cierto, que ni le llev— consigo en sus descubrimien= tos , mi le ayudo d mas de aconsejarle. En: esta razon estriva el R. Rem—n para negar el viags del Y. Perez; pero no tiene Urza , ni verdad; pues se hace mencion del V. P. Marchena ‡ cada paso, tratando de los viages de Colon. Los Archivos de la Provincia de Santa Cruz de la Isla Espa–ola lo dicen, y de ellos lo sacaron mas h‡ de ciento, y sctenta a–os, para mencionarselo al Rmo. Gonzaga , quien con'mucho tino, y maduro juicio lo estamp— en su Chronolog’a , para que Òconstase a todos; y lo mismo hizo su Provincial dicho R. P. Villanueva; tambien lo mencionan nuestro' cŽle= bre Analista , y Historiadores mas clasicos ; tambien lo menciona el R. P. Fr.:ÇPedro Simon en su Historia de 'Nierra firme , para cuya obra registr— Archivos, y vi— papeles , Û instrumentos , que podian hacer fŽ; de donde sac— , que el V. Marchena. fue con el Alnica te Colon.en el segundo viage : tambien lo: menciona el R.P. Ao uiro en. el. Martirologio Franciscano ‡ treinta, y uno de Agosto en la vida del V. Fr. Martin de Valencia , donde pone al V, Marchena en a segundo viage del Al. mirante Colon, y cita por esta especie ‡ muchisimos Authores:, teniendo por certisimo , haber sido los Religiosos Franciscanos los primeros , que Evangelizaron en las Historia de la nueva Andaluc’a. Indias Occidenrales.: * * Si yo hiciera el mismo argumento al P. Chronista , como se lo hacen el Maestro Fr. Agustin de Avila Padilla, y elR. Fr. Antenio Remesal ; como dice el mismo, de no constar el c—mo enrraron Çen las Indias los Religiosos Mercenarios , Òy con quŽ licencias, y de consiguiente , que no los llev— Colon en sus Embarcaciones; me responder’a , como responde a a ellos, satisfaciendo con su instituto de Redencion de Caurivos, y que por esto pasarian alla los Mercenarios 3 y que , si hubo descuido en guardar estas licencias , no por. eso se debe dar por no sucedido lo que es tan probable, que pudo suceder; y ser‡ lo mas cierto; que fueron con .licencia Expresa, Asi: responde el R. Rem—n ; por lo que consta: claramente , quan de ningun valor Çes el argumento, que hace, negando el viage del V. Marchena, fundado en que no se hace: nencion de Žl, mi saberse como fue pues dado. que asi fuera, el P. Marchena profesaba la Regla de San Francisco, en la que se contiene la predicacion 3 ‡ los Infieles; y no le hace; que no siguiese el santo instituto de la Merced, y Redencion de Cautivos; pues esto solo le dispensaba las jornadas ‡ Marruecos , Fez., y Berberia , donde se rescatan los Cautlvos' Christlanos. Con toda voluntad concedietamos, que los primeros, Religiosos , que pasaron a las Indias, y predicaron, y bautizaron emclls, ue O Biblioteca Nacional de Espa–a Lug. dit,
pagina: 5 Libro 11. Cap. 1. fueron Mercenarios , y la negaramos al V. Marchena , si el R.Rem—n nos cir‡ra por este argumento Authores, que convencieran con bastante probabilidad ; pero no es asi; pues adem‡s de decir dicho P. que esta verdad , conviene ‡ saber: de haber llevado Colon en sus vlages Capellan 3 y quien fuese Žste, se ha de sacar rastreando; solo cita al y‡ referido Padilla del Orden de Predicadores ( sin citar su obra ) que dice : haber sido los primeros Frayles , que pasaron 4 las Indias , Religiosos Mercenarios, y los primeros , que predicaron y bautizaron cn ellas siendo esta su predicaci—n la primera, y el pr mer fruto , que di— a la Iglesia Universal , y Catholica de aquellas tierras tan remotas, y Mundos nuevos. Mas este mismo P. Maestro Padilla es el que hace al R, Rem—n , como Žl mismo lo confiesa, el argumento de que no consta el como fueron los PP. Mercenarios Àlas Indias, y con que licencias 3 Àpues c—mo se compone, que un mismo Author diga sobre un individuo punto, que consta , y ue no consta? ÀY si pudieron lr los PP, Mercenarios a las Indias sin constar que fueron; por quŽ no pudo irel V, Marchena , aunque no conste 2 Consta, pues, de Authores muy clasicos que acom a–— a Colon en sus primeros viages el P. Er. Juan Perez de Marchena , y que fue el que primero santific— aquellos lugares con la celebracion de los Sacrosantos Mis IIS terios de muestra Divina Ley , fundando la primera Iglesia en aquel Nuevo mundo; sin que haya razon para quitar esta gloria a la Religion de San Francisco , por tener graves fundamentos en la verdad de la Historia. El R.P. Fr. Diego de Mendoza en su Chronica de la Provin= cia de San Antonio de las CharÈ cas lib. 1. cap. 1. y 2. establece, que nuestros Religiosos Francisca nos fueron los primeros que entraron en las Indias a predicar el Reyno de Dios ‡ aquellos Gentiles, que las habitaban; pero no est‡ por el P.Fr, Juan Perez de Matchena, ‡ quien llama Guardian del Convento de la R‡vida de Religiosos Franciscos Descalzos , en lo qual se yerra 3 pues entonces aun no se habia fundado la DescalcŽz 5 y dice , que el primer Religioso , que entr— en la Isla Espa–ola ‡ predicar el Evangelio ‡ aquellos Infieles, fue el P. Er. Juan de Transierra del Orden de N.P.S. Francisco , a–o de mil, y quinientos, Que fuese el P, Marchena; — el P, Transierra , siendo ambos de una Òprofesion , siempre queda a la Religion Serafica la gloria de primera en aquellas Indias Occidentales, y solo hay la distincion material de si por Žste , O cl otro sugeto , lo que no importa esplendor especial a la Comunidad de quien es hijo, y solo viene ‡ ser honra peculiar del sugeto. : Pero no podemos convenir con dicho Padre el que no fuese el primero el Y. Marchena , por 2 es O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 6 116 estar desu parce la grav’sima autoridad de nuescros mas ilustres Historiadores , y no traer el P, Mendoza instrumento, bl razon que haga fuerza por el P. Transicrra, de quien no dice , de que Provincia era, î qual fuese su Patria. Lo que est‡ mas lejos de la verdad es la asignacion de los a–os de mil y quinientos , en que pone la entrada de nuestros Religiosos en las Indias : esto no puede ser; porque el primer descubrimiento del famoso Colon, y su primer viage ‡ las Indias fue, como he dicho, el a–o de mil quatrocientos , noventa , y dos; el segundo elia–o siguiente de mil, quatrocientos , noventa , y tres; y el tereero el de mil , quatrocientos, noventa, y ocho , como lo escriben los Historiadores de las Indias; Fr. Juan Perez de Marchena acompa–— a Colon en una de sus primeras ayegaciones , como lo dicen nuestro Annalista Wadingo , y. an= reslo habia afirmado nuestro Ilmo, Gonzagacon otros muchos: luego est‡:lejos de la verdad la asignacion delos a–os ,'en que el P. Mendoza pone la entrada de nuestros Religiosos en: la Isla Espa–ola. Coneluyo' conuna racional conjŽruza Á quese, ofrece , adem‡s de la graride. autoridad que dexa mos apu‡rada , de que Fr. Juan Perez de Marchena sigui— al Al mirante Colon en uno de sus pri meros viages. Es inconcuso , que este V.P, aconsej— a: Colon sobre el descubrimiento "de las Indias, como lo afirma el R, Rem—n, y Historia de la nueva Andaluc’a. ayud— mucho para que los Reye: Catholicos le diesen Navios , y gentes para la exccucion de sus ideas; y‡ escribiendo al Ilmo. y Rmo. Fr. Fernando de Talavera, Confesor entonces de la Reyna Catholica, quien tratando el punto con el gran Cardenal , y Arzobispo de Toledo Don Pedro Gonzalez de Mendoza , influyendo para que Colon llevase adelante sus juicios; y y2 escribiendo tambien a la misma Reyna Catholica , de quien habia sido Confesor, sobre el mismo asunto : como lo dice el P, Er, Pedro Simon con otros. Mas: dicho P. Marchena era bastantemente perito en la facultad de Colon, y estaba en los mismos pensamientos; Àpues no es muy verosiinil,que viendo a Colon armado para seguir su empresa, se determinase ‡ partir con Žl , y ver lo que daba des’ lo que habian alcanzado con su ciencia , O habian. adquirido de noricias ? Dem‡s : dado que se quedase Žn el primer: via= ge , como es la.comun de. los Historiadores: habiendo vuelto Colon. del primer descubrimiento: estuvo, con:el.V, Marchena, y lŽ Àdixo:del Nuevo: mundo: que:habia. hallado; las Naciones Barbaras que. le habitaban., y que .todo correspon dia a lo.que habian pensado? Pues a. conseqœencia de. esto era, cosa natural, que enel segundo viage: le acompa–ase el P. Marchena ,. y: que Žste fuese preferido A otro alguno en la voluntad de Colon, por. lo mucho que le habia ayudado: con sus buenos oficios 5 pues y‡ que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 7 Ò Librol. Cap.LÓ que no le moviese el ver por sus ojos el cumplimiento de sus discursos , le ayudaria a ello , O seria el todo su buen espiritu , y deseo de que los Indios conociesen al verdadero Dios, por ser varon muy espiritual , dado a la oracion , y deseoso de que todas las criaturas diesen al Se–or alabanza, y gloria. CAPITULO IL DESCUBRIMIENTO, y nombre de esta Provincia: Descrip cion Geografica de la Isla Trinidad, 3 bocas de los Dragos; con otras cosas memorables, 5. L Oncluidas sus dos primeras 4 navegaciones, y vuelto ‡ Esa–a Don Christoval Colon , emprendi— su tercer viage el a–o de mil , quatrocientos , noventa , Y ocho, en el qual descubri— la Isla que llam— de la Trinidad, y las bocas del gran Rio Orin—co 5 y attavesando el Golfo Triste , sali— pot una de las quatro bocas , que mŽdian entre la Punta de Paria, y la Trinidad, ‡ quienes llam— bocas de los Dragos por el mal pasage que le dieron , y dana los navegantes el combate de Çlos hileros, y aguas de Orin—co contra las encrespadas olas del mar del Norte. De all’bax— costeando la Tierra Firme, que corre cinquenta leguas ‡ Oeste, hasta la Punta de Araya 5 y dexando ‡ su derecha descubiertas las Islas de Margarita, Coche, y Cub‡gua , di— 117 vuelta a la Espa–ola el mismo a–o de noventa, y ocho, contentandose por entonces con la primera vista de lo que dexo referido, Exrendidas por las Provincias de Espa–a las noticias del descubrimiento de este Nuevo mundo, y la fama de sus muchas riquezas, dispuso viage el a–o siguiente de: mil quarrocientos, noventa, y nueve el Capitan Alonso de Ojeda natural de la Ciudad de Cuenca; y obtenidas las correspondientes licenclas , se di— ‡ la vela en demanda de la Tierra Firme que dex— descubierta el Almirante Colon , trayendo consigo 4 Americo Vespucio Mercader; y por Piloto a Juan de la Cossa, O de la Coa, Vizcayno. Navegaron con tanta felicidad , que en veinte , y siete dias. dieron vista a la Isla Trinidad , bocas de. los Dragos , Costa de P‡ria y y a Maracap‡na , donde salt— en tierra muchas veces:el dicho Ojeda , registr— sus Puertos, y puso el nombre de la Nueva Andaluc’a , que hoy conserva en todo el terreno , que comprehende la Provincia de Cumana , unico , y proprio asunto de esta Historia. Y aunque la referida Isla Trinidad de Barlovento es y‡ miembro separado de esta Governacion , habiendo de tocarla ‡ menudo por la comunicacion de las noticias de sus Conquistadores con los de Tierra Firme , y Rio Orin—co 5 y siendo, como considero, tan util la noticia de los riesgos , y conveniencias , que ofrece a los que frequientaren con el tiem po O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 8 Bocas del Drago. 113 po el tr‡nsito al OrinŽco , y comunicacion de sus Pobladores, como medio tan necesario a la reduccion, y conservacion de las Naciones que habitan sus Pa’ses, me pareci— conveniente gravarla en el mapa, dando al mismo tiempo una entera y exa—ta descripcion de toda ella, en que referirŽ con individualidad quanto considero util, y memorable; con expresion de sus Puertos aguadas , rumbos, y dis tancias; y lo mismo de las bocas de los Dragos en el orden y metodo que ya refiero, Desde el Morro, o Punta de Pe–a extremo Oriental de la Tier ra Firme , y Costa de P‡ria , hay tres leguas al Leste hasta la Isla Chacachac‡re , y Žsta es la primera boca , que llaman comunmente Boca grande , dexando ‡ nuestra derecha al Islote del Pato distante dos leguas , y media al Sueste del Puerto de la Pe–a. De Chacachac‡re al Islote de los Huevos un quarto de legua al mismo rumbo del Leste ; y esta es la segunda boca , que llaman de Navios. Del Islore de Huevos al de Monos , î Isla de Iguanas menos de quarto de legua al mismo rumbo; y esta es la tercera boca , que llaman de Huevos. Desde esta Isla a la Ensenada de la Seiva , y primera Costa de la Trinidad medio quarto de legua al mismo rumbo; y esta es la quarta boca , que llaman de Monos, y ultima de los Dragos. Por qualquiera de estas quatro bocas se encuentra sobradisimo fondo para un Navio de linca; pero Historia de la nueva Andaluc’a. no permiten la entrada , sino la boca grande , la de Navios , y la de Huevos , y esta ultima con mucho riesgo por la rapidŽz de sus corrientes impelidas de las copiosas aguas del Orin—co 5 mas por todas quatro pueden salir 3 y en la de Monos hay un Puerto llamado de la Seiva , donde puede: abrigarse toda Embarcacion sin riesgo de huracanes , y amarrar sus cables ‡ los arboles , como lo hacen con freqœencia las Valandras. Es tambien un buen Astillero por la abundancia de Cedros, Pardillos, Algarrobos , Car‡pos , Car‡–os, y otras muchas maderas para fabricar Embarcaciones; y queda cerrado este Puerto con Artilleria de ados o tres libras, que alcanza de un lado ‡ otro, o mo. | $ IL DESCRIPCION DE LA ISLA Trinidad de Barlovento. Esde el Puerto, 0 Punta de Monos , que es el extremo Occidental de la Vanda del Norte hasta la Punta de Arrecifes , que es la Oriental, ‡ quien el R.P. Gumilla y otros Jlaman Punta de la Ga= lera, y noloes, hay de veinte y. una a veinte y dos leguas Oeste al Leste; y en esta distancia se: encuentra lo siguiente: De punta de Monos va corriendo la Costa: del Fierro tan furiosa , que no permite fondear hasta que cumplidas quatro leguas se entra en la Ensenada Mararab‡l , que admite Lanchas, O Biblioteca Nacional de Espa–a Vand Non
pagina: 9 "LibroIL Cap. IL .chas, y baran en una Playeta, don Òde cae un Riachuelo despe–ado de un pe–asco de seis varas de alto, De all’ ‡ cres leguas est‡ el Puerto de Maracas de dos leguas de Çcircuito, y en Žl pueden ÒFondear ÒValandras, y Navios , y hacer agua . en el Rio Arizagua, que en marea llena admire Lanchas , y d‡ abrigo en los temporales de tiempo de Invierno, A dos leguas de Mar‡cas est‡ la Punta Curagu‡te, que sale media legua al mar, y antes de ella hay una Playa con un Rio de su nombre, en que pueden hacer agua Lanchas , y Votes , pero no entrar en Žl por lo .peligroso y estrecho de su bo ca, En este parage hay un Valle de los mas Palos de la Isla capaz de hacer en el una Poblacion con buenas haciendas de todos frutos de la tierra, A las diez leguas est‡ la Punta de Im‡re, y Rio Grande con un Puerto de este nombre , capaz de entrar en Žl un Navio, y en el Rio una Lancha en marta llŽna. De esta Punta a la de Arrecifes. hay tres leguas de Cos Vanda del Leste, ta aspera con algunos Riachuelos de buena agua. De la Punta de Arrecifes ‡ la de la Galera , que es el extremo Meridional de la Vanda del Leste , hay veinte , O veinte y una Çleguas de Norte ‡ Sur 5 mas por .ser Costa muy brava se navega con el rumbo al Sueste quarta al Sur, huyendo del abatimiento ; y si v‡n Çcosteando las tres grandes Ensena das de que se compone esta disrancia , hay treinta leguas de na 119 vegacion en esta forma : De Punta Arrecifes al Puerto Guaris’mo hay sels leguas al Sur quarta al Sudoeste; y en Žl pueden entrar Valandras, y hacer agua, y le–a. De Guarisimo a la Ensenada Matœro una legua al mismo rumbo; y en ella se encuentra el beneficio de la pes ca de Tortugas en mucha abundancia. De Matœro a la Punta de Cocos siete leguas al mismo rumbo de Costa brava y peligrosa, en la qual caen al mar algunos Riachuelos, De Punta de Cocos a la deGuatr‡ro siete leguas al mismo rumbo, las tres primeras de Cocales muy frondosos ; 5 y detr‡s de esta Punta est‡ el Puerto May‡to en que pueden fondear Valandras a quarto de legua. Hay all’ algunos Riachuelos , y es parage muy a proposito para una Poblacion ; pues por tal lo eligieron los Ingleses en las pasadas Guerras : salÈ taron en Žl, y estuvieron hasta que los expelieron los vecinos y naturales de la Isla, apresandoles tres Ca–ones , que hoy sirven en Puerto de Espa–a, y dexando otro de ‡ doce , que por pesado no lo pudieron conducir, De Puerto Mayaro hay siete leguas al Sueste quarta al Leste hasta la Punta de la Galera, llamada asi, porque de afuera representa una embarcacion ‡ la vela; y es Costa muy brava; pero montada la punta, se encuentra el Puerto Cariero , alias Guayaguai‡re, capaz de recibir Valandras 5 y en Žl desaguan dos Rios del mismo nombre , Por quienes encran Lanchas O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 10 Vand: 120 chas en marea llena; y se advierte, que en dicho Puerto hay un Pe–on ahogado; por lo que dan los Baxeles fondo 4 Barlovento. En la re ferida distancia se lleva el dicho rumbo por huir de las corrientes de la boca grande de Orin—co, que abate las Embarcaciones ‡ la Costa con notable impedimento de su navegacion, De la Punta de la Galera hasta la del Gallo , que es la Costa y Vanda del Sur, hay veinte y tres a del y . Sur. leguas Leste 4 Ocste 5 y en esta distancia se encuentra lo siguiente: De la Galera a la Punta, y Rio Morœga siete leguas al Oeste , y en Žl pueden entrar Lanchas, y fon dear ‡ su Barlovento, y Valandras del mayor porte. De Morœga al Rio y Punta 'de Er’n ocho leguas de ÒPlayuelas , Puntas peque–as y al gunosR jachuelos. En el de Er’n pueden entrar Lanchas en marea llena, y en su Ensenada fondcan Valandras de buen porte. De Punta de Er’n, siguiendo la Costa de los Blan quizales , se montan las Puntas de Chaguar‡mas , y Xic‡cos; y en la Playa y Puerto de Žsta pueden fondear Valandras y Navios , y tomar agua en unos pozos, y lagu Òma que hay cerca de la Punta del ÒGallo ; y de all’ atraviesan los Ba xeles que v‡na Guay‡na , entrando por las bocas de Capœre ,.0 Pedernales del Rio Orin—co; y se advierte , que los que baxaren por esta Costa de Chaguar‡mas deben orillar lo posible 4 la Punta de Xtc‡cos, para huir de los bahios de Capœre , y montar la Punta del Historia de la nueva Andaluc’a. Gallo , que tiene afuera un Islote. llamado el Soldado, circundado de piedras ahogadas , en que pueden peligrar los navegantes. Llegamos ‡ la Costa. y Vanda Occidental de esta Isla, que corre Çdesde la Punta del Gallo a la de Monos en figura de una porcion de circulo irregular , que tiene diez y ocho leguas de linea Orizomtal, y cinco , î seis de radio; y en esta distancia se encuentra lo siguiente: Vandrd ÀSis a legua y tres quartos del Gallo esr‡ la Punta del Cedro al Lesnordeste para Lanchas, y al Nordeste para Valandras , por librarse de un bahio que tiene; y 4 distancia de tiro de ca–on de ‡ tres d‡n fondo pata hacer agua , y le–a, Del Cedro ‡ la Punta de Brea cinco le Àguas al Lesnordeste para Lanchas y para Barcos mayores , Nordeste . quarta al Norte; y en esta distanÑ cla se encuentran los Rios Yuruguao , Yguapo , y en la Ensenada de laBrea esta el Rio Yaguarep‡no; y las piedras que all’ aparecen negras, es una especie de Brea , que derretida con sevo sirve como la de Europa para carenar Embarcaciones. Esta Costa es muy bahia; pero ‡ distancia de un quarto de legua fondean Valandras para hacer agua y le–a en la misma Punta de la Brea. De Žsta ‡ la Punta de Cangrejos hay seis leguas al Nordeste, y entre ellas est‡n los Rios Oropœche , y SipŽro, y en Žste hay innumerables Cedros , Pardillos y otras muchas maderas , que llegan hasta el batidero del Mar, y en tran O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 11 Libro IL. Cap. IL. +. tran Lanchas por ambos en marea lŽna. A la frontera de una grande Ensenada , que forma esta distancia , est‡n los quatro Pueblos de Indios Napar’mas 5 que son Sabana grande , Monserrate , Sabaneta , y Guair’a, Esta Punta de Cangrejos tiene tambien bahios, y asles necesario retirarse tres quartos de legua ‡ fuera buscando' el Nordeste. De esta. Punta ‡ la de Aripo , que est‡ al remate de otra Ensenada , hay tres leguas y media Norte quarta al Norueste5 y en esta distancia se encuentran los Rios Carapicha’ma , Hosti—nes , y Chagu‡nes. A media legua de Ark po est‡ la boca del Rio Caron’, que viene de las faldas de la Serran’a , que corre 4 continuacion de la vanda del Norte; y ‡ una legua de distancia est‡ el Pueblo, y Puerto de Espa–a , habitado de Indios , y algunos Espa–oles. A la legua de Žste est‡ la Punta, y Rio Cumucurapo Oeste quarta al Norueste ; y ‡ medi‡ legua de esca Punta est‡ la Ensenada , y Rio de Diego Marta , en la qual se puede carenar qualquier Navio , y hacerse un buen astillero , por haber en aquel parage todo genero de maderas al 'proposito para construir Embarcaciones. De la boca de Diego Martin Òa la del Rio Cuezar, en que tambien pueden fondear Eragatas algo m‡s de un quarto Çde legua de' tierra, hay una legua al Oeste quarra: al ÒNorueste 5 y en ella hay algunos Riachuelos , en que se puede hacer agua, y buenas maderasÓ para 12 TF todo .gencro Çde f‡bricas. Saliendo: de dicho Rio se monta la Punta Gorda , y se entra en la Ensena= da de Chaguar‡mas , que. est‡ 4 tres Çquartos de legua; y ‡ la media. legua al Oeste est‡ la boca de Monos , donde termina la descripcion circular de esta Isla , que comencŽ desde. la: misma boca si= guiendo sus Costas. Entrando a la Trinidad por Puerto de Espa–a, que es d‡ donde comunmente se arriba , se encuentra a las tres leguas la Ciudad de San Joseph de Oru–a, situada en diez grados, y, de treinta y cinco 4 quarenta mi nutos del Equador al Norte, y trescientos. y diez y seis dŽ longitud del Meridiano de Tenerife, Al Sueste de esta Ciudad esa t‡n situados los Pueblos Tacarigua, Cuara , y çrauca, que con los otros quatro y‡ referidos fundaron los RR, PP. Capuchinos , que vinieron 4 esta Isla el a–o de mil selscientos ochenta y siete; y en l‡ reduccion de sus IndiosÓ dicron eloriosamente la vida por JesuChristo tres de sus VV.'Fundadores a manos Çde los del Pueblo de San Francisco de' los Arenales el a–o de mil seiscientos... noventa y nueve por el mes de Diciembre; cuyos cuerpos se: hallaron al a–o. y medio: en sepultura terriza sin Corrupcion , como consta de los Autos juridicos fechos en San : Josephde Oru–a el a–o de mil setecientos y dicz , cuyo tessimonio se remici— al Supremo Consejo. Estos Pueblos est‡n hoy a cargo de los RR. PP. Capuchinos de : Q San O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 12 22 S‡nta Maria, aubque algo a arrasa dos: por el Òmucho tiempo: Òque. han carecido de Ministros del Evangclio; y del mismo modo est‡ toda la Isla notablemente. escasa de vecinos , al paso que su: admirable fertilidad: ofrece :conveniencias pa ra muchos Pueblos, y todo genero de frutos de estos Pa’ses , como se puede vŽr en el R. P. Gumilla en: la primera parte de su segunda impresion desde el folio 12. hasta Žl 1 9. donde me remito, dexando. por ahor‡. esta Isla hasta, que despues hable de sus repetidas Conquistas. , CAPITULO IL VIENE D E: E SPAA el tercero. descubridor. de esta Provin= cia; pueblase la, Isla: de Cubagua; y dase noticia de la fundacion , qe tado. Presente: del la Ciœdal a Gç Çde Cuman‡. ela. E Euitado Alonso de Ojeda de +las Costas de esta Provin= cua y lla de Caracas, que dex—: descubierta Ò‡rites de dar:la vuelta. 4 la Isla Espa–ola ;oy habiendose al mismo" tiempo: divulgado : por. las Andas las moticias de :su Çvia; Guay Àbr‡ndes: tquezas de estas Babes: Çdela çmerica: Áavivaronc los animos Û Àdes algunos; Ápara vemur ea sseguimie–to de su: Çderrota eN ES :pecial Àun Pedro'.Adonso! Ni–o Çvecinoide Moguer ,.que para Žste fin consigui—Ó licencia. de nuestro Rey. Catholi 1c0 y ÇComida limitaci—n de no.arribar d: Henras que 'habia > vŽr $ Historia de l‡ nueva Andaluc’a. dexado descubierta: el Almirante Don Christoval Colon. Previnose para este viage acompa–ado de Luis de la Guerra , Sevillano ,. y su: hermano: Christoval de la Guetra, ‡ quien di— el cargo de Piloto de la Embarcacion por su habilidad, y ciencia en el .arte de navegar. Dieronse a la vela en el Puerto. de San. Luc‡r ; y trayendo el mismo rumbo que Alonso de Ojeda, llegaron a las Costas de Tierra Fitme y Punta de P‡ria; donde (desatendiendo Žl orden del Rey) sal taron en tierra, cortafon gran porcion de Palo Brasil, con que dieron principio 2 su carga, y prosiguleron su Vi‡ge por la misma " derrota siguiendo la Costa. ÀLlegaron a. las Islas de Margarita: , Coche , y Cub‡gua 5 donde. puestos en. tierra, y recibidos de paz.. por los Indios Guaiqueries que las habitaban, comerciaron cantidad de Petlas, que francamente les commuraban los Indios. por Cuentas, Cuchillos, Espejos, y otras buxe–as , que tratan de la Europa, y: erah, pata aquel gentio:de mayor estimaci—n y por. cosa. nueva y funca vista: Gozosos:los s Espa–oles: cop tan felices. principios y Pro sigui ron su nayegacion ; CI segul miento de la Costa Y: Punta de ÇAraya. ; hasta. llegar alas Gostas Çe: 'Gumanag—to 5 Çdonde dexados y trarar, de los Indios , les permur‡ron cantidad de, Perlas, Chagualas de: oro, y otras, Àalajas, que c—n liberalidad feriaban‡ ‡ true que de Cascabeles , alfleres, y otras cosillas , Que en, sl cambio. les dan ban O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 13 Libro H. Cap. TIL ban con mucha alegria de los Espa–oles, que fueron los primeros, que pisaron esta Costa, y tratar—n con sus naturales, llamados hasta hoy Indios Cumanag—tos, por el sitio de este nombre en que habitaban. . Retirados de este" parage los Espa–oles, siguieron su viage por las Costas de Venezuela , Coro , y Maracaivo5 donde habiendo practicado el mismo comercio , resistidos por algunos Indios belicosos, desistieron por el mismo derrotero que habian llevado , hasta llegar a la referida Punta de Araya, donde descubrieron aquella famosa Salina , que fue por muchos a–os aperecida de las Naciones estrangeras , y hoy est‡ enteramente perdida, De alli se levaron para los Reynos de Espa–a, ‡ donde Òllearon el dia seis de Febrero: del a–o de mil y quinientos, y dieron fondo en uno de los Puertos de las Costas de Galicia. Con las noticias , que la gente de esta Embarcacion extendi— por nuestra Espa–a , confirmadas con la demonstracion de las hermos’simas Perlas, y piezas de oro , que llevaban de esta Provincia , se commovieron muchos de sus habitadores, para venir en solicitud de tan poco costosas ganancias 5 y armando Embarcaciones al proposito , emprendieron el uso y trato de esta navegacion y Comercio , gozando por algunos a–os el beneficio de estos tan utiles, y crecidos intereses. Habia en aquellos tiempos el Emperador Carlos V. determinado , con consulta de hombres 123 doŽtos , y experimentados en el trato y Comercio de los Indios, que fuesen aprisionados , y tenidos por Esclavos todos aquellos que hiciesen belicosa resistencia 4 los Espa–oles , que entrasen al descubrimiento , y Conquistas de sus uerras. En vista de este permiso, que se dirigia ‡ santos fines, y con las debidas limitaciones , concurrieron muchos Comerciantes de la Isla Espa–ola ‡ las Costas de esta Provincia, donde esclavizaban quanros Indios podian haber a las manos , vendiendo unos donde mejor se los pagaban , y empleando otros en el buzeo de las Perlas; para cuyo fin se establecieron, y avecindaron muchos en las Islas Margarita , y Cubagua; y hubieran agotado enteramente esta Provincia de Indios, sl la Real Audiencia de Santo Domingo cerciorada de estos excesos, no hubiera tomado , como tom— , la arreglada providencia de contener tan perjudiciales desordenes. Los que ya se habian posesionado en la Isla de Cub‡gua., seis leguas al Norte de la Punta de Araya , y Costa de Guaran‡che, bien hallados con el crecido interŽs de las muchas Perlas , que con la industria de los Indios sacaban de maravillosa magnitud , y her Ò mosura , determinaron fundar en ella una Ciudad , como lo hicieron, con el titulo de la Nueva Cadiz , que despues se despobl—, asi por la total falta de agua y le–a que alli sufrian , como por la mayor commodidad , que les ofrecia su establecimiento en la Is Qa la O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 14 124 la de la Margarita para la extraccion de las Perlas, como lo testifican Juan de Castellanos y otros graves Authores , que escribieron los principios y descubrimientos de esta dicha Provincia. Una de estas entradas fue la que hizo Alonso de Ojeda veci–o de Cub‡gua en una Caravela, con que arrib— al Puerto de Cht ribich’ , donde los Religiosos de mi Padre Santo Domingo. tenian un Convento , ‡ quien intirularon Santa FŽ, y en Žl estaban solos dos, un Sacerdote, y un Lego, por ue los dem‡s habian pasado a Cub‡gua ‡ predicar, y confesar. Salt— en tierra Ojeda. con su gente; fueronse al Convento; donde los recibieron con: agasajo los Religiosos , 4 quienes profesaba buen afe’to el Caz’que del Pueblo , llamado Maraguey y porque los consideraba como agentes, y fiadores de la paz, que deseaba conservar entre sus Indios, y los Castellanos. Pero habiendo ocurrido entre unos y otros algunas diferencias , vinieron ‡ las manos Indios y Espa–oles, y . se reembarcaron Žstos con algunos prisloNeros. Resentido el Caz’que de Maracap‡na de este hecho , convoc— ‡ los Indios; y puesto de acuerdo con Maraguey , resolvicron matar a Ojeda y a los suyos, y. al mismo tiempo ‡ los Religiosos , para que su doŽtrina y buen trato no fuese aliciente, que traxe= se en adelante otros Castellanos ‡ sus tierras. Como lo paŽtaron lo Historia de la nueva Andaluc’a. exccutaron al siguiente dia Sabado del a–o de mil quinientos y veinte, en que habiendo saltado en tierra Ojeda con doce compa–eros , les aracaron los Indi—s , mataron 4 dicho Ojeda y a seis de los suyos , y los restantes se refugiaron ‡ la Caravela , y emprendieron Òsu navegacion para escapar con las vidas. Guardadas y‡ las espaldas de Maraguey y sus Indios con: la: muerte y fuga de los Castellanos, esperaron con. pachorra al siguiente d’a Domingo 5 y estando los dos Religiosos dispuestos para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa , y recibir la Sagrada Comunion , acudieron... rumultuosamente sobre ellos, quitaron la vida al Lego , y despues al Sacerdote le dividieron con una hacha la cabeza ; y. se cree pladosamente, que fueron sus muertes preciosas en los ojos de aquel Se–or, en cuyo obsequio dieron las: vidas por la extension de su Lo . Sant’simo Nombre , y propagacion de muestra Santa FŽ Cacholica, Di—se cuenta de esta fatal desgracia a la Real Audiencia de la Isla Espa–ola; y en vista de los informes determin— su Alteza cometer el castigo al Capitan Gonzalo de Ocampo. Aviado Žste con cinco Embarcaciones , y trescientos hombres , arriv— ‡ la Tierra Firme, y Puerto de Maracap‡na; prendi— algunos Indios , ahorc— ‡ otros , y pareciendole que con: este hecho satisfacia la justicia , y dexaba escarmiento para los dem‡s , despidi— las Naves cargadas de Indiosa la Isla Espa–ola; y con la gente Cas O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 15 Libro IL Cap: HL +. Castellana fund— un Pucblo media legua de la :boca del Rio de Cuman‡ , ‡ quien llamo Toledo, que el a–o siguiente de mil quinientos veinte y uno la abandonaron sus Vecinos, pasandose cast todos‡ la Isla Espa–ola, y quedando en Toledo. solo .el Licenciado Don BartholomŽ de Casas con algunos criados y amigos, que se resignaron Àacompa–arle en la execucion: de las ordenes y expedientes , que sobre los antecedentes sucesos le fueron cometidos por la Real Audiencia, En este mismo tiempo tenian y‡: los Religiosos de mi P.:S, Francisco: fundado un Convento ‡ corta distancia de la Costa: del mar, y junto ‡ la Rivera del Rio de Cumana, en cuya boca comenz— el Licenciado Casas a labrar una Fortaleza para asegurarse de los Indios; y por algunas disensiones , que ocurrian con los Vecinos de Cubagua, pareci— conveniente al Licenciado Casas pasar personalmente ‡ la Real Audiencia de Santo Domingo, como lo execut—; mas‡ los quince dias de su ausencia , los Indios , que por naturaleza son inconstantes , Ingratos , Y Muy inclinados ‡ la embriaguŽz , que en aquellos dias era mas frequente con el vino que ‡ trueque de oro y Esclavos adquirian de los Castellanos , poco escarmentados con el justo castigo que Don Gonzalo de Ocampo execut— en ellos por la iniqua muerte que dieron a los PP. Dominicos, determinaron hacer lo mismo con los Fran 125 ciscos ,. y acabar de: una vez: .con ellos y: los Castellanos , que as su partida dex— el Licenciado Easas, y quantos pudieran haber a ls manos. . olaa Como lo pensaron la .executaron; pues ‡ los. dos dias acome> uueron los Indios Çcon algazaracy grireria , pegaron: fuego a la Easa y Fortaleza del: Licenciado Casas, mararon algunos h—mbres ,1 y los dem‡s con algunos Religiosos. sŽ salvaron en una Canoa que::los conduxo a las cercanas Salinas. de Araya : quemaron y saquearon el Convento con: osado menosprecio de las cosas Sagradas , excediendose en la crueldad los que habian recibido mayores beneficios de: la charidad de: los Religiosos, El Guardian de Žstos, que era Er, Juan Garceto , dice el Chronista Herrera , que viendo junto ‡ s’ a los Indios que le querian herir con la Mac‡na , hincado de rodillas, cerrados los ojos, y levantado el corazon ‡ Dios , esperaba que le matasen 3 pero al fin no lo executaron , O por las muchas espinas 4 que lo atribuy— su humildad, o, lo que parece mas verosimil, por que no fue voluntad de Dios, que reservaba esta dicha para el Bendito Lego Fr. Dionisio ; el que despues de tres d’as en que estuvo en oracion , resignado en su Sant’sima voluntad , recibi— de rodillas en la cabeza el golpe. de la Ma > E . c‡na , que lo dexo sin sentido; y hechandole un lazo al cuello le arrasceraron , haciendo con su cuerpo muchos vicuperios , entre los qua les O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 16 126 les. di— por Dios la vida , dexando para la posteridad eterna su memor’a. , A poco tiempo llegaron ‡ Santo Domingo las dos Naves con los dem‡s Religiosos y Personas que en ellas:sŽ*salvaron 5 y oida por" los" Se–ores de la Real AudiŽncia la relacion: del suceso , lo juzgaron digno de castigo 5 y 4 este: fin mandaron aprontar una Esquadra , por cuyo Capitan fue nombrado Jicome de Castellon, el que luego se'aprest—, y emprendi— su 'viage para el Rio de Cuman‡, donde hizo su asiento; ahorc— 4 los mas culpados ; y los que no pudo haber , consigui— por medio del Caz’que , que se recogiesen A sus Pueblos , con que qued— apaciguada aquella alteracion. Serenada ya Žsta , y deseando el Capitan Castellon asegurar el agua a los de la Nueva Cadiz , construy— una Fortaleza en la boca del Rio de Cuman‡, donde el Licenciado Casas la empez— ‡ edificar; y con ella y sus agregados tom— principio la Ciudad de Cuman‡ el a–o de mil quinientos veinte y uno, cuya Titular es la Gloriosa Santa InŽs. Esc‡ situada esta Ciudad como medio quarto de legua al Sur de la Costa del mar en un Valle ue forma la Sierra , de alegre, y deleyrable llanura, con la conveniŽncia de tener en medio de ella Historia de la nueva 'Andaluc’a.. un Cerro prolongado , en que se construyeron tres Castillos en esta forma : el de Santa Maria de la Cabeza, con habitacion competente para los Se–ores Governadores, titÈ ne sus quatro valuartes , que flanquean las cortinas a lo moderno, con su foso, y puente levadizo por'la entrada. El de San çntonio , que est‡ situado: en la eminencia , es bien cap‡z , y de figura de estrella; y el redudto , que monta: quatro ca–ones , distante del dicho Castillo de San Antonio como un tiro de mosquete. Todos tienen sus correspondientes Escoltas para defensa de la Ciudad, a la qual va circundando por el Oeste el Rio de Cuman‡ , ‡ quien d‡n el nombre de Manzanares, de muy, buena agua. A corta distancia de su boca tiene otro reduŽto para defensa de las Embarcaciones 5 y ‡ la derecha de Žste , en el sitio que llaman la Puntilla , constru= y—una Bateria provisional con ocho ca–ones el Brigadier y Governador Don Gregorio Espinosa, fiando su estru—tura a su hijo Don Feliz , que entonces era Sargento ma. yor de aquella Plaza y sus Tropas, (*)el qual se arrincher— , y defendi— valerosamente de un Navio , y Valandra de Guerra Ingleses , que acomerieron ‡ aquel Puerto, y se fueron derrotados despues de quatro horas de combaÈ te, que tuvieron el d’a primero de OŽtu a A (+) En atencion d los Servicios , y Meritos de este Cavallero le ha concedido nuestro Soberano la gracia de Titulo de Castilla 5 y est‡ yd en posesion de ella con la denominacion de MarquŽs de MonteOlivar. O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 17 "Libro HT. Cap. UL OŽtubre del a–o de mil setecientos quarenta y Uno, A las margenes de dicho Rio Manzanares tienen los Vecinos de Cuman‡ sitios muy acomodados para Vegas, Valles , y Ch‡ras , en que siembran y cogen con abundancia los frutos comestibles que produce el Pa’s. Esta Ciudad es la Capital de la Provincia de su nombre, governada comunmente en este siglo por Se–ores Coroneles, y Brigadieres de los Exercitos de S, M. Catholica, con titulo , y honores de Governador, y VicePatron Real. Tiene asimismo dos Alcaldes Ordinarios , Regidores , y dem‡s Oficios de Justicia 5 y sus Cajas Reales, con Thesorero , y Con= tador que las administran. Para cl Fuero Espiritual tiene de asiento un. Vicario General Superintendente, ue govierna en ausencia y Vacante del llmo. Se–or Obispo ,.el que de ordinario reside en su' San= ta Iglesta Cathedral de la Isla y Ciu= dad de PuertoRico. : Tiene igualmente dos Curas con sus Thenientes , y una Iglesta Parroquial, en quien no correspon: de lo poco suntuoso de su edif= cio al Thesoro de gracias , y.favores que le ha concedido la Santa Silla: Apostolica , con perperua Indul< gencia Plenaria para los.que verda> deramente contritos hicieren em ella oracion por la. exaltacion de nuestra Santa. FŽ Carh—lica , y de, m‡s necesidades de la Iglesia , segun consta de las Bulas Aposto licas, que se guardan en su Archi vo Eclesiastico, 127 En esta, Santa Iglesia se adora y conserva con el. debido culto la preciosa Reliqu’a de una Santa Cruz, como de vara y media de alto, que en tiempo antiguo estaba colocada ‡ la: entrada de la Ciudad; y habiendo sido invadida por los Enemigos Ingleses , pretendieron Žstos derribarla; y no pudiendo conseguirlo, ni con golpes de hacha , ni con la maniobra de cordeles , le aplicaron al pic una hoguera de le–a que se consumi— ‡ la voracidad del fuego, dexando la Santa Cruz enteramente ilesa. El Viernes Santo sale en Procesion este Sacrosanto Madero, que se guarda engastado en plata, para que la indiscreta devocion de los Fieles no lo disminuya. En los a–os de epidemia , y notable falta deagua lo sacan en Procesion; y por lo comun se ha experimentado el universal socorro, con que Dios nuestro Se–or favorece ‡ aquella Ciudad por la cordial’sima devocion ‡ su Santa Reliquia. La Religion. Sagrada de mi amanr’simo. Padre ÇSanto Domingo tiene en ella fundado Convento, en el que ordinariamente habitan doce Religiosos de la San: ta Provincia de Santa Cruz de la Espa–ola; los quales con sucordial’sima devocion*‡ Maria San= r’sima nuestra Se–ora, mantienen con mucha decencia: su debido cul. to , y el christiano. exercicio: de su ant’simo Rosario , sacandolo fre * qiientemente por las Òcalles, y pre dicando en ellas con el esp’ritu y celo de hijos de tan gran Patrlat O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 18 123 triarca, La de miS.P. S. Francisco tiene tambien en esta Ciudad Convento de doce Religiosos de la misma Provincia de Santa Cruz de la Espa–ola , y Caracas; y en su Iglesia se venera la milagrosa Imagen de nuestra Se–ora de la Soledad en quadro muy devoto, 4 quien inticula Patrona la Tropa de los Milirares , haciendole annualmente su honor’fica Fiesta; y es cosa de admirar, que viniendo todos los a–os de VeraCruz el pagamento de losSueldos por unos mares, donde se cruzan los Corsartos enemigos y Piraras , sin embargo de haber sido muchas veces perseguido de ellos , jam‡s ha padecido detrimento , por la especial devocion con que veneran a esta Sagrada Reyna , y le ruegan por este favor sus. cordiales devotos, / Ygualmente se experimenta su proteccion en los a–os de esterllidad , sacandola: procestonalmente para recibir el beneficio de las luvias, que ‡ su salida suelen caer muy coplosas , con que se aumenta cada d’a la devocion de las almas, . La Tirular.de este Convento: es muestra: Se–ora de Aguas Santas , cuya milagrosa Imagen se venera en una Iglesia Ermita , que est‡. fundada junto :al Castillo, — Real Fuerza de Araya(*), adonde concurren: de: varlas partes de esta Provincia a la devocion de Dd > a] Historia de la nueva Andaluc’a. Novenas y otras Promesas los devotos , que frequentemente la visitan por los repetidos favores que alcanzan del Se–or , mediante la intercesion de esta Soberana Reyna. Adem‡s de estos Tem= plos tiene una Ermita de nuestra Se–ora del Carmen con su Cofrax d’a muy devota , que en ella festeja ‡ su Titular , y especial Prote—tora ; y en algunas ocasiones ha servido de Ayuda de Parroquia. Aunque en su principio fue esta Ciudad de corto vecindario, con el curso del riempo se ha ido aumentando , asicn la perfeccion de sus fabricas , que al presente se hacen capaces y hermosas, como en el numero de sus habitadores , que llegar‡n a seis mil de todas. edades.'. La tercera parte de Žstas son genteParda , entre las quales hay muchas libres , otras de servicio , y el resto de esclavos. Lo dem‡s de la: Ciudad es de Espa–oles, que para distinguirse de sus criados se lMaman comunmente Blancos 3 y son por lo:general de genios agu= dos, prontos , y habiles para qualquiera exercicio literario ; especialmente en negocios de pluma son tan diestros , que apenas hay joÈ ven de buena cultura , que no se considere cap‡z de formar un esa crito 5 y en realidad hay muchos, que sin mas estudio que su genial aplicacion, defienden medianamen te o. (%) Por la demolicion del Castillo , y abandono de la peque–a Poblacion de Araya que se Òvrabsmigr— ‡ Camand ', se traslado Ciudad. tambien esta Santa Luagen ‡ dicha dic : O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 19 "Libro IL ve un Pleyto. En su correspondencia y trato comun son muy cotÇeses , politicos , afables , y todos comunmente devotos , y aplicados a las cosas del culto Divino, en especial a la devocion del Santo Rosario , que quotidianamente rezan en sus casas con tanta generalidad , que ser‡ rara la familia que se recoja al descanso de la noche, sin haber dado cumplimiento ‡ esta Santa y cordial devocion : con que doy fin‡ lo particular de esta Ciudad, y paso a la relacion de los primeros movimientos , y Mmemorables sucesos de las Conquistas de esta Provincia. : CAPITULO IV. PASA DON ANTONIO Sede–o por Conquistador de la Isla Trinidad , fortificase en ella, atacanle los Indios, y pierde en la refriega algunos Soldados, F MStando la Ciudad de CumaE n‡ tan en su infancia , que solo tenia los primeros fundamentos y visos de Republica , el a–o de mil quinientos veinte y ocho, se hallaba en la Ciudad de PuertoRico Don Antonto Sede–o , hombre de buen caudal , y Contador de la Real Hacienda de aquella Ciudad ; donde cerciorado del descubrimiento que el Almirante Colon habia hecho de la Isla Trimdad , cuya fama volaba ya por el mundo , por las muchas riquezas que suponian , y valerosos Indios Cap. TIL 129 que la habitaban, su buen temple, amenidad de tierras, mucha copia de preciosas maderas, y apreclables tintas 5 deseoso de extender su nombre y fama, y ampliar la FŽ Carholica con la reduccion de dichos Indios , despach— sus agentes ‡ la Corte, aunque algunos dicen fue en persona, 4 fin de imperrar licencias de nuestro Rey Catholico para conquistar la Isla, con algunas gracias y mercedes, siendo una de ellas los Titulos de Adelantado , y Governador de quanto conquistase. No hubo dificultad en la Cor: te para la concesi—n de lo que pedia; asi por no tener opositores dignos de preferencia , como por los ardientes deseos que siempre: han tenido y tienen nuestros Catholicos Monarcas , de que los Indios Infieles de aquellas y dem‡s tierras de sus Reales Dominios entren al Gremio de nuestra Madre la Iglesia , y conocimiento del ver= dadero Dios, en que tanto se in= teresa su Catholico celo. En vir= tud de esto se le despach— luego la licencia con Titulo de Governador de quanto comquistase, y tambien el de Adelantado , como lo pedia ; mas Žste bajo de las condiciones del cumplimiento de sus promesas, quanto a pacificar la t’erra, fundar algunas Ciudades , erigir Iglesias, Hospitales , y otras que de ordinario se capitulan en semejantes descubrimientos ; y porque a nada de esto pudo dar el cumplimiento que se prometla , nunca goz— el Titulo de Adelantado, R que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 20 130 quedando solo con el de Governador , y Conquistador de la lsla, para lo qual se le dieron algunas ayudas de costa con que se proveyese de v’veres , y las correspondientes municiones. Despachado con estas providencias volvi— a la de PuertoRico el siguiente a–o de mul quinientos veinte y nueve; y en Žste, y el siguiente de quinientos y treinta se avi— de lo necesario 3 y acom a–ado de serenta hombres , que en dicha Ciudad agreg— ‡ su Partido, se embarc— en dos Caravelas cargadas de Provisiones, y al unos animales domesticos , y lleg— a la Trinidad el mismo a–o de mil quinientos y treinta, Surgi— ‡ la vanda del Sur de la Isla, por parecerle mas abrigada, y tener muy cercano el recurso a la Tierra Firme, y socorro de los Indios, que habitaban en las bocas del gran Rio Orin—co , ‡ quienes pod’a acudir en caso de verse en al.gun aprieto , como en realidad se vi— con los Trinitarios. Salt— en tierra con toda su gente, y prevencion de armas5 y los Indios no solo no hicieron resistencia , sino que admirados salian en tropas a las Playas a recibir los agasajos con que procur— Sede–o desde luego arraerlos 3 su amistad , dandoles muchas baratijas de Peines, Cuchillos , Cascabeles , Cuentas de vidrio , y otras cosillas de la Europa , que fueron para los Indios de mucha estima. Con esto tomaron posesion y asiento los Espa–oles , con regocijo de los Indios , especialmen Historia de la nueva Andaluc’a. te del Caz’que Chacom‡r, que desde luego entabl— con Sede–o una firme amistad, en que slempre se conserv—, por parecerle muy necesaria para su defensa de otros Capitanejos, que solian hacerle san= grientas guerras. Acampados y‡ los Espa–oles en las tierras de Chacom‡r , corri— luego la noticia por todos los Indios de la Isla, cuyos Capitanes se dispusieron ‡ ir, coÈ mo fueron , a visitar al Governador Sede–o , que procuraba amistarlos ‡ s’, y ‡ su gente con el regalo de las mismas cosillas , y muchas expresiones de cari–oso afecto. Admirabanse los Indios de yŽr ‡ los Espa–oles con barba , por ser ellos generalmente lampi–os ; y mucho mas de vŽr la variedad de animales domesticos , como Perros, Cerdos, y Caballos , nunca vistos en aquella tierra, A pocos dias de trato con los Indios conoci— Sede–o de su inquietud y natural inconstancia, que en breve tiempo quebrantaran la paz, y reciproca amistad que habian entablado; y como sus intentos eran de penetrar la Isla, reconocer sus conveniencias , y tantear el trato, fuerzas, y metodo de sus habitadores , estando Žstos por entonces pacificos , trat— de asegurarse con los suyos , poniendo en pra—tica la construccion de un Fuerte , O Palenque de gruesos maderos, que con la ayuda de su buen amigo Chacomar , y otros Indios que le visitaban, levantaron en breve sus Soldados, para fortificarse , y defenderse de las hos. u O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 21 Libro IL. Cap. IV. tilidades, que consideraba podrian sobrevenirle al menor impulso de la inconstante. veleidad de los Indios. Entre tanto procur— agasajatlos continuando el cebo de aquellas buger’as O rescates, que aun tenia reservados À y concluido el Palenque, fabric— en su interior algunas casillas de Paja para alojamiento de sus Soldados, y seguridad de los v’veres , jarcias , y municiones. En la fabrica de las Casas y 2 las repetidas gratificaciones , $ fueron acabando las Provisiones due habia Sede–o embarcado en PuertoRico, y las mercaderias de Cuentas , y dem‡s cosas de que se habia surtido para los expresados fines , y el de comprar bascimentos quando se consumiesen los prevenidos , y no tubiese otro modo de conseguir algun repuesto 5 porque aunque los Indios les socornan con alguno , no fue bastante ‡ subenir la necesidad de tantos; nitan continuado, que ‡ pocos. dias no se viesen en estado de salir a los Pueblos comarcanos , compelidos .de la hambre , ‡ proveerse en el modo posible de Maiz, Yuca, y algunas raices, que daban con repugnancia los Indios , sino se les anticipaba la paga al arancel de su deseo; y como ces— Žsta por la falta de rescates , falt— igualmente la correspondencia de los Indios, y repeticion de las visitas , que solo hacian por el provecho y utilidad que sacaban de ellas. Viendo los Indios que los Espa–oles sc establecian en la 1sla 13H que les cuicban contra su volun= tad las comidas; y sospechando que. lo mismo harian, despues.con sus tierras , mugeres , hijos.,y baciendas , entraron en consulta, mancomunandose para ello. hasta. las Naciones opuestas , a fin de echarlos de la Isla, 9 quitar ‡ todos, si pudiesen , irremisiblemente la vida. Para la execucion de este deprabado intento trataron de proveerse de armas, que eran arcos, y flechas herboladas con venenos mortiferos 3 renovaron sus Pena£hos o turbantes de plumas de varios colores, y otros aderezos que estilan estas Naciones quando se disponen a a hacer guerra a otras, como la que entonces intentaban contra los Espa–oles. Proveidos y‡ de lo necesario los atacaron varias veces ,acomeriendo en numerosas tropas de dia y noche ,.y dando 4 les tan cruda guerra, que ‡ no haber. sido por la ventaja de atamas de fuego , que no habian visto, y la falta de pericia Militar en los Indios, hubieran hecho una sane grienta carnicerla con los Espa–oles , por ser pocos para tanto numero de Indios, que siempre sacaban la peor parte, con muerte Çde muchos , y general fuga de tos dos ‡ los montes de la Serran’a, donde no podian penetrar los Caballos. Retirados unos, entraban de nuevo otros con la misma furia, y ningun orden ni tiempo preftxo; por lo que, siendo pocos los Espa–oles, estaban en tan continuada vigilancia , que apenas te Ra nian O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 22 132 nian tiempo para tomar una corta refeccion, y dar al cuerpo un rato de sue–o; porque quando se velan libres de unosÓ, les aconietian por varias partes Otros muchos en cuyas refriegas inurieron algunos Espa–—les a la violencia de las flechas con notable perjuicio de los que quedaban , que como se iban disminuyendo , se les hacia mas imposible la defensa de tantos , y tan repetidos asaltos de los Indios. Pa= ra que Žstos no co–ociesen la falta de los Espa–oles procur— Sede–o darles ocultamente sepultura, precaviendose , de que el conocimiento de su da–o infundiese en ellos nuevos brios: para la repeticion de5us invasiones , y esporanzas de conseguir viŽtoria con el rigor de sus ya experimentadas flechas. Esta providencia le fue ran importante , que viendo los Indios no quedaba Espa–ol alguno muerto en las batallas, cesaron por algun tiempo en ellas, juzgando no ser la flecha bastante arma par‡ "resistir , como deseaban , a las fuerzas de los Espa–oles, En esta inteligencia se retiÒraron 4 nueva co–sulta , con animo de juntar todas las Naciones de la Isla , y volver despues con nuevas providencias 3 quedando no poco afligidos los Espa–oles con la total falta de v’veres, que era lo que mas los desanimaba , por no tener mas recurso que el de su amigo Chacom‡r , a quien consultaron 3 y despues de haberles proveido una corta porcion de v’veres, les di— el arbitrio de salir a Historia de la nueva Andaluc’a. unas ciertas rancher’as de sus enemigos , donde se proveyeron de algunas raices , y frutas , con que socorrieron su necesidad , que y‡ habia llegado a los terminos de extrema, Pasados algunos dias , que dur— el retiro de los Indios , y mancomiunados y‡ todos los de la 1sla para dar fin de los Espa–oles, inviaron delante una esp’a, que saliendo de la Sierra se lleg— al Fuerte de los Espa–oles ‡ reconocer los que habia, y en quŽ se ocupaban. Lleg— a la hora de siesta , en que por estar los Espa–oles dados al descanso del sue–o , tubo lugar de entrar sin ser sentido; porque para tales observaciones tienen particu= lar’sima astucia. * Di— parte a losque le inviaron del descuydo de los Espa–oles 3 y cobrando nuevos brios con esta noticia, se convocaron todas las Naciones , que y‡ estaban en resolucion de darÒel ultimo asal to Àen que esperaban verse libres dela Tropa Espa–ola. Dos semanas dilataron en juntarse; y al £n de ellas cayeron una noche al Fuerte valiendose del silencio , y obscuridad para no ser sentidos , y dexando 4 sus espaldas algunas Tropas, con que refrescar las fuerzas en caso de no ser bastantes:, 9 ser vencidas las primeras. Con la vigilancia de los Perros , que en Žsta , y las dem‡s ocasiones les fueron de mucha utilidad , y con el cuydado de las centinelas fueron los Indios sentidos en tiempo que pudieron ensillar los Caballos que les habian quedado; y pues tos O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 23 Libro II. Cap. IV. tos en arma ‡ pie y ‡ caballo salieron 4 campo descubierto a hacer resistencia a aquella multitud, que venia sobre ellos sin orden, ni concierto.Esto, y el ser la noche tenebrosa contribuy— mucho a favor dŽ los Espa–oles , que guiados del latido de los Perros , hicieron en los Indios terribles estragos; pues por donde quiera que iban hallaban numerosas emboscadas, en que empleaban a satisfaccion las fuerzas sin recibir notable da–o, respeŽto del que experimentaban los Indios por su natural cobard’a , y mala conducta. Por fin de la refriega , que dur— desde la media noche hasta el amanecer , salieron de retirada los Indios para la Sierra , y los Espa–oles para su Fuerte cantando viŽtoria, aunque con la pŽrdida de algunos que dexaron muertos, y otros heridos de muerte al rigor de las flechas que llovian sobre ellos; y hubieran dado fin de todos a no haber sido por la obscuridad , y providencias de rodelas , en que se clababan sin da= –o de las personas, Sin embargo, ya era notable la pŽrdida, que el Governador Sede–o experimentaba de Soldados , Perros , y Caballos, 4 cuyo paso iba tambien por la posta el consumo de bastimentos, y de all’ la extrema necestdad , y peligro de perecer los que quedaban , si los Indios repetian sus asaltos; porque aunque su amigo Chacom‡r les proveia de algunos, eran tan cortos , que ni subvenian a la necesidad de tan 133 ros, ni habia esperanza de que podria continuarlos , por ser de otdinario muy cortas las labranzas de los Indios. Deseando el Governador acudir en tiempo 4 tan evidente. peligro, propuso ‡ sus Oficiales varios pensamientos dirigidos a la conservacion de aquel puesto con nuevo esfuerzo de gente , y providencia de v’veres, para obviar el desdoro de volver ‡ PuertoRico pobre, y sin. el honor de Governador y Adelantado , que su Mages= tad le habia concedido , bajo de la condicion de dar la Isla Conquistada, Uno de ellos fue , si ser’a con veniente tr Žl mismo ‡À PuertoRi co 4 nueva Recluta, y solicitud de provisiones; mas al vŽr que de ausent‡rse pot Òtanto tiempo resultaba: el mal suceso de la total pŽrdida de los que en la Isla quedaban ,. tomaron el partido de pasarse todos a la cercana Costa de Paria, y fabricar en ella una Casa fuerte , en que dexar con alguna seguridad sus Soldados , proveyendoles de los v’veres que pudicran recoger entre los Indios, mientras daba la vuelta a PuertoRico con algunos de sus amigos en solicirud de lo dicho , para volver a la Isla con mayor refuerzo. Para la fabrica de la Fortaleza pidi— a su amigo Chacom‡r algunos de sus Indios; y embarcandose en las dos Naves, que ‡ prevencion habia dexado en Franqu’a , desampararon el puesto de la Trinidad , en que habian estado un a–o sin conseguirse cfeŽto bue O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 24 134 bueno , y en el mismo d’a sal. taron ‡ la Costa de P‡rta llamada entonces Unaparia por un Caz’que de este nombre ; que dominaba ‡ los Indios de aquel parage , ‡ quien por otro nombre llamaban el Anc—n. Luego que salt— en tierra el Governador Sede–o le vino ‡ visitar el Cazique Uriap‡ri con sus principales Indios; y habiendolos regalado con algunas quentas, y otras cosillas que le habian quedado , entabl— con ellos una buena amistad , y le pidi— alguna gente, que ayudase ‡ la de Chacom‡r , y ‡ sus Soldados a la fabrica del Fuerte , queen breves dias hicieron de tapia y piedra, pas ra resistir d las invasiones Çque le podian sobrevenir , como sucedi— en la Trinidad. Precaviendose de esto el Governador SedŽ–o:;.puso todo su cuydado en :‡lmacenar quanta provision de v’veres : pudo en aquellos dias adquirir: de los P‡rias , para que su defecto no diese motivo a desamparar el Fuerte con notable riesgo de las vidas, por ser tan corto el numero de los Espa–oles , que solo llegaba 4 veinte y cinco; y asi dexando por su LugarTheniente ‡ un Juan Gonzalez , tom— la vuelta de PuertoRico , inviando ances d la Trinidad los Indios que le habia: dado su amigo Chacom‡r. Esta disposicion hizo eco en los Indios Parias; y premeditando, que el Governador Sede–o volverla con nuevo refuerzo de gen= te , entraron en consulta , y tesolvieron demoler la Casa, y echar de Historia de la nueva Andaluc’a. ella ‡ los Espa–oles, — quitar a tos dos, sl pudiesen , las vidas, Juntaron para ello toda su gente; y cayendo cierto dia sobre los Espa–oles, los cercaron con animo de dar fin de ellos , aunque en vano; porque como las flechas no fuesen bastantes a derribar el edificio, al fin de algunos dias que los tubieron cercados romaron el partido de retirarse , sin perder de vista la Fortaleza , inviando frequentemente varias Esquadras ‡ espiar si algun descuydo , O salida de los Espa–oles daba lugar a la execucion de sus intentos, Los Soldados , aunque siempre alerta, Çy‡ iban llegando ‡ mucha necesidad de v’veres 5 por lo que se ci–eron quan: to fue posible ,'‡ ver si les alcanzaban. los poc—s que tenian hasta la vuelta de su Governador, que y‡ esperaban con la deseada providencia, Lleg—, pues , Žste ‡ la Ciudad de PuertoRico , dode reparti— algunos Indios que llev— consigo 5 y habiendo informado de ello‡ la Corte, se di— el Rey por mal servido , y le mand—: que los volviese 4 sus tierras, sin embargo. de la libertad. con que los habia entregado, o CA O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 25 Libro IL. CAPITULO V. VIENE DON DIEGO ORDAZ por Conquistador de esta Provincia; apoderase de la Fortaleza de P‡ria; _y emprende su navegacion por el Rio Orin—co , donde perdio trescientos y cinco hombres al rigor de una pestezy Baralla del Cazique de Uriap‡ri. Stando el Governador SedeE –o en la Isla y Ciudad de PuerroRico en la solicitud de sus v’veres y recluta. de gente, se hallaba en Castilla Don Diego de Ordaz , uno de los famosos Capitanes , que en las Conquistas de Mexico y Nueva Espa–a habia acompa–ado al MarquŽs del Valle Don Fernando CortŽs, por cuyos setvicios le hizo el Rey merced del Habito de Santiago 5 y deseando este Cavallero emplear el resto de su vida y caudal en la prosecucion de sus Conquistas y muevo descubrimiento de tierras 5 pidi— 4 S, M, la de la Costa , que corre desde el Cabo de la Vela cercano a: la Ciudad de Coro hasta el famoso Rio OrinŽco , que algunos Authores equivocaron , dandole el nombre de Mara–on , que ni tiene , nl jam‡s ha tenido entre las Naciones que han surcado sus aguas. Y si atendemos 4 lo que dice el R. P. Fr, Pedro Sim—n en su Historia de TierraFirme , solo comprehendia su Govierno y Conquista el terreno que corre desde el Puerto y Ensenada de Butrbur‡ta hasta el Rio Orin—co , siguiendo la Costa de Cap. V. 135 Venezuela , y Nueva Andaluc’a, por las razones que all’ expresa , y. parecen las mas verosimiles, En atencion 4 los. meritos de. Don Diego de Ordaz le concedi—. . M. el Titulo de Governador de toÈ. d‡ esta tierra, y el de Adelantado, y. Capitan General de lo que en ella conquistas; licencia para levantar ‡ su costa quatro Fortalezas donde conyiniesen,con la gracia de la Thenencia perpetua de ellas para sus herederos; y sus ordinarios sueldos; y adem‡s la vigesima parte de los Derechos Reales que produxesen las nerras , con tal que no excediesen al a–o de mil ducados, Asig= n—sele al mismo tiempo el sueldo de Governador, que fue deserecientos y veinte y cinco maravedis al a–o 5 de los quales habia de pagar y mantener un Alcalde Mayor, Medico, Cirujano , Boticario , trelnta Peones , y diez Escuderos ; con el permiso de que gozase las haciendas , y repartimientos en Nueva Espa–a ; dandole tambien trescientos mil maravedis para gastos, artiller’a , y las necesarias municiones 5 licencia para embarcar cinquenta Negros Esclavos; y orden para que de los Caballos, y Yeguas que el Rey tenia en la Isla Jamaica se le diesen veinte y cinco de cada sexo. Concedi—le S. M. al mismo tiempo licencia y expensas para fabricar un Hospital ; y ‡ los Pobladores , que llevasen consigo todas las exempciones y libertades , que en tales descubrimientos se acostumbran d‡r ‡ semejantes perso nas. O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 26 136 nas. Ordendle tambiŽn la obsetvancia de sus Reales instrucciones, quanto 4 la conversion de los Indios; y para 'su mas acertada con= duŽta le tiombr— Oficiales Reales; que fueron: Alcalde Mayor el Li cenciado Gil Gonzalez : Veedor de: fundiciones Hernando Sarmiento: Contador Hernando Carrizo: y The sorero Geronymo Ortal, con des pachos de favor para el Conde Don' Hernando de Andrada Asistente en Sevilla, y para todas las Justicias de Castilla , Canarias, Isla Espa–ola, y Costa de Tierra Firme , como lo dice expresis verbis el R.P. Fr. Pedro Simon , que registr— pet= sonalmente los papeles de estas Conquistas en sus respe—tivos lugares. Asegurado el Governador Qrdaz con tan poderosos despachos, reclut— hasta quatrocientos hombres de guerra , y muchos con sus familias , que salieron resueltos ‡ poblarse en los nuevos y deseados Pa’ses, que compusieron el numero de mil personas , y se pas— d la Ciudad de Sevilla, donde pertrechado de todo lo necesario se di— 4 la vela en el Puerto de San Lœcar al principio del a–o de mil quinientos treinta y uno en dos buenas Naves , y una Caravela. Lleg— con feliz viage a la Isla de Tenenife ; y habiendose rehecho de nueva gente , y los correspondientes bastimentos , hizo concierto con tres sugetos principales de la Isla llamados los Slvas, de que le stguiescn con doscientos hombres a su costa , ‡ que condescendieron gustosos con la esperanza de ser par Historia de la nueva Andaluc’a. ticipantes en las conveniencias de la Conquista. Cerrado el contrato se di— a la vela el Governador Ordaz, y lleg— con felicidad 4 las bocas de los Dragos , por las que entr— , despues de muchos trabajos , y pŽrdida de alguna gente 5 y, costeando la P‡ria arrib— a uno de los Puertos del Golfo Tristecon intentos de comenzar su Conquista por una de las bocas del Rio Ori= mî—CO. o " Salt— en tierra en la: refer’. da Costa , donde hall— ‡ los Indios Parias , que lo recibieron de paz y amistad , y Žl procur— conservarla con ellos', grarificandoles su buen recibimiento con diferentes agasajos. Inform—se del estado de aquella tierra; y habiendo ten nido noticia, que a distancia de diez leguas habia gente Espa–ola , segun lleg— a entender por la relacion de los Indios , recibi— agriamente esta noticia, por ir en la intelgencia de ser todo aquel terreno propio de su jurisdiccion , como en realidad estaba incluido dentro de los limites de su Conquista, y futuro Govierno. Para salir de dudas hizo aprestar un Bagel con cien hombres de armas , destinando por Capitan de ellos ‡ su Thesorero Geronymo Ortal , con orden , de que siendo corto el numero de los que suponia Espa–oles, los asegurase en prision, evitando todo estrepito , y le diese luego parte para tomar las providencias correspondientes ‡ su informe. Recibidas las ordenes se di— Or O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 27 Libro IL. Cap. V. Ortal ‡ la vela guiado de los mismos Indios, que dieron la noticia; y en pocas horas dieron con la Casa Fuerte , y los veinte y cinco Soldados , que en ella habia dexado su Gowvernador Sede–o, Luego que Žstos vieron junto 4 s’ gente Espa–ola recibieron indecible regocijo , considerandose y‡ libres de la opresion , y continuado peligro de muerte , en que los tenia el cerco. de aquella gente barbara, sin permitirles dar un paso fuera. de la Fortaleza. Reconocidos sus. habitantes por Espa–oles, salt— Ortal en tierra; y viendo ser pocos desarmados y floxos , se entr— en ella como: por su casa., y reprehendiendo agriamente al Capitan Gonzalez, lo despoj— del emplŽo, y tom— posesion de la Casa , dando prontamente aviso de su execucion al Governador Ordaz , que quedabasumamente ansioso de saber el fin de su Expedicion. Alegr—se mucho con la noticia , de que su inviado hubiese tomado posesion de aquella Casa ; y luego dispuso. marchar ‡ ella con el resto de su gente para mas asegurarse enaquel parage , por estar dem Òtro de los terminos de su jurisdicÑ cion. o Entr— en la Casa Fuette; y, llamando: al Capitan Juan Gobzalez le reprehendi— seriamente el atrevimiento de haberse fundado en su terreno , y el temerario atresto de haberse arrojado con tan corto numero de hombres en pa= rage desamiparado de todo humano secorro a peligro de dar la vi ) 137 da 2 manos de la necesidad —de los Indios , que con este atentado tomarian mayor altivŽz con nos table da–o de los Espa–oles ,. que en adelante intentasea en mejor, disposicion su Conquista. Final’nen: te , serenado su simulado enojo, y: hecha saber ‡ los Soldados de Sede–o la concesion de aquel terreno, trat— de arraerlo ‡ s’, ofies ciendo 4 los que le siguiesen las gratificaciones correspondientes 1 sus servicios. No todos recibieron con igual semblante esta propuesta; pero al fin condescendieron por la opresion y Çnecesidad , en que se hallaban, ‡ excepcion del: Capitan Juan Gonzalez, que a fuer de hombre de bien Çmanifest— su sentimiento , y la: ninguna volum tad con que se sujeraba 4 sus. ordenes sin la de su legitimo Govet: nador Sede–o , 4 quien esperaba por horas para la. decision de las dudas. po, Desazonado el. Governador Ordaz con la resolucion del Capitan Gonzalez , y para obiar el inconveniente , de que no le pervirtiese los Soldados que y‡ tenia ç su Partido , pens— el Çdestacarle 4 explorar la tierra; , como lo execur— , y obedeci— el Juan Gonzalez emprendiendo. su entrada al re: conocimiento de las gentes que ha: biraban en: las Islas , que ron los muchos Ca–os , y brazos cn que se divide el Orin—co antes dŽ entrar y desaguar en el Mar del Norte. Entr— luego en consulta c—n sus Oficiales ; y pareciendoles oportuno aquel parage para dar en Žl S o prin O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 28 138 principio ‡ su Expedici—n y Conquista por el mismo Orin—co, acord— lo primero atraer ‡ su amistad algunos de los principales Caziques, agasajandolos con Cuentas , Tijeras, Cuchillos , y otras cosillas de Europa 3 y conseguido en mucha parte el fin de este acertado pensamiento , dispuso el fabricar tres Vergantines , y otros Bageles pe ue–os en que navegar con facilidad, llevando de respeto la Nave Capitana para navegar en ella. quando lo permitiesen los vientos. El segundo pensamiento fue divertir mucha de su gente por los Pueblos cercanos a la Fortaleza; asi para escusar el consumo de vêveres que necesariamente habia de experimentar teniendolos consigo, Òcomo para conservar con la sociabilidad la amistad de los Indios , y ue: Žstos le acudiesen al corte, y conduccion de las maderas , y otras cosas necesarias para la fabrica de las Embarcaciones. Estando en esto lleg— uno de los Bageles que se estraviaron en las bocas de los Dragos; y porŽl tubo la noticia de la pŽrdida del otro, y desgraciada muerte de todos los que en Žl navegaban. Entre tanto que se fabricaron los Vergantines se habiliraron los Silvas de Tenerife con la recluta de doscientos hombres, que 2 su imitacion vendieron todos sus muebles y haciendas, y se alistaron para el viage con esperanzas de mejorar de fortuna, y adquirir mayores honras y riquezas en las nuevas tierras de su imaginada Conquista. Historia de la nueva Andaluc’a. Dispuestos y‡ para el embar. que lleg— a la misma Isla un Galeon Portugues; y pareciendoles mas al proposito para la mayor seguridad de su viage, se apoderaron de Žl y quanto llevaba, con pretexto del Real Servicio ; y dandole en retorno una Caravela , que para el mismo viage tenian deter: minada , se hicieron 4 la vela, llegaron en pocos dias ‡ las Islas de Cabo Verde, donde proveidos de quanto necesitaban , quitando ‡ los Portugueses de sus ganados y haciendas lo que convino 4 su satisfaccion î codicia, prosiguieron su viage , executando en Žl otras maldades , que refieren los Authores , y yo omito por no ser del principal intento de esta Historia, Llegaron por fin 4 dar vista 4 las Islas del Tabaco , y Trinidad ; y entrandose por las bocas de los Dra= gos , arribaron a la Fortaleza de P‡ria , donde hallaron al ÇGovernador Ordaz dando fin ‡ la fabrica delos Vergantines, y demas Embarcaciones , que para su havegacion habia puesto por obra. Tubo gran gusto con su llegada el Governa= dor Ordaz ; pero cerciorado de las maldades de los Silvas, especial. mente de haberse traido una doncella del Galeon Portugues, convirtiendo en justo rigor toda su alegria, les mand— procesar, y conden— a deguello en satisfaccion de su delito. : Concluidas las Embarcaciones , y el Governador Ordaz en disposicion de emprender su viage, entr— en cuentas de los fumestos su O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 29 + LibrolIL Cap. V. >.Ò sucesos que podian. resultar ‡los que pensaba dexar en la Casa Fuerte, s’ volvia , como esperaban, de PuertoRico Don Antonio Sede–o con mayor numero de gente; pues aunque la suponia en su territodo, sin embargo le estimulaba la primacia de Sede–o , y el derecho de haberla fabricado para defensa delos suyos , 4 quienes habia obligado con persuasiones y violencia al seguimiento de su Conquista. La resolucion fue dexar cimquenta hombres de armas , y por su Cabo al Capitan Martin Ya–ez , a. quien di— todas sus facultades , y: dex— con la esperanza de que en breves dias llegaria otra Nave , que ‡ su partida de Espa–a habia dexado en el Rio de Sevilla con doscientos hombres que le favorecerian, y seguirian su rumbo en pos de su Expedicion con nuevo repuesto de v’veres y gente que esperaba , para k prosecucion de sus Òdescubrimientos... Dadas todas sus ordenes se hizo a la vela el :Gowernador Or= daz y entrando por. la boca grande de Orin—co , que hoy llaman de Navios , y entonces boca. de Varima , subi— con todo su armamento , aunque con inmensos trabajos por ser las Embarcaciones grandes ; y faltandoles a cada Òpaso. el viento, les era forzoso paraabanzar algo meter fuerza de remos, y: de cabos, que es el unico arbitrio para poder montar las Puntas que forman en todo el tiempo:, y de Invierno las vueltas y revueltas. del Rio , donde son. rapid’simas 139 sus corrientes 5 y sinesta maniobra corren mucho riesgo las Embarcaciones, sl el viento no es tan fuerte que puedan hecharse a fuera 4 surcar a la vela Òsus orgullosos hileros. Asi consigui— subir gran patte del R’o hasta encontrar: con su inviado Juan Gonzalez, que todo este tiempo habia estado entre los Indios descubriendo los secretos de la tierra; y ‡ suvista le di— la feLiz noricia de haber encontrado numerosas Poblaciones de Indios, y haber sido bien recibido , y socorrido de todos. Con estas noticias procuraron los Capitanes disuadir al Governador Ordaz , que dexando la navegacion, tomase la derrota por tierra adentro, donde tendrian mejor abrigo, y algun alivio en las enfermedades , que y‡ iban expe= rimentando de las fatigas del remo, y destemplanza de aquel Pa’s tan humedo, y nocivo ‡ los EuropŽos, aun quando sin.estos trabajos entren en el con toda asistencia , y regalo: mas el Governador descoso de llegar al Pueblo del Cazique Uriap‡ri, de quien y‡ tenia'noticias" por los Indiosde la Fortaleza, hizo continuar la boga hasta abanzar como treinta y cinco leguas de la boca , donde por el mucho: calor, y destemplanza del clima les acometi—. tan pestilencial mortandad , que en pocos dias murieron hasta trescientos hombres; y. los que escaparon quedaron tan debiles, y faltos de fuerza, que y‡ se hacia poco menos que imposible la prosecucion de.su Conquis Saz Ta. O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 30 140 ta. No fueron bastantes , ni las plegarias de tantos. afligidos > ni el rigor de.tan sensible calamidad para persuadir al Governador 4 mudar de conduŽta; antes bien , ansioso de mejorar de sitio y abanzar terreno , hizo continuar la boga con mayores trabajos hasta llegar al Pueblo deseado de Uriap‡ri, cuyos naturales tuvieron mucha alegria en la llegada de aquella gente peregrina , y ningun recelo por verlos tan enfermos y flacos , y ser ellos:en tan crecido numero , que pasaba el Pueblo de quarrocientas casas , habitada cada una de toda una parentela, Salt— en cierra el Governador; y para no d‡r ‡ los Indios ocasion 1 motivo a la menor al teracion se aloj— con toda su gente en clas Tiendas , y Ca–oneras 3 corta: distancia del Pueblo , desde donde.solicit— la: amistad de los Indios , y les compr— los necesarios bastimentos y de que iban y‡ muy desprevenidos, A pocos dias deacampados los Espa–oles se amotinaron. los Indios como gente; 1nconstante; Û ideando desalojarlos de sis cercan’as: dieron muerte a cinco: Soldados, Û hirleron otros; con l— que irritado el Governador uso su gente en ' arma, y pas— al Pueblo ‡ dar el merecido castigo ‡ los. delinquentes. Los Indios:, que y‡ estaban dispuestos: para la refriega , y furiosos con la fortaleza de las bebidas de Chica y Cum‡n, que acostumbraban en tales funciones, luego que vieron a los Espa–oles en orden de Batalla , en Historia de la nueva Andaluc’a. traron en ella con tanta ventaja, que en breve rato hicieron una cruel maranza sin recibir ellos notable da–o ; porque el ser de noche, y ellos pr‡—ticos en la: tierra contribuy— mucho ‡ su viŽtoria, y ruina de los Espa–oles , que como flacos, y en tierra incognita , y montuosa andaban atontados , sin acertar con las emboscadas de donde les venia tan perjudicial estra= go. Conocido Žste del Governador, trat— de retirar su gente con intentos de proseguir el siguiente dia ‡ la execucion del castigo 5 mas los Indios recelandose de ello levantaron el campo a deshoras de la noche , y embarcandose en Can—as con sus mugeres , Ž hijos se ausentaron del PuebloÓ, dandole fuego antes ‡ todas sus casas , para que los Espa–oles no se apoderasen de ellas , y con la providencia de v’veres tomasen mayores brios, y les siguiesen los pasos. Amaneci— el siguiente dias y visto por el Governador el inceridio del Pueblo, y fuga de sus v£cinos , tuvo un gran pesar por la falta, de bastimentos, y el dificil recurso‡ otros Pueblos, que segun las noticias estaban muy remotos. Viendo el Goyernador serle imposible la permanencia en aquel parage , iniquiri— de los Indios y.que le sirvieron de gu’a, la distancia del Pueblo mas cercano; y habiendole dado noticia ,de que. a pocas leguas enconrraria el de Caroao‡ la orilla opuesta , determin— seguir viage en su demanda. con esperanza de hallar mejor alo. ja O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 31 2 Librol Cap. V. 07 ami AA ori jamiento , y dar enŽl a su gente algun descansos: . coda / . Dex— primeramente rancheas dos los enfermos de mayor cuida: do con veinte y cinco hombres de guardia, y. por Cabo de ellos al Licenciado Gil Gonzalez de Avila; y dexandoles parte del maralotagŽ que les habia quedado; el Galeon; y la Nave Capitana ,se parti—: con. el resto de gente , que aun llegaba.‡ quarrocientos hombres , en los Vergantines y Barcos medianos hasta llegar al dicho Pueblo de Caro‡o., cuyos naturales, aunque al principio hicieron alguna resistencia , al fin viendo superiores :las: fuerzas de la Tropa Espa–ola se vinieron ‡ paz, y los recibieron en sus Casas: proveyendoles de los bas. timentos , a que alcanz—. su pobre. za. En estos dias tubo: el Governa= dor varias conferencias. con los Ins dios; y. juzgando Žstos por las preÈ guntas À que los intentos de los Es+ pa–oles se dirigian ‡: la solicitud de oro, plata , y Otras Çriquezas À"va liendose. de su natutal astucia: lŽs hicieron creer , que mas ‡rriba has bia muchas y ticas gentes , ‡ fin de desalojarlos de sus casas, y ex= pelerlos otras , d—nde. continuanÈ do las: mismas desdichas , perecies sen manos de l‡ necesidad , 9de la guerra; ES ae No se le ocult— este pensa+ miento al Governador Ordaz ;. mas porque Çlos Indios. no sospechasen cobard’a ,' haciendose desentendido trat— de inviar delante al .Capitan: Juan Gonzalez Çcon veinte hombres , que 4 pocos; dias descu= cepod 141 brieron la Rrovincia de Guay‡na,' donde fueron :rŽcibidos amigablemente" de los Guay‡nos, que tam: bien les proveyerton de mucho matalotage, y salicton algunos 4 acomp‡–arl—s quando: dieron la buelra al Pueblo de Caro‡o. Pasados veinte diasÈ, que dilat— e– ida y buelta, lleg— el Juan Gonzalez con la noticia: del traro ,y buen recibimiento de los Indios Guay‡nos, con que recibieron gran consuelo as’ el Governador , como. los. dem‡s del Exerciro ,que por Žsta, y las noticias de Caroao se. consideraban y‡ due–os de aquellos In dios , y Pa’s , que imaginaban: lleno de estimables riquezas ; pero les sucedi— lo que Žnlos dem‡s para ges5 que fue hallar mil desgracias, enfermedades , y pŽrdidas de vidas. y haciendas. , que es lo que hasta hoy sucede , y siempre ha sucŽdido , especialmente ‡ los EuropŽos que se avecindan en aquel in’cliz, y homicido territorio. CAPITULO Vê. PROSIGUE ORDAZ SU Expedicion :basta. el Randal de Ta baje 3 resrocede. por la P‡ria al Fuera te de Cumana , donde: fue preso:; pa Òsa:d.laReal Audiencia 3 dase noti. dia desu alevosa muerte 5 y otros .: sucesos de su desgraciada ConquistaÈ ÒIN embargo de tan adversos, y funestos. sucesos proseguia el Governador Ordaz en los inten= tos de continuar su viage , como lo O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 32 142 lo hizo embarcando su gente en los Vergantines , despues de haber dado fuego ‡ una de las' principales casas del Pueblo de Caro‡o, quemando en ella 2 todos sus habitadores por recelo que tubo, de que antes de despedirse intentaban dar muerte ‡ todos los Espa–oles. Atemorizados los dem‡s Indios con este inhumano Òcastigo , suspendie ron la execucion de sus intentos, si es que fueron ciertos , y dicron: lugar ,4 que embarcados el Governador y sus Soldados prosiguieran su vlage Rio arriba , como prosiguieron , experimentando los mismos y mayores trabajos, que los que hasta alli habian padecido, venciendo montes de dificultades la valentia de sus animos. Asi navegaron algunos dias hasta llegar a la buelta del Torn— frente de los Araguacois; ‡ cuyo fin encontraron con el Raudal, que hoy llaman de CamisŽta , formado de una Singla de pe–ascos ahogados , que les di— mucho que hacer para vencer la furia de su olaje; pero valiendose de algunos artificios y maniobras, pasaron los Vergantines , y sigiuleron su viage hasta el Raudal que hoy llaman de Carich‡na , cerca de la boca.del Rio. Meta, que. dista como ciento ysesenta leguas al Oeste de la Ciudad de Santo ThomŽ dela Guay‡na. oz Viendo el Governador , que lo insuperable de las corrientes hac’a Imposible en este Raudal el tran: sito de los Vergantines , determin— ranchear en tierra, pareciendo le Pa’s despoblado , y libre de hos Historia de la nueva. Andaluc’a. tilidades de Indios; pero le sucedi— muy al contrario5 porque Žstos, que, aunque ocultos, andaban A vista Çde las Embarcaciones, luego que las vieron en las Playas, cayeron sobre los Espa–oles con una rociada de flechassenvenenadas , y estrepito de tamboriles, flautas , y destempladas voces , con que pretendian aremorizar , y hacerles retroceder, ‡.no haber sido todos los que habian quedado hombres de valor , y experimentados en las invasiones de Indios. El Maese de Campo Alonso de Herrera deseando tomar ‡ su san tisfaccion la defensa , desembarc— con brevedad los Caballos ; que vistos por los Indios, y conocida la superioridad de la fuerza Espa–ola , tomaron el arbitrio de dar fuego 4 una Sab‡na, — Pajonal por varios y Opuestos parages, para que cogierido en medio ‡ los Espa–oles, se sofocasen con el humo, y pe= reciesen todos en el Incendio, Ç Advirtieron Žstos el peligro; y: dando un contrafuego , Òque es el: medio eficaz para contener la voracidad , tuvieron lugar de ensillar los Caballos ,. y salir en seguimiento de los Indios que y‡ iban de fuga, haciendo en ellos tan cruel matanza, que en breve rato hubieran dado fin de todos, 4no haz berse ocultado en la espesura de los montes los que quedar—n vivos, Al tiempo dela. fuga hubieron 4 las manos dos Indios; y traidos ‡ la presencia del Govetnador les hi. zo varias preguntas , mostrandoles pedazos de hierro, plata, y oro, para vŽr si por aquellos parages ha= bia O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 33 Libro IL bia alguna mina , O si se encontfaria entre los Indios algo de aqueJhas especies, A todo respondieron con: la negatiba excepto aloro , de que aseguraron habia mucho en la orilla opuesta y tierra adentros donde concibieron lograr mucho haciendo su entrada por tierra, como deseaba la mayor parte de la comitiva. Sin embargo de esta noticia , que para los mas fue muy gustosa , considerando el Governador la multitud de Indios, la falta de bastimentos , la necesidad de los que dex— enfermos en el Pueblo de Uriapari, y el apricto en que estarian los de la Casa Fuerte, determin— volverse a ella con consulta de sus Oficiales , creyendo estaria y‡ cerca la Nave MarinŽta, que dex— en el Rio de Sevilla con orden de seguir su derrota. e Algunos Authores quieren, que el haberse conformado todos con el diŽtamen de Ordaz fue por estar y‡ ostigados del mal tratamiento de palabras , con que los tenia estomagados , y con Òdeseos de salir de su obediencia ; pues aun+ que no eran tantos como los que entraron por el OrinŽco, aœn habian quedado quatrocientos ver= sados y‡ en Guerras Çde Indios, que bastaban para resistir con su cx periencia y ventaja de armas 4 la mayor Tropa de Indios, que se atreviese ‡ presentarles la ÒBa talla ; pues sabemos , que con muchos menos sujer— Don Fernando CortŽs ‡ los de la Nueva Espa–as Don Francisco Pizarro a los del Perœ ; y Don Gonzalo Gimenez de Cap. VL 143 Quesada a los del Nuevo Reyno de Granada ; con la perseverancia en los trabajos , que fucron mayores que los de Don Diego Ordaz , y los suyos habian hasta all’ experimentado. Pero sea lo uno, 9 lo otro, al fin resolvieron volverse Rio abajo con intentos de emprender despues la Conquista por tierra , pensando que asi mejorarian de fortuna , y verian cumplidas sus vanas esperanzas. Con la ayuda de las corrientes llegaron en pocos dias al Pueblo, — sitio de Uriap‡ri ; donde hall— menos muchos de los enfermos, que habian muerto ‡ manos de la necesidad , y los dem‡s en. estado de 1r tras ellos por la total falra de alimentos. Embarc—los el Governador , y tomaron la vuelta: para el Fuerte de P‡ria , donde hallaron 4 Martin Ya–ez con sus cinquenta Soldados, y largas esperanzas de riquezas, que a su vista se convirtieron en pesares , por venir todos desnudos , hambrientos, enfermos , y sin mas consuelo que el desahogo de las quejas y sentimientos , que se daban unos a otros; y todos cargando sobre el Governador , que es el comun estilo de los mal contentos. Viendo Žste cl tumultuoso rumor de su genteÓ, y la. necesidad de repararse en la salud , y v’veres de que carecian , determin— salirse del Fuerte , y pasarse al de Cumana , prometiendoles hacer la Conquista por tierra, como deseaban; pero la consideracion, de que. desamparando aquel puesto podia caer en manos de O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 34 144 de otro, y en las de Žste la Nave MarinŽra que esperaba de Espa–a, le oblig— 4 proveer de nuevos Soldados la Casa de P‡ria , llevando consigo a Martin Ya–ez con los suyos, y y poniendo en su lugar Otros veinte y cinco con su Capitan çgustin Delgado, natural de las Islas Canarias , hombre animoso , y experimentado en el trato y guetra de los Indios. Antes de proseguir con la derrota de Ordaz para el Fuerte de Cuman‡ , es de advertir , que'cerciorado el Governador Sede–o de lo sucedido con los Soldados , que dej— en su Casa de Paria, escribi— al Supremo Consejo pidiendo justicia y satisfaccion de los perjuicios; ‡ que provey— S. M. mandando: al Governador Ordaz restituyese a Sede–o el valor dela Casa, y dem‡s bienesque usurp—a Žl y a sus Soldados, salvo en el caso, que convenidos los dos resolviesen hacer la Gonquista , ayudandose reciprocamente cada uno en su G—vierno Çcomo buenos vasallos. La misma. quexa represent— Pedro de Ortiz Matienzo , Justicia Mayor de la Isla de Cub‡gua , informando haberse 1ntroducido el Governador Ordaz en los limites de su jurisdiccion , que abrazaba treinta leguas de la Tierra Firme y Costa de Cumana, donde hacian sus labranzas , y se provelan de v’veres comprandolos a los Indios , por la total escasŽz de aquella Isla , que carecia hasta del aguas y que de introducirse en sus terminos el referido Ordaz , se destruiria aquella Ciudad de la Nue Historia de la nueva Andaluc’a. va Cadiz , precisados Òsus vecinos 4 desampararla con notable perjuicio de los derechos , que de su conservacion. se consribuirian 4 a la Real Corona. Oy— su Magestad igualmen= te esta querella de Matienzo ; y en su inteligencia mand— al Governador Ordaz , que enel tiempo de dos meses se–alase terminos , y. egidos ala Nueva Cadiz , guardando por concegil la parte que le pareciese de ellos, y lo dem‡s se. repartiese discributivamente.a:sus vecinos , quedando la jurisdiccion Ctvil y Criminal de, dicho territorio baxo de la Administracion del mismo Governador Ordaz. Aun no habian llegado estas Reales ordenes, ni sab’a de tales quexas el Governador, :quando lleg— de regreso a la Fortaleza de P‡ria; y asi teniendola ; como dixe, por terreno de su jurisdiccion y dexando en ella a su Capitan Agusta Delgado con los yeirite y cinco hombres de guardia ; se embarc— en los VŽrgantines y: y sali—en demanda del Fuerte de. Cuman‡ , inviando delante al Licenciado Gil Gonzalez de Avila con la mayor parte de su genteÈ y orden de que le esperase en dicho Fuerte , para donde saldria luego. que dexase en buena disposicion el de la Costa de Paria, Proveido: Žste de los bastimentos necesarios para algunos d’as, se di— el Governador a la vela en seguimiento de Gil Gonzalez , quien y‡ suponia en el Fuerte de Cuman‡. çsi fue3 porque. como exan pocos los Soldados que lo guar O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 35 "Libro IL. Cap: "VI. guardaban ,.no hall—. en ellos. para su alojamiento la:nierior resistencia; pero habiendo dado:noticiade esta llegada: ala Nueva Cadiz: s"invi— Matienzo teferzo de gente con orden de prender a Gil Gonzalez y sus Soldados, como loexecutaron 3 y lo mismo hicieron con Don Diego Ordaz.quando li eg— , que fuŽ quince d’as despues No falta tradicion, de ques rision fue el encono de muchos de: l—s. Soldados de Ordaz., que deseosos de salir de su obedienciaÓ se agregaron al Partido de MatienÒzo , declarandose enteramente enemigos Àde su Governador ; con lo qual. cobr— mayores brios para la prision, que execut— con resolucion de llevarlo ‡ la Isla y Real Audiencla de Santo Domingo, ‡ ‡ pedir contra el arresto de haberse incrodu. cido en su jurisdicci—n , y querer alzarse con el Fuerte y aguas de Cuman‡ , segun lc habian hecho creer algunos de sus Soldados, que se le habian pasado a Cub‡gua fugituvos y mal contentos; no siendo asi en realidad, sino el repararse de los arrasos de su Conquista, y dar algun alivio a sus Sol dados mientras se disponia ‡ hacerla por terra, Aceler— Matienzo la salida de Cub‡gua; y embarcando en el mejor Bergantin al Governador Ordaz a algunos de sus amigos , especialmente ‡ su Thesorero Geronymo Ortal , se di— con ellos ‡ la vela para la Isla Espa–ola, con 1ntentos de pretender se le diese la Conquista de Ordaz , que anreceden L principal causa de esta 145 temieiite tenia Á descada. Llegaron 4 la Re‡l Audiencia; y hecha relacion de los m—rivos, y prision del Governador Ordaz", declar— su Alteza ‡ favor deÒŽste dando su prision _ por injusta , y le mand— volver‡ la. prosecucion de su Conquista, y pr‡—tica de las Reales ordenes de su Magestad. No contento con esto el Governador , y deseando que el atrevimiento de Matienzo quedase ‡ su satisfaccion cas= ugado, y restituidoslos gastos de su: prisi—n y atraso , pidi— A a la Real Audiencia l’cericia para pasat a la. Corte , y llevar consigo:a:su oposicor Matienzo , inviando antes por su LugarTheniente en el Fuerte de P‡nia a su. Maese de Campo Alonso de Herrera para la administraci—n de Justicia , mientras Žl volvia de los Reynos de Espa–a, Concedi—lo todo su Alteza 5 y embarcandose en un Navio, que ‡ la sazon sali— de aquel Puerto, llev— consigo a su Thesorero Geronymo Ortal, y al referido Matien= zo su oculto enemigo y declarado opositor. Es de advertir, que tenien< do Žste en Cubagua preso al Governador Ordaz , receloso de los da–os que le podian sobrevenir, si la Real Audiencia no aprobaba la prision , consigui— de un Boticario GenovŽs, le diese tres bocados mortiferos , con el pretexto de matar con ellos a tres Caz’ques sus enemigos , y opuestos ‡ la voluntad del Rey 3 y viendo en esta ocasion el mal pleyto que llevaba , y el valimiento y buen nombre , que en O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 36 146 en la Corte tenia Don Diego Ordaz por sus buenos Servicios en la Nueva. Espa–a , se di— arte de introducir aquel veneno en uno de sus plaros con tan pronta a’tividad, que ‡ poco tiempo de haberlo tomado entreg— 4 su Criador el espirica , corroidos los intestinos con lastimoso estrago , arribuyendo los contrarios su muerte d castigo de Dios por el mal trato que habia dado ‡ sus Soldados, que por huir de su severidad habian muerto muchos 4 manos de la necesidad , y fieras de los montes; y con estas y otras invenciones qued— solapa da , y por entonces oculta aquella. inhumana crueldad, hasta que el Justo Juez de las venganzas tome a su tiempo la que merece este caso , quando se haga patente al universo mundo. : A pocos d’as de la muerte de Ordaz se encontr— el Navio en que iba Matienzo con la Nave en que venia de Espa–a un Juez de Residencia para la Isla de Cub‡gua, y con ella la Nave MarinŽta que trala la gente y socorro que esperaba el Governador difuntos y cerciorados de su repentina muerte mudaron de rumbo para Santo Domingo , donde se dividi— cada una por su parte, y el Juez de Residencia sigui— el de Cub‡gua , donde fue bien recibido, y puso en execucion las ordenes del Rey , arreglando aquella Isla ‡ los terminos de la Real voluntad, Lleg— en pocos dias a PuertoRico la noticia de la muerte de Ordaz; y viendo Sede–o , que ya cesaba el incon Historia de la nueva Andaluc’a. veniente de su resistencia , se di— conbrevedad ‡ da vela para la Isla de:Cub‡gua 5 y hecha ostension desus Poderes , y Govierno'.de la Trinidad al Juez de Residencia, Žste, que tambien: venia:con intentos de conquistar , y Çdescubrir lo que pudiese en la Tierra Firme, resisti— a la peticion por lo. perteneciente ‡ la Costa de Paria, hasta vŽr lo que se decidia en el Tribunal de la Real Audiencia, . En esta sazon lleg—. de Santo Domingo Alonso de Herrera con los Poderes , que su Alteza le habia conferido de Theniente Gover=* nador de Don Diego Ordaz; y ha= biendo tenido con Sede–o tales palabras , que ya iban llegando a rermino de obras, el Juez por evitar discordias los puso en prision, hasta que Sede–o rescat— su libertad con la promesa de seguir su Conquista en la Isla Trinidad , donde unicamente le habia sido concedida. Di—se a la vela con el corto numero de treinta hombres , que para este fin habia reclutado ; y a pocas leguas le entr— tan fiero hurac‡n , que ahogados diez salt— con los dem‡s en Tierra Firme , y sigui— su derrota en una Pir‡gua pescadora, hasta llegar ‡ la Fortaleza de P‡ria , donde encontr— al Capitan Agustin Delgado con los veinte y cinco hombres , que para su custodia habia dexado Don Diego Ordaz, Di—les noticia de su muerte; y ocultandoles la Comision y Thenencia de Alonso de Herrera, trat— de reducir 4 Agustin Delga= do, arrayendolo ‡ su Partido con la O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 37 Libro Y. Cap. VI la promesa de hacerlo su Theniente General , y premiar ‡ sus Soldados con los correspondientes EmplŽos. + Condescendi— Delgado ‡ la proposicion de Sede–o, y ‡su imitacion los veinte y cinco hombres, que le siguieron embarcandose luego para la Trinidad , dexando en su lugar otra escolta, y por su Cabo ‡ un BarcholomŽ Gonzalez, con orden secreta de no admitir ‡ Alonso de Herrera , quando llegase con poderes de la Real Audiencia, de que esperaba pronto aviso en la Trinidad. No dilar— Herrera muchos. dias en llegar 4 la Casa Fuer= te 3 donde hechos saber a BartholomŽ Gonzalez los Poderes , que la Real Audiencia le habia confetido de Theniente , y Justicia Mayor de toda la Jurisdiccion: de su legitimo Governador Don Diego de Ordaz , atendiendo , como debia, ‡ la Real Provision , no solamente le di— entera obediencia, sino que le hizo total entrega de la Casa y quanto habra en ella, sujetandose en todo ‡ sus ordenes , que Žl, y sus Soldados prometieron guardar, Lleg— la noticia 4 Sede–o; y considerando que seria imas dificultoso el remedio, si dilataba poner por obra el que la ocasion y presente suceso le representaba conveniente , puso a sus Soldados en arma , y dandose de secreto ‡ la vela , cay— al amanecer sobre los de la Casa de P‡ria , puso en prision a Gonzalez, y di— libertad ‡ Herrera para que se fuese À Cub‡gua, receloso de que 147 llevandolo consigo se levantase con muchos de sus Soldados , y lo pusiese en mayores aprietos. Para mas asegurarse le oblig— con todo rigor ‡ prometer con juramento , de no volver mas ‡ aquella Fortaleza 5 y habiendose negado a ello , por considerarlo lnjusto , a Sede–o desnudo de toda jurisdiccion, y en aquel lugar subdito suyo , atropellando Žste por las leyes de la razon , carg— a Herrera de prisiones, y lo lley—. con los dem‡s Àla Trinidad ; donde para aberiguar lo que sospechaba de la obediencia de Gonzalez al orden del Rey , le di— tan cruel tormento , que le descoyunt— por algunas partes el cuerpo, y pretendi— ahorcar 4 Alvaro de Ordaz sobrino del Governador difunto, y a otros dos amigos suyos; lo qual hubiera executado,‡ no haberselo estorvado algunos sugetos amigos del mismo Sede–o , reconviniendole con las fatales resultas de sus desaciertos. Sabido por la Real Audiencia el atrevimiento de Sede–o, di— poder‡ Alonso de Aguilar para que pasase con un Escribano, y poniendo en libertad a Herrera, aprisionase a Sede–o y sus sequaces , para darles el castigo contforme ‡ derecho. Lleg— Aguilar ‡ la ÒTrinidad ; y habiendo intimado 4 Sede–o la Real Provision de la Audiencia , no solo resisti— a su obediencia, sino que aprision— al Eseribbano; y hubiera hecho lo mismo con el Juez,sino se recelara de alguna sublevacion de sus Çmismos Soldados , 4 quienes y‡ te Ta nia O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 38 148 nia desabridos con la tropelia de sus hechos. Viendo Herrera la resistencia de Sede–o, y la falta de fuer zas en el. Juez para obligarle al cumplimiento de la justicia , se vali— de algunos de sus Soldados desafcŽtos, que ‡ deshoras de la noche le pusieron en libertad 5 y juntandose con Aguilar se dieron ‡ la vela para el. Fuerte de P‡ria , donde grangeada la voluntad de los Soldados , se apoderaron de el, y. aprisionaron a Agustin Delgado, y i algunos de sus amigos con el auxilio de los de Ordaz , que aun le guardaban lealtad. Quando lle g— esta noticia a Sede–o, se 1n=' dign— tanto contra $us Soldados, que luego puso en execucion una: fragua , para que ellos mismos. fabricasen las rigorosas prisiones , en que despues habian de ser misera blemente afligidos. YA se dexa discurrir el efe—to que causar’a esta crueldad en unos hombres extenuados del trabajo y desvelo, muertos de hambre , y los mas enfermos. Ello fue, que amotinados todos , y viendo que el Governador desatendia enteramente ‡ sus fuegos , se apoderaron de las armas, y entraron en su casa diciendo 4 grandes voces: Viva el Rey que nos d‡ libertad, y sea preso Sede–o que tan sin razon nos la quita, y sin piedad nos molesta. En esto cayeron sobre el Governador, le despojaron de sus armas , y dieron la casa por carcel , imponiendole pena de la vida s’ quebran Historia de la nueva Andaluc’a. taba su clausura. Asi estuvo algunos dias hasta que despues de varias revueltas de los Soldados , y algunas invasiones de los Indios , que cerciorados de la discordia , pensaron hallar la suya , y dar muerte a todos , 0 expelerlos de la Isla: los mismos Soldados de Sede–o., vienÈ do el ningun orden de su Conquista , y perdidas las esperanzas, de conseguirla , determinaron ponerlo en liberrad ; y saliendo unos de fuga para Cub‡gua , y Sede–o con los que mantuvo de su parte se embarc— para PuertoRico el a–o de mil quinientos treinta y tres, quedando Alonso de Herrera. con velnte hombres en la Fortaleza de P‡ria, donde se mantuvo con valerosa constancia hasta que el Rey proveyese lo que fuese de 'suRŽal agrado. CAPITULO VI: CONCEDE EL REYLA Conquista de esta Provincia a Ger—s aymo Ortal : comciela este a Alonso de Elerrera 3 y no consiguiendo el fin que deseaban, se vuelven d las Costas de Cuman‡ al comercio de Im. dios Esclavos con notable pŽr= dida de unos y otros. Aciendo por ahora parente sis en la Conquista de Se de–o y su opositor Ordaz , pide el orden Chronol—gico tratar de lo perteneciente al tercer Conquistador, hasta que concluido con Žste , volvamos a tratar de los hechos y muerte de Sede–o, y del Ûs, O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 39 Libro IL Cap. VIZ. estado en que dex— la Trinidad, siguiendo la sucesion de los tiempos , que permiten, y aun obligan 1 hacer en las Historias estas digresiones. Muerto ya el Goveraador Ordaz de la desgraciada muerte que dexo referida , y puesto en la Corte Geronymo Ortal su Thesorero , que le acompa–aba en el viage , pidi— ‡ nuestro Catholico. Rey la Conquista de esta Provin cia , prometiendo hacerla con es peranza de mejores efectos , como. experimentado ya en las entradas y comunicacion de los Indios. Con: cedida su pretension , y despachadas las correspondientes Cedulas de S. M, divulg— por Espa–a con tanta eficacia la noticia de las lar gas riquezas , abundancia de gentes, buen temple y amenidad de las tierras de esta Provincia , que creyendo era otro Parayso Terrenal , vendidos sus bienes y haciendas, salieron muchos con sus mugeres Ž hijos ‡ trocar por su amada Patria Žsta, que en realidad no fue para ellos sino tierra de miserias y desgracias , que experimentaron en lugar de sus imaginados thesoros. Dispuestas las cosas , y juntos en Sevilla ciento y sesenta hom bres , que agreg— de la Andaluc’a, * se di— a la vela ‡ principios del a–o de mil quinientos treinta y cinco 3 y habiendo llegado con buen viage ‡ vista de la Trinidad , se entr— por las bocas de los Dragos ‡ la Fortaleza de Paria, donde hall— 4 Alonso de Herrera con sus veinte Soldados llenos de 149 tribulacion y congoxas , que cŽsaron con la llegada de Ortal , por verse y‡ libres de los peligros: de muerte, que por instantes les amenazaba la fiereza de los Indios, ‡ cuyas fuerzas no podian resistir porÓ la flaqueza en que los habia pues' to la total escasez de alimentos. . No fue menos el contento que re: cibi— Orcal , al vŽr en aquel parage. ‡ su muy amigo Herrera, ‡ quien" hizo saber sus facultades; y pro. meti— , sl le seguia , hacerle su The. niente General , y de su mayor sa=. tisfaccion , para la consecucion y desempe–o de su Conquista, çcept— Herrera la propuesta 5 y reciÈ: bido el cargo de Theniente Gene. ral , trataron luego del modo en: que habian de emprender el via=. ge 5 y resolvieron seguir el orden de Don Diego Ordaz basta: la boca del Rio Mera , por donde, dexado el Orin—co , siguieron su derrota , llevados de las noticias, y fama de estimables riquezas , que: y‡ volaba por el mundo haber en aquella tierra , de oro , esmeraldas): y preciosas telas de algodon , de que se vieron despues evidentes muestras. ] Hicieron para este fin unos Bergantines ; y estando y‡ en visperas de embarcarse , lleg— la noucia de que el Capitan Alderere, a quien Ortal habia dexado en Espa–a en recluta de gente , habia llegado a Cubagua con ciento y cinquenta hombres ; en cuya inteligencia determin—, que el Theniente Herrera diese principio a la Conquista , y pasar Žl a Cub‡gua, des O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 40 ISO. desde donde saldria despues en su seguimiento .con la gente recien venida , y la dem‡s que pudiera reclutar en la Isla , y Ciudad de la Nueva Cadiz. Tomada esta res—laci—n, y dexando Herrera veinte hombres en la Casa de P‡ria, se entr— en el Rio Orin—co en los. nuevos Bergantines , y Nave grande de Ortal, y sigui— su viage con los mismos y mayores trabajos que D. Diego Ordaz, por las dilatadas inundaciones y crecientes del Rio , que no les daban lugar ‡. saltar en tierra , ni meter en las Naves un palo de le–a. Asi llega. ron al Pueblo de Uriap‡ri , que y‡ habian reedificado sus naturales; y pensando hallar en el algun repuesto de v’veres, con que poderse sustentar y pasar el Invierno, lo hallaron enteramente despoblado ; porque los Indios huyendo de los Car’ves , que los habian hostilizado , y con la noticia de que se iban acercando los Espa–oles , lo habian desamparado y retirado ‡ parages mas remotos. Viendose all’ sin algun socorro , se pasaron a la orilla opuesta, y siguieron viage , pensando hallarlo en el Pueblo de Carodo, que encontraron igualmente despoblado 5 porque los Indios atemorizados del incendio de Ordaz , se habian retirado de fuga a parage oculto , desde donde pudiesen sin ser vistos proveerse del fruto de sus labores. Aun no habian dado fin de ellas quando lleg— Herrera con su comitiva 5 y habiendo en Historia de la nueva Andaluc’a. contrado en pie algunas labranzas , pusieron en aquel sitio su . AcaMpamento , proveyendose de aquellos frutos , mientras pasaba el Invierno, para proseguir con menos fatigas sus jornadas. Los Indios, que , aunque ocultos estaban ‡ la vista de todo , llevando mal la residencia de los Espa–oles, cayeron Çsobre ellos en varias ocasiones ; y despues de algunas refriegas y castigos , que en ellos y sus Soldados execut— el Theniente Herrera , sali— de Caro‡o en seguimiento de su viage mediado el mismo a–o de mil quinientos trein= ta y cinco. Prosigui— su navegacion con no menos dificultad y trabajos que los antecedentes 5 porque despues de algunas tormentas y huracanes, en que naufragaron algunos Bageles peque–os , tubieron varios encuentros con los Indios Carives , que en diferentes parages se les presentaron de guerra, aunque en todas experimentaron tan Infeliz suceso , que despues de muchos muertos y heridos , los dem‡s se dieron siempre ‡ la fuga, dexando por los Espa–oles la yictorla. En una de estas batallas hubieron ‡ las manos un Indio, que en su tosca explicacion les di— a entender ser hijo del Capitan de un Pueblo llamado Cabr’tu , que hoy llaman Cabrœta , primera Mision de los PP, Jesuitas , donde fue cautivo de los mismos Carives en una invasion que habian hecho 4 su Pueblo ausente su padre; y considerando Herrera lo mucho que es O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 41 > ÀLibro IL Cap. VIL + * Çeste Indio podia valerleÓ, llevandolo a su padre , como Žl pedia con promesas del agradecimiento , lo meti— en la Nave, y sigui— su via e en demanda del Pueblo de Cabr’tu, Llegaron. ‡ sus: cercan’as; y, al salrar. en tierra se dieron los Indios a la fuga , recelosos de expe. rimentar la mortandad , que aun tenian presente de la Conquista de Ordaz. Desembarcados los Espa= –oles ,. y viendo recientes las huellas de los: que iban de fuga, siguiendose por ellas , dieron en una rancheria, donde hallaron ‡ las mugeres y ni–os refugiados , por es. tar los hombres pescando ‡ corta distancia. Lleg— a Žstos la noticia, de que sus mugeres e hijos estaban en poder de estrangeros5 y tomando las armas salieron de tropel contra los Espa–oles , disparando una mube de flechas , y diciendo con destempladas voces , que desamparasen luego la tierra , sino querian dar todos a. sus manos la vida. Procuraron los Espa–oles sosegarlos 3 y viendo que los Indios desarendiendo sus propuestas no desiscian de dar la guerra, tomaron las armas con tan superior ventaja , que los que no dieron la vida al rigor de las balas , quedaron presos , y fueron antecogidos con sus mugeres Û hijos hasta su Pueblo, donde los llevaron sin la menor lesion ni perjuicio, Descansaron aquella noche con suma inquietud y desvelo por la intolerable plaga de Murciegalos, que abundan en aquel sitio , y con sus picaduras hacian en los Es Z 151 pa–oles notable... estrago., Luego que am‡ineci— embarcaron los Indios presos , y. tomaron la buelta del Pueblo de Cabr’tu ,, y Casa del Caz’que, padre del que llevaban 5,saltaron ,en tierra , y. tomaron el camino, del Pueblo , que discaba Àdos leguas. del OrinŽco, donde..hallaron s—lo. a las mugeres y ni–os , por estarlos hombres en otros Pueblos. circunvecinos , donde habian sido c—nvidados para sus fiestas , y mercancias. Dieron aviso al Caz’que de la llegada de los Espa–oles a su Casa y Pueblo; y montando en colera , ‡ bueltas de su natural curbacion , se puso en camino , y entr— cn Žl con arrogante imperio , mandando a los Espa–oles saliesen con brevedad de sus tierras , O moririan todos 4 manos de los suyos , que para su defensa trala prevenidos. Procur— aplacarlo uno de los Indios presos; y no siendo bastante ‡ contener el orgulloso estrepito del Caz’que y los suyos , hizo Herrera que le prendiesen , y mand— por un interprete , que hiciese contener 4 su gente, y supiese, que su venida. se dirig’a solo a traerle su hijo Cautivo , y proveerse de algunos bastimentos , con que seguir su viage sin el menor detrimento de Žl, ni de los suyos. En esto hizo traer al hijo, con cuya vista qued— el Caz’que tan agradecido , Que en remuneracion de aquel beneficio , y el de la entrega de los presos , le correspondi— con la oferta de servirlos en quanto alcanzase su pobreza, O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 42 1352 za 5 y de conservar con ellos una amistad verdadera. Despach— incontinent 2 las labranzas por la provision: de Maiz, Caz‡be , Baratas, y —ttas' r‡ices' que tenian para su mantenimiento; y dandole de todo en Çabundancia, les acomp‡–arori'h‡sta el R’o, donde sŽ hicieron! fsciprocos ofrecimientos , y se despidiŽron amistosamente , toma–doel Caz’que la buelta de su Puecblo', y el Theniente Herrera conÓ su Expedicion la del Rio artiba: en demanda' del Rio Meta, Apenas comenzaron ‡ subir, quando experimentaron las mismas y mayores calamidades ; pues sobre el trabajo de conducir al remo los pesados Bergantines , pa= decieron ‡ pocos dias el de la hambre , por ser mucha la gente, y haberscles acabado los bastimentos, que habian sacado del Pueblo para sustento de la vida, que sin duda hubieran dado a manos de la ne= cesidad , si los Soldados no se aplicaran al exercicio de la pesca. Sin embargo , muertos algunos de los muchos que iban enfermos , llegaron los dem‡s ‡ la Singla de Piedras , 0 Raudal de Carich‡na, donde por la pesadez de los Barcos no podian vencer el impetu de las corrientes; pero habiendoles entrado un viento Leste , que alli llaman Briza , pasaron con felicidad a la vanda opuesta , y prosiguieron con Tegocijo hasta llegar ed mismo dia ‡ la deseada boca del Rio Meta. Entraron por Žl venciendo sus corrientes con tan doblados trabajos , que muchos casi deses Historia de la nuev‡Andaluc’a. perados pedian ‡ Dios con descoma pasadas voces los sacase Çde ellos, aunque fuese con la pension de quedar en esclavitud de Gentiles; donde acaso serian me–—fŽs. que los que tenian: Presentes. Agteg—se a Žstos el mayor', que era. bararse ‡ cada paso los' Bergantines , por irle faltando al Rio las aguas; con que viendose en el. ultimo extremo de Ll. afliccion , sin esperanzas de remedio , y perdidas ya las muchas que. llevaban de conseguir riquezas con nombre de Conquista, trat— Herrera de poner punto en su derrota , y salir con mucha parte de su gente por tierra en solicitud de algunos viveres , con que poder mantenerse, mientras tomaban otra providencia. Andubieron algunos dias descartlados; y al fin siguiendose por unas huellas y veredas , encontraron con un Pueblo de Indios , que tenia existentes como cien hombres de armas. Luego que Žstos vieron en su tierra gente estrangera, se presentaron en son de batalla, y pelearon con notable ventaja al. unas horas con los Espa–oles, que despues de haber muerto a los mas de los Indios , los restantes se dic ron ‡ la fuga, dexando por los Espa–oles el campo y la viCtoria. Algunos de Žstos quedaron mal heridos , y entre ellos el Theniente Herrera de quatro , O cinco fle= chas , que ‡ pocos dias le quira ron la vida , habiendo recibido los Santos Sacramentos , asi Žl, como los dem‡s Soldados que salieron heridos, Antes de morir cometi— slis O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 43 Libro IL Cap. VIT. . <us veces a Don Alvaro Ordaz sobrino del Governador difunto, a quien admitieron gustosos , asi por el amor que muchos de ellos habian tenido ‡ su tio , como porque su amable trato , claro entendimiento , y notoria prudencia lo tenian tan bien quisto, que aun antes de su nombramiento se ha= bia hecho due–o de las voluntades de todos. Recibi— Ordaz el Empleo; y viendo como hombre entendido, que proseguir aquella tan desafortunada Expedicion era acabar con las vidas , y buscar la perdicion de los que habian quedado , juntando ‡ los Oficiales y dem‡s Soidados que .estaban presentes È les propuso su pensamiento , diciendo : ser propio de gente cuerda y discreta mudar de consejo , quando lo pide la ocasion y circunstancias .del tiempo 3 y que en atencion , ‡ que hasta alli les habia seguido la forcu'na tan adversa al colmo de las esperanzas , que estimularon sus animos a la prosecuci—n .de aquella empresa, que velan tan sin efecto, su intento era volverse Rio abaxo en solicitud de sus comodidades, y reparo de sus considerables atrasos y manifiestos perjulcios, Oyeron todos con indecible gusto la propuesta 5 y convenidos en el regreso, vitaron de bordo para las bocas de Orin—co , donde lle aron ‡ poco mas de quince dias, arribando ‡ la Isla de Parataœre con intentos de repararse de los da–os, que en diez y ocho meses habian recibido los Barcos , hasta poner 153 los en estado de seguir viage ‡ la Nueva Cadiz , Ž Isla de Cub‡gua, Aviados ya en el mejor modo que les fue posible , salicron al Mar , donde les entr— una tan furosa tormenta , que hizo barar 4 uno de los Bergantines en una lsla , despedazandolo enteramente con el impetuoso combarc de las olas , en que naufrag— alguna gente; y sin duda perecerian todos, si la tempestad no hubiera hecho retroceder ‡ los dem‡s Barcos , que pudieron anclarse en la misma Isla, y recoger los que ‡ nado y en tablas habian salido ‡ ella. Hecha esta diligencia , y el tiempo en bomanza , se dieron ‡ la vela para Cub‡gua , con'animo de seguir su, viage sin tocar en la Casa de P‡ria , recelosos de encontrar en ella a Geronymo de Ortal; pero vicndose en la extrema necesidad, y. falta de r—do alimento , resolvieron aribar ‡ ella, por si la fortuna les favorecia con el encuentro de alguna gente, y provision de v’veres para la prosccucion de su viage, Saltaron en tierra , y hallaron la Casa sola 3: porque Orral con la dem‡s gente habia pasado a la Trinidad en solicitud de bastimentos con que seguir su derrota. Detubose Ordaz Ámientras sus Soldados se proveian de alguna pesca; y habiendo encontrado unos cueros de Manar’ 4 medio podkir, que los de Ortal habian dexado, hizolos embarcar con cantidad de Bledos , que en este Pa’s llaman Pira , de que se mantubicron hasta Cubagua , ayudados del Marisco, v que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 44 154 que buscaban por las Playas , para sobrellevar el corto alimento de los Bledos , que no bastaban para unos cuerpos tan necesitados. Llegaron ‡ la Isla de Cub‡gua 3 y hallandola tan escasa de v’veres , que ni para s’ tenian sus vecinos , hospedados donde halla ron alojamiento , se vieron en la * Z , S precision de salir de noche ‡ pedir limosna para sustentarse, que fue la mayor calamidad de quantas habian experimentado. En este tiempo pasaron ‡ Geronymo Ortal la noricia del regreso y pŽrdida de su Expedicion, de que recibi— gran pesar 3 y consultando ‡ Agustin Delgado , a quien y‡ habia atraido ‡ su amistad, apartandolo de la de Sede–o , acordaron salir de la Trinidad para la Tierra Firme en solicitud de su gente , con intentos de animarlos ‡ emprender de nuevo la Expedicion , que pensaba hacer personalmente, con esperanzas de conseguir las riquezas imaginadas en los Pafses del Rio Meta. Con estos intentos arribaron 4 la Costa de Maracap‡na; y dexando alli 4 Agustin Delgado con el resto de su gente, pas— ‡ Cub‡gua, donde enterado de las fatalidades y desgracias sucedidas, hizo nuevo esfuerzo para volver ‡ su obediencia al comun de sus Soldados , que andaban como unos esqueletos por aquella Isla; y no pudiendo agregar mas que a Alvaro Ordaz , y otros tres Soldados, que condescendieron ‡ su instancia por no quedar ‡ expensas de la limosna , salieron de Cu Historia de la nueva Andaluc’a. b‡gua para la Tierra Firme por el mes de Abril del a–o de mil quinientos treinta y seis. Hicieron all’ varias consultas ; y no encontrando quien tubiese valor para volver a uma Expedicion , que cada vez se les representaba de mayores , Û insuperables dificultades, se dividieron en vandos. Y en virtud de las licencias , que nuestro Catholico Rey habia dado , de tener por Esclavos a los Indios comprados de otros, que licitamente los tenian por tales, y cogidos en guerra justa , se aplicaron a este Comercio, comprando los Poitos 4 los Caz’ques , y vendiendolos a los Mercaderes de Cubagua , PuertoÈ Rico, y Santo Domingo. CAPITULO VIL PIDESEDEÁRO LA Conquista de esta Provincia 5 refieren se los estragos que sus Soldados hicieron en ella; y muere de un lethal veneno en el Valle de Tiznados de la Provincia de Venezuela, Moe" Geronymo de Ortal : y sus Soldados andaban en su Expedicion del. Orin—co y Comercio de Esclavos, se mantubo Antonio Sede–o en la Isla de PuertoRico con deseos de volver a su Govierno y Adelantamiento, que por la Conquista de la Trinidad le habia concedido nuestro Rey Catholico; y como de los funestos sucesos que en sus antecedentes encuentros tubo con los Indios, ha O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 45 Libro IL. Cap. VIIL habia volado la fama de su valentia, la destreza en el manejo de sus envenenadas flechas , y lo fragoso e impenetrable de la uerra , estaban los Espa–oles tan acobardados, que no hall— uno en la Isla que le acompa–ase , si mudando de parecer, no dirigia sus intentos h‡cia otros parages, donde fuesen mas asequibles los fines de su empresa. Revolviendo cierto dia Sede–o estos pensamientos, tubo noticia por una India Esclava suya de las muchas riquezas que. baxaban por el Rio: Meta del nuevo Reyno de Granada; y pensando hacer por alli su: entrada con mas felicidad , que sus: antecedentes Ordaz y Ortal, ‡ influxos de la India , que prometia: ponerlo en el deseado parage abundante en oro, plata, y esmeraldas , tom— la buelta de Santo Domingo 3 donde proponiendo a la Real Audiencia las sobredichas noticias , pidi—. licencia para hacer la entrada , y poblar en las Provinclas que pudiese, para asegurar por _este medio el agregar gente , con que volver: 4 su Govierno de la Trinidad s—color de las riquezas de Meta. =. Condescendi— a su peticion la Real Audiencia 5 y volviendose 1 PuertoRico , estendi— la fama de las riquezas y nueva Conquista con tan buen arte , que en breves dias junt— ciento y quarenta hombres, y quarenta Caballos, con que invi— ‡ un Juan Baptista a h Costa de Tierra Firme , y sitio de Maracap‡na , Quedandose el reclutando mas gente, y pertrechos con 15$ que salir despues en su seguimienro. Lleg— Baptista al Puerto de su destino 3 donde despues de varios encuentros que tubieron sus Sol. dados con los de Geronymo Ortal, que estaba en el de Never’ poco distante de Maracap‡na; al fin llevando Ortal agriamente la venida de Baptista , mand— prenderlo , inviando para ello ‡À Agustin Delgado , que lo execut— dandole una lanzada en un brazo , con cuyo suceso se desbarararon sus Soldados, huyendo cada uno por donde pudo, y dexando el campo por Ortal, que despues agreg— ‡ su Comitiva ‡ los que pudo de los Soldados de Baprista , y despidi— a Žste, y ‡ los que se mantuvieron constantes , desnudos , y despojados del todo, con sola una varit‡ en la mano en se–al de vencidos. Hallabase ya Geronymo de Ortal con ciento y cinqœenta hombres bien apercividos; y pareciendole, que comandando personalmente su Expedicion lograria con felicidad el ƒn de las noricias de Meta, y riquezas del nuevo Reyno de Granada , les declar— sus intentos con tan buen exito, que condescendiendo todos gustosos, y‡ se les hacia rarde el emprender el camino , que tomaron luego por tierra, caminarido al Sudoeste, hasta Jlegar a los llanos, donde hicieron mansion en un gran Pueblo que hallaron sin gente, por haberse ausentado sus naturales huyendo del tropel de los Espa–oles. Descansaron en Žl algunos dias, manteniendose de las labbranzas de Va los O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 46 156 los Indios; y estando y‡ en visperas de proseguir su viage , vieron venir ‡ un Indio, que "descend’a de un alto, con arco y flechas en la mano, como acostumbran todos quando salen al campo. Sali—le al encuentro Agustin Delgado ‡ caballo; y pareciendole poca su resistencia , le ech— por delante , y trala para el Real, a tiempo que otro del mismo Pueblo, que se apareci— en, el camino, viendo 4 su compa–ero preso, y sospechandole cautivo , le comenz0.‡ reprehender su cobardia, estimulandole a la defensa, si no 'quer’a vivir en perpetuo cautiverio 5 y que con dexarse prender del Espa–ol, experimentaria la mas cruŽl muerte, si con el tiempo le volviana vŽr en el Pueblo, Con esto se indign— tanto el Indio preso, que volviendose con brio h‡cia Agustin Delgado , le di— tan cruŽl flechazo , que entrandole la lancera por la concavidad del ojo y la ceja, le penetr— hasta los sesos 3 y fue tan pronto el efeŽto de su veneno, que a penas le di— lugar a arecibir los Santos Sacramentos. Los Soldados a vista de este suceso prendieron ‡ los Indios , y les hicieron pagar aquella muerte, dandoles la que les pareci— cotrespondiente al tama–o de su delito. Muerto Agustin Delgado con mucho sentimiento del Governador Orral , sali— Žste con el resto de su gente ‡ seguir su destino en demanda de las deseadas riquezas del Rio Meta. Entre los dem‡s sugetos de su Expedicion iba un tal Historia de la nueva Andaluc’a. Escalante, hombre notado de invidioso , Û inclinado 4 sembrar discordias , y como tal procur— desacredirar por todos medios al Governador , en tal grado, que habiendo puesto una ley , que el Soldado ‡ quien por tres veces se le hallase el Caballo suelto , se le quitase y diese ‡ otro mas necesitado, hall— en la pr‡Žtica de esta orden ocasion de subleyarlos de tal modo , que amotinados los mas y divididos en vandos, sujetos a la voz de Escalante , despojaron.a Ortal del Govierno , y ‡ su Maese. de Campo del EmplŽo 3 y quicandoles quanto renian , los despacharon para la Costa con diez compa–eros, expuestos a dar la vida a manos de los muchos Indios, que precisamente habian de encontrar en los caminos. No era menor el riesgo que les esperaba en la Costa, donde lo deseaban con ansta los Soldados de Baptista, para vengar en el los agravios que suponian haberles hecho el mismo Governador Ortal mas Žste, recelandose de todo , camin— como pra—tico de la tierra por trochas extraviadas hasta llegar ‡ la orilla del mar , donde hallando casualmente una Can—a, se embarc— para Cub‡gua , y de all’ ‡ Santo Domingo, a d‡r cuenta de sus agravios , y despojo del Goyierno , ocultando los que Žl habia hecho de su tenor ‡ los Soldados, y facultades de Sede–o. Los de Ortal , viendose sin Cabeza que los governase de authoridad propia eligieron ‡ dos , que fueron Al de O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 47 Libro II, Cap. VIIL derŽte , y Nieto, comprometiendose todos ,en que Žstos pudiesen dirigir la Expedicion , y castigar ‡ los delinquentes quando lo pidiesen la razon y la justicia. Siguleron en este desorden sus jornadas hasta llegar ‡ un Pueblo de Indios, donde hallando crecidas y sazonadas labranzas , se apoderaron de ellas contra la voluntad de los Indios, pensando detenerse en aquel lugar algun tiempo , porque ya les iba cortando los pasos el InvierDO. .:. : Resueltos. y‡ 4 quedarse en aquel Çparage , y tomado el mas acomodado alojamiento , le acometi—. al sedicioso Escalante una tan penosa enfermedad , que no hallando remedio alguno , le acon= sejaron dispusjese de su alma , porque irremediablemente se monja, segun los sintomas con que se explicaba ; mas Žl, para que la muerte fuese correspondiente ala vida, haciendose desentendido, y renuente + la Confesion ; di— escandalosamente la vida, sin la menor se–al de arrepentimiento. Los dem‡s , consumidos los v’veres , Y no hallandose con alientos para la prosecucion de sus jornadas, vinieron ‡ tales disensiones , que separados unos de otros tomaron, varios rumbos; unos para la Ciudad de Coro, y otros para otras Ciudades de la Provincia de Venezuela; con que se desvarat— enteramente la Expedicion , avecindandose cada uno donde pudo; y esto fue mediado el a–o de mil quiÈ nientos treinta y siete, En los tres 1$7 a–os que duraron estas jornadas, y divisiones de los Soldados de Ortal, sin mas efeŽtos que muertes , guerras , robos , arropellamientos , Û injusticias , se mantuvieron los de Antonio Sede–o , que andaban descarriados por la Provincia de Cuman‡ y Costa de Maracapana , con las esperanzas de verse en breve con su Governador, que suponian detenidoen PuertoRico por las tropel’as que contra su gente habia cometido el referido Geronymo Ortal, " Mascomo pasaba algun tiem: po, y ellos se hallaban dispersos, y desproveidos enteramente de las armas , de que habian sido despojados', entraron Çen consulta ‡ fin, de arbitrar el mejor modo de mantenerse sin tanto riesgo de los Indios; y resolvieron unirse en un cuerpo , que les causase algun respeto con la apariencia de ser muchos , mientras llegaba su Goyernador Sede–o , a quien con impaciencia esperaban con muevo te= fuerzo de gente y v’veres, que les prometi— traer por medio de su Capitan Juan Bapusta. Pocos dias pasaron despues de esta junta,quando lleg— Sede–o al Puerto de Maracap‡na con nueva Escolta de Soldados , Caballos , Esclayos , municiones, y v’veres para la prosecucion de su Conquista. Disimul— por entonces los agravios de Ortal; y repartiendo las armas entre sus Sol. dados , les permini— algunas licencias, pensando el Governador, que por el medio de tan perjudicial tolerancia los tendria gratos para pa O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 48 1$8 pasarlos ‡ la Trinidad a tiempo oportuno, Mas como esto no se le ocultase ‡ los Soldados, declarandose todos contrarios ‡ su intento, vino Sede–o.a desesperar de conseguirlo; y no hallando otro medio para la prosecucion de su Conquista, que el cumplimiento del contrato , que con susSoldados hab’a hecho en PuertoRico , determin— seguir su derrota por tierra adentro en demanda de las noticias de Meta , que le habia dado la India Esclava, con cuyo aliciente los: habia reclutado y persuadido a su seguimiento. El Governador Ortal , que a la sazon estaba en Santo Domingo , pretendia fuese castigado Sede–o, por haberse introducido en su Govierno; y haciendo de ello plenos informes a la Real Audiencia, determin— inviar su Alteza al Licenciado Frias , que era su Fiscal, para que pasando ‡ los Goviernos de ambos , averlguase los agravios de Ortal , y obrase en justicia conforme a los meritos de la causa, Lleg— a Cub‡gua el Licenclado Frias; y teniendo noticia de que Sede–o se habia internado en la Provincia de Cuman‡, pas— ‡ ella con ochenta hombres de armas, cuyo Capitan era Don Diego Sandoval , y llegaron hasta la tierra de los Cumanag—tos 5 donde hallandole rancheado ‡ la orilla opuesta de un Rio crecido, hicieron mansion aquella noche, con intentos de pasarlo el siguiente dia, para ir en su seguimiento hasta darle alcance , y traerlo preso. Se Historia de la nueva Andaluc’a, de–o , que nose dorm’a en precaver las resultas de la venida del Fiscal , ‡ quien conoci— luego que le tuvo ‡ la vista, las puso presentes asus Soldados, persuadiendoles, ‡ que el medio de librarse de la justcia era pasar el Rio ‡ la media noche , y prender al Licenciado Frias con todos los que pudiese de su comitiva. Como lo pensaron lo hicieron : vadearon el Rio a la medianoche, y cayendo de tropel al rancho del Fiscal, le prendieron con su Theniente Sandoval , y otros cinco de los mas Òprincipales , despojandolos a todos con ignominiosa descortesia 3 y dexandoles ‡ gran favor con solo el vestido de la naturaleza , los pusieron en camino, con orden: de que se volvieran por donde habian venido, si no querian experimentar mayores afrentas en sus personas, Este hecho tan inhumano, dice el R. P, Fr. Pedro Sim—n , se dirigia 4 que viendolos los Indios desnudos y desarmados , les quitasen en el camino las vidas, con que le parecia a Sede–o quedaban vengados los agravios, que habia recibido de Geronymo de Ortal; pero Dios, que sabe socorrer ‡ los mas desvalidos, los libr— de tan tirana crueldad , haciendo que los Indios no solo no les ofendiesen , sino que apiadados de su desamparo , les dieron paso franco, y gutaron hasta la Costa , en que se embarcaron para la Isla de Cub‡gua , donde dieron evidentes muestras del hecho de Sede–o, no solo con laslenguas,.sino tambien con la ignomi nlo O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 49 Libro Y. Cap. VIIZ niosa librea de la desnudŽz, que les habia dexado por afrentosa gala, Noticioso Sede–o de la llegada del Fiscal 4 Cub‡gua, y receloso de experimentar el condigno castigo de sus delitos , apresuraba las jornadas de Meta , huyendo mas de su mismo pecado que de los Alguaciles , hasta que la muerte le ataj— los pasos por medio de un lethal veneno , que una Esclaya suya le introduxo en el plato del alimento; ‡ cuya violencia di— miserablemente la vida , quedando hinchado, y abominable ‡ quantos le miraban; y en tanta pobreza , que habiendo sido hombre de poderoso caudal , no se encontr— en su muerte una sabana , en que embolver su cadaver para darle sepultura. Enterraronlo en un espacioso Valle , ‡ quien los Espa–oles dicron nombre de Provincia de los Tiznados , por unos Indios que en Žl habitaban, pintados siempre de negro con carbon molido, y yerba mora sobre unas sajaduras , en quienes introducido aquel verœmen permanecia indeleble su pintura, que ellos tenian ‡ superior gala; y desde entonces se Conserva: este nombre Tiznados en un Rio, que corre por losllanos de la Provincia de Venezuela, y cacal de la Portuguesa , y en todos los hatos de ganado, que hay en sus margenes y Vegas circunvecinas. Cerciorada la Real Audiencia del hecho de Sede–o por un expreso que a este fm sali— de Cub‡gua , tom— la correspondiente providen 15$9 cia, inviando nuevo Juez al reconocimiento de sus atentados ; pero habiendo pasado a Cub‡gua , y tenido noticia de la muerte de Sede–o , retrocedi— para Santo Domingo, llevando consigo al Licenclado Erlas. Los Soldados de Sede–o. eligieron nuevo Capitan, y siguieron sus jornadas, hasta que fatigados , y viendo sin efe—to sus esperanzas , se amotinaron unos cont’a otros; su Capitan fue preso ‡ Santo Domingo; parte de los Sol.dados se repartieron en la Ciudad de Barquisimeto y otras de la Provincia de Caracas; y los dem‡s se volvieron ‡ la de Cuman‡, donde se desbarataron mas de lo que estaban , extraviandose cada uno por donde pudo; y esto fue ‡ principios del a–o de mul quinientos y quarenta, l CAPITULO IX. CONCEDE EL REY EL Govierno , y Conquista de la Nueva Andalucia a Don Diego de Zerpa: funda la Ciudad de Santiago de los Caballeros, y muere con la mayor parte de sus Soldados 4 manos de los Iadios: siguele el Capiran Juan de Ponce con la misma desgracia: pretende el Governador de Caracas pacificar la tierra por medio de GarciGonzalez, de " Silva; y mo consiguiendolo , le ha" ce retirar , destinandolo a vas rios parages de aquella Provincia. Ò3 YN este estado se mantubo to da aquella tierra hasta el a–o de mil quinientos sesenta y ocho, en que por Cedula de quince de Ma O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 50 160 Mayo di— S. M. Titulo, y Poderes de Governador y Conquistador de las Provincias de la Nueva Andaluc’a y Guay‡na a Don Diego Fernandez de Zerpa, sugeto de mucho caudal en la Ciudad de Cartagena de Leyante 5 dandole el Titulo de Adelantado si daba cumplimiento ‡ sus promesas; y facultad de sacar hasta seisciemtas personas de los Reynos de Castilla con seis Clerigos , O Religiosos , para fundar las Ciudades , O o Villas que conviniesen al servicio de ambas Magestades , y conversion de los Indios en el terreno de trescientas leguas , que le fueron concedidas, comenzando desde la Punta de P‡ria , O bocas de los Dragos, y st: guiendo al Sur, con nombre de la Nueva Andaluc’a , de que le hizo S.M. merced por toda su vida, con otras muchas gracias , que se concedian en aquel tiempo a ‡ los Conquistadores. Prevenido estaba ya Don Diego en la Ciudad de Sevilla , quando lleg— la fatal noticia del levantamiento de los Moros de Granada, que oblig— 4 los Jueces a. embargarle la gente de armas, para ocurrir con ella a la mayor y presente necesidad del Reyno, Viendose Don Diego cortados los pasos cont el embargo de sus Soldados, pas— 2 la Corte en solicitud de Real Despacho para el desembargo de su gente, en que gast— mas de tres meses 5 y conseguido, baj— a la Andaluc’a y Puerto de San Lœcar , donde en Embarcaciones que tenia prevenidas , se di— ‡ la Historia de la nueva Andaluc’a. vela con quatrocientos hombres, y entre ellos muchos nobles , y valerosos Soldados, que habian militado en Europa; 3 y a fines del a–o de mil quinientos sesenta y nueve di— fondo en la Costa de los Cumanag—tos , ‡ quien como tetreno de su capitulacion escogi— para teatro de sus armas, y principlo de sus Conquistas. Salt— en rierra con toda su gente; y para desembarazarse del estorvo de mugeres y ni–os, y dexar en la Costa asegurada la puerta ‡ los socorros , di— principio a la fundacion de una Ciudad, ‡ quien inticul— Santiago de losCaballeros, junto‡la Quebrada que llaman de Guatapan‡re, poco distante del Rio Never’ en el sitio que llaman el Salado. Aseguradas ya las mugeres y ni–os con el suficiente numero de hombres de armas , emprendi— la Conquista con el resto de: trescientos Soldados , atravesando la Serran’a en demanda de los llanos y aguas del Orin—co. Los Indios, que desde la: llegada de Don Diego habian estado observando con su natural sagacidad todos los movimientos de los Espa–oles , hasta descœbrir los fines a que se dirigtan las disposiciones de su çrmada; viendo la fundacion del Salado, y el cuerpo de Exercito que se iba internando en sus tierras, deseando verse libres de la sujecion, Çque les anunciaban los movimientos de aquella Conquista, convocaron ‡ sus vecinos los Chacop‡tas 3 y juntos de unos y otros mas de mil Indios de armas , fueron en seguimien= O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 51 ÒLibro HL. Cap. IX. miento de los Espa–oles por lo mas oculto de la monta–a, hasta llegar al sitio de Camarœco , y Sabana del Cotopriz, 6 Carrizal , tierra abierta , que dista diez y seis leguas de la Costa del Mar corriendo la linea de Norte ‡ Sur. Pareci— a los Indios esta oca= sion la mas oportuna para dar sobre los Espa–oles , 4 quienes con la fariga del camino, lo caloroso del Pais, y la sed que los llevaba sofocados , consideraban ineptos para resistir a la sangrienta bara= lla , que ellos llevaban prevenida. Siguiendo este tan ruin como ardidoso pensamiento , cercaron el sitio por todas partes , disparan. do sobre los Espa–oles nubes de flechas con tan intrepida resolucion , que ‡ los primeros encuen tros dieron muerte al Governador, sin que le pudiese favorecer el valor de su Sargento Mayor Marta de Ayala, que con este emplŽo habia servido en las guerras de Lombard’a y Piamonte , y vino ‡ dar la vida al rigor de las flechas en compa–ia de su Governador. Turbados los dem‡s Espa–oles con las inopinadas muertes de sus dos principales Caudillos, y con la confusion de tantas flechas que sobre ellos llovian , farigados de la sed se rindieron al golpe de las Mac‡nas , y Dardos de aquella barbara gente , que embravecida con crueldad de fieras , quitaron en una hora la vida ‡ ciento ochenta y seis Espa–oles , que rubricaron con su sangre la memoria de aquella tan desgraciada como fatal Conquista, 161 Los dem‡s, que e–tre la con fusion de la pelea pudieron escapar ,internandose en la monta–a, retrocedieron mal heridos ‡ la nueva Ciudad de Santiago de los Caballeros , donde ‡ pocos dias murieron los mas de ellos. No satisfechos los Indios con la general mortandad que dexaban executada, se dexaron caer sobre la Ciudad, y atacaron ‡ sus vecinos de cal modo , que a no haberse prevenido Guillermo Loreto que la governaba, receloso de su venida , para resistirles , como resisti— , con valeroso esfuerzo , hubieran conseguido acabar con los Espa–oles , que era el deseado fin de su intencion depravada ; pero empe–ado el yalor en la defensa de las vidas , estimulados de los clamores y lagrimas de sus mugeres e hijos , se mantuœbieron catorce dias en repetidos combares , dando lugar a que llegase un socorro , que esperaban de la Margarita (a donde acudi— en tiempo ) quando le lleg— la noticia de la referida desgracia en la Campi–a del Cotopr’z, Pasados los catorce dias , lleg— el Capitan Francisco de C‡ceres con quarro Pir‡guas cargadas de municiones , v’veres , y gente de . : : armas; ‡ cuya vista se contuvieron los Indios, retirandose un tanto ‡ la monta–a , para recaer sobre los Espa–oles , quando la ocasion se les presentase mas propicla. Viendo GillŽrmo Loreto el imposible de conservar aquella fundacion ‡ vista de tantos enemigos con tan corto. numero de vecinos, XxX re O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 52 162 resolvi— desampararla , coma lo hizo, embarcando la gente que pudo en ls Pir‡guas, y la dem‡s en otros Bageles, con que le socorri— un.Caz’que llamado Cav‡re , 0 Caballo , Se–or de los Partidos de P’ricu , que desde el principio se mostr—. leal, y apasionado amigo de los Espa–oles; y dandose a la vela y remo, arribaron ‡ los Puertos de Cuman‡ , y Margarita, de donde salieron despues para el nuevo Reyno de Granada , y se avecindaron los mas en la Ciudad de Santa FŽ de Bogota. Sabido por la Real Audiencia de Santo Domingo el servicio , y lealtad de este Caz’que , lo mand— llevar con su muger ‡ aquella Isla y Ciudad , donde recibieron gustosos el Santo Bautismo , en que se les puso por nombres Don Diego Cav‡re Leal , y Do–a Ana , concediendoles su Alteza una Real Provision , para que sus, Indios no fuesen jam‡s encomendados , la qual se conserv— en el Pueblo de P’ricu hasta fines del siglo mil y seiscientos. Hallabase en aquel tiempo en Espa–a el Capitan Juan Ponce, natural. de la misma Isla de 'Santo Domingo de la Espa–ola ; y habiendo tenido: noricia de. la fatal muerte de Sede–o , y total desvanecimiento de su Conquista , pidi— a S. M. por tres vidas el Govierno., y Conquista de la Isla Trinidad , que le fue concedido con las condiciones ordinarias de Conquistar , y reducir.a vida Christiana. las Naciones de Indios que habiraban aquella Isla. Agreg— para Historia de la nueva Andaluc’a. este fin suficiente copia de pobladores , y alcanz— de S. M. una Real Cedula para traer doce Religiosos, que fuesen reduciendo los Indios al Gremio de la Iglesia , mientras Žl edificaba una Ciudad con la gente Espa–ola, que para este efc—to traia reclutada, Pidi— dos Religiosos a mi Religion Serafica; y en virtud de Real Orden, y con la licencia de los SuperiorŽs se congregaron en Sevilla los doce Misioneros , cuyo Comisario fue el R. P. Fr, Juan a Dios dado, ‡ quien se le cometi— la facultad de fundar Convento y Provincia, sl alcanzase la posibilidad , en los terminos , y jurisdiccion de aquel Govicrno, o Sali— , pues, de Espa–a esta tan lucida comitiva ‡ fines del a–o de mul quinientos serenta y uno; llegaron a la Isla Trinidad ; y fueron tan mal recibidos del Pa’s , que ‡ pocos dias de haber llegado enfermaron todos al rigor de la hambre, y plagas de niguas , hinchaÈ zones , y otros afeŽtos pestilenciales; en tal grado , que muri— la mayor parte de la gente; y no teniendo la que qued— valor para el sufrimiento, unos tomaron la buel ta de Espa–a , y entre ellos el referido Comisario con algœnos Religiosos5 y otros se pasaron 4 la Tierra Firme y Provincia. de Cuman‡ , por donde atravesaron hasta el nuevo Reyno de Granada, entre ellos uno de los Religiosos llamado Fray Diego Ramirez ; dexando la Isla tan despoblada como estaba , y sin el menor ade lan O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 53 + Libro ILCap. IX. lantamiento , ni esperanzas de que pudiera en adelante tenerlo, Sels a–os se mantuvo en silencio la tierra de los Cumanag—tos , y fue hasta el de mil quipientos setenta y siete , ‡ cuyos fines lleg— a la Provincia de Venezuela por su Governador y Capitan General, Don Juan de Pimentel. , Caballero. del Habito de Santiago , pariente cercano de los Condes de Benavente , y el primero que tom—: posesion , y tubo su asiscencia en la Ciudad de Caracas , que desde entonces comenz— ‡ conciliarse los privilegios de Cabeza de esta Provincia , de que antes que ella gozaba la Ciudad de Coro. Entabl— primeramerite en aquella Ciudad las disposiciones de buen govierno , que tubo por convenientes para su mayor adelantamiento; y teniendo noticia, de los estragos , que los Cumanag—tos habian executado en Don Diego de Zerpa, y de los repetidos robos , que con altivŽz , y sobervia continuaban, asaltando a los Bageles , que transitaban de ComŽrcio desde la Ciudad de ÀCaracas d la Isla de. la Margarita, y matando inhumanamiente ‡ sus nayeganves 5 atendiendo a que el terreno que ocupaban, pertenecia' entonces a la jurisdiccion de suProvincia; y deseando ocurrir:al remedio dean graves da–osy eastigo de:sus agresores;, Çdetermin—: inviar. una: Conquista , que encomend— a GarclGonzalez de Silva, Çnatural de Xerez de la Frontera, hombre noble, cuyo valeroso espiritu acept— gus 163 toso lo dificil de la empresa , que por tantos y tan notorios desastres era en el comun sentir digna de ser temida, Do Di— principio este Capitarr a su jornada el dia seis de Abril del a–o de mil quinientos setenta y mueve ,en que sali— de la Ciudad de Caracas con ciento y treinta Soldados, tomando el derroreto por el camino, que hoy lle. van los de San Sebastian y Oritœco ‡ la Nueva Barcelona, para no ser sentido de los Cumanag—tos, 2 quienes procuraba por todos medios encontrar desapercebidos, por si, evitando los primeros en cuentros de guerra, podia conseguie de ellos una saludable: Con= quista , y la pacificacion de aquella tierra... ç los veinte dias de camino lleg— a los Pueblos del Cazique CrecrŽpe , que vivia ‡ orillas de' una Laguna junto a las Barr‡ncas : del Rio Unares 2: cuya vista seacamp— , pata tomar desde all’ las mas convenientes providencias: Quando lleg— ‡ este: sitio: GarciGonzalez, era y‡ difunto el Cazique CrecrŽpe 5 mas sus tres hijos ,. siguiendo el consejo de. su padre; que sien :pre fue apasionado amigo de los Espa–oles , teniendo noticia de la llegada. del Capiran Silva:,*salieron el siguiente d’a 4 visitarlo con abundante regalo de las frutas y cos‡s . comestibles: del: Pa’s. ; y lo mismo fueron haciendo el Caz’que: de los Palemques , .elde Barut‡uma , los de la Laguna, de C‡riam‡na , y ultimamente el de los Partidos de P’ritu Don Diego CaXa v‡ O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 54 164 v‡re, con quienes entabl— una buena amistad , que sin duda hubiera conservado , 4 no haber hallado despues en los Indios graves motivos para quebrantar la alianza, , Para asegurar mejor GarctGonzalez el descado fruto de st Conquista , poco satisfecho de las promesas de los Indios , como experimentado en los procederes de su narural inconstancia , sigui— viage en demanda de la Costa, con intentos de poblarse en el mismo sitio , en que Don Diego de Zerpa fund— la"Ciudad de Santiago de los Caballeros ‡ corta distancia del Rio Never’, Sali— ‡ la Costa del mar que corre desde el Rio Un‡re al Pueblo de Piritu; y siguiendo la Playa en demanda del Salado, lleg— a la Punta que llaman de Chacop‡ta, 2 tiempo que daban fondo en sus Playas diez y ocho Pi r‡guas de Cumanag—tos, que'habian salido al mar al saqueo de las Embarcaciones de comercio. Reconocidas por tales, mand— GarciGonzalez cercar con parte de sus Soldadosuna Restinga que alli hay de espesos Cardonales; y acometiendo con los dem‡s a las Pir‡guas , .seapoder— luego de ellas sin la menor resistencia de los Indios; porque Žstos, luego que vieron los Espa–oles, atendiendo principalmente ‡ la defensa de sus perÇsonas , desampararon con accelera cion los Bajeles , y se pusieron en franqu’a., saliendo al llano de una Salina, donde se formaron en punto de guerra , provocando a los Espa–oles 4 emprender la baralla. Historia de la nueva Andaluc’a. Visto por los Espa–oles el atrevido arresto de los Indios , dieron sobre ellos ‡ carga cerrada , haciendo lo mismo los Indios con sus agudas flechas, manteniendose unos y otros en el puesto desde las quatro de la tarde hasta la media noche, en que gastados ya los Carcaces de flechas , se dieron los Indios ‡ la fuga por la espesura del Cardonal, dexando ochenta y tres de sus compa–eros muertos en la Campa–a , y para mejor ocasion el tomar ‡ su sarisfaccion la yenPanza. ÒOcultos los Indios en aquella Restinga de tan enconosos y abundantes espinales , y viendo GarciGonzalez el imposible de seguirlos , mand— dar fuego 4 las Pir‡guas , y sigui— su viage hasta el Salado, donde vista su incomodidad y aridŽz del terreno , retrocedi— para CrecrŽpe, con intentos de Òhacer alli la fundacion en que alojarse y asegurar sus personas y Òarmas Òpara dar principio 4 sus Conquistas, En este tiempo se habian' convocado los Iridios circunvecinos; y sabiendo por sus esp’as, Çque' los Espa–oles* retrocedian h‡cia sus tierras y ÒSalieron en. segulmiento hasta las Riberas de Un‡re; donde hallandolos acampados a la orilla opuesta , comenzaron ‡ sonar:sus instrumentos bŽlicos, flau tas y atambores:,' y bocinas , dis parandoÒal mismo tiempo innumerable multitud de flechas , con que los provocaban ‡ baralla, y llamaban con descompasadas voces, y ruidosa algazara, Vien O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 55 Libro IL. Cap. IX. Viendo GarciGonzalez la altivez de los Indios, sin embargo de la creciente del Rio que les tenia cortado el paso , se arroj— con quarenta y siete Soldados de a caballo; y pasando. con felicidad a la orilla opuesta , emprendi— la batalla contra mas de tres mil Cumunag—tos , que con sus flechas Mac‡nas resiscian valerosamente 2 las balas y lanzas de los Espa–oles, sin que en el discurso de tres horas que dur— la pelea , se hechase de vŽr ‡ quien favorecia la viŽtoria, Los Espa–oles de Infantefa, que por la creciente del Rio no habian podido vadear sus corrientes , viendo 4 sus compa–eros en peligro de ser vencidos por la ventajosa multitud de los Indios, se desfilaron Rio abajo hasta encontrar sitio por donde , aun que con mucho trabajo, y no poco riesgo de las vidas , vadearon el Rio 5 y puestos en el campo de la pelea, ensangrentaron las espadas tan a satisfaccion , que no pudiendo los Indios resistir al mor+ tal estrago que experimentaban, se dieron desordenados a la fuga, ocultandose en lo espeso de la monta–a , que es lo que comunmente hacen, quando vŽn desesperado el triunfo de su empresa, Levant— GarciGonzalez el Campo, y se retir— ‡ CrecrŽpe, donde di— principio ‡ la fundacion de una Ciudad , que titul— el Esp’ritu Santo , por haberse hecho en la OfŽtava de PentecostŽs 5 y cercandola con un fuerte Palenque de maderos gruesos , la dex— al cuyda 165 do del Capitan Juan Fernandez de Lcon con treinta Soldados, y vol: vi— ‡ salir en busca de los. Cuma: nag—tos , que prevenidos lo esperaban , auxiliados de las Naciones confinantes C—res, Ch‡imas, y Chacop‡ras , de quienes se habian juntado mas de diez mil, determinados a defender con las vidas su libertad , y resarcir con la vitoria el credito y valor que habian perdido con los antecedentes :encuentros. Llegaron los Espa–oles al mismo Rio Un‡re, y sitio que poscian los Palenques 5 y Çpuestos en una peque–a Sab‡na , que habia en medio de la Monta–a , se vieron cercados de Indios, que por todas partes les descargaban nuves de flechas , 2 que. correspondian los nuestros con repetidas descargas de fusileria. Considerando GarciGonzalez lo estrecho y peligroso de aquel parage , prosigui— su derrota abriendo camino por lo espeso de la Monta–a, y defendiendose al mismo tiempo de los Indios, que sin dar treguas en sus descargas les iban siguiendo: las huellas. . En. este orden caminaron hasta llegar al Pueblo de Utugu‡ne; cuyos naturales, viendo venir ‡ los Espa–oles, se dieron ‡ la fuga, pegando antes fuego a las casas, para impedir la comodidad y defensa que tuvieran alojandose en ellas. Cansados del camino, y muertos de sed llegaron los Espa–oles al Pueblo , que estaba en lo mas vivo del incendio, quando tubieron la noticia , que un Jaguel ,— mananual del mismo nombre Utugu‡ne, qu e O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 56 166 que estaba junto al'sitio de la Mata, se hallaba custodiado de un Exercito de Indios, que. al considerar a los Espa–oles sedientos, pensaban por este medio quitar ‡ todos las vidascon:el tormento de la sed, y estrago de las armas: mas los Soldados, para eximirse del martyrio tan insu’nble' que padecian, dieron a prima noche sobre los Indios con tan varonil esfuerzo , que aunque a costa de alguna sangre , consiguicron apoderarse del Jaguet, con cuyas aguas saciaron la necesidad que les farigaba, En esta reftiega aprisionaron dos Indios; y preguntando por el resto del Exercito de sus compa–eros , tubieron la noticia , que el cuerpo de los diez O doce mil Indios de pelea estaba acampado ‡ corta distancia: de aquel sitio en una llanura cercana al Pueblo del Caz’que Cayaur’ma, que dominabamucha parte de aquela tierra, o Descansaron aquella noche los Espa–oles ; y antes de rayar el alba les mand— GarciGonzalez marchar en demanda de los Indios, que encontr— a legua y media de camino; y deseando. quebrantarles los brios , que habian adquirido en las antecedentes batallas , dividi—: sus ÒTropas en dos Esquadras , una que reserv— a su Govicrno , y otra que entreg— ‡ Lazaro Bazquez , para que, divididos en dos alas atacasen a los Indios en ral disposicion , que impidiendoles enteramente la fuga , fuese mas asequible la viŽtoria, Viendose los Indios atacados por dos partes, formaron dos frentes Historia de la nueva Andaluc’a. ‡ los contrarios ;y comenzando la pelea , se mantuvieron mas de dos horas, resistiendo con hondas y flechas al estrago de las balas y botes de lanzas. El Caz’que Cayaur’ma, al ver ‡ los Espa–oles tan precipitados en la batalla , que y‡ perdia las esperanzas Çde conseguir ÇviŽtoria ,se fue desfilando con su gente ,que con el desorden de la pelea hall— brecha por donde irse reurando al abrigo de los montes, siguiendolo GarciGonzalez con to da la suya, hasta meterse dentro del Pueblo del Cazique , adonde juzgaron los Espa–oles se refuglaban los Indios, por no poder sostener la pelea. Luego que los Espa–oles tomaron posesion del Pueblo, se abricron los Indios en dos alas; y espe= rando'‡ que tomasen alojamiento en las casas , pegaron fuego al Pueblo.en circunferencia , y se volvieron para la Sab‡na , dejando a los Espa–oles entre la confusion del in: cendio , en que perecieron algunos Soldados y gente de servicio; con lo qual, y vŽr a los Indios de espe= ra en el mismo campo de la pelea, y reforzados con nueva providencia de flechasÓ, entraron en desconfianza del vencimiento , y faborable exito , que se prometian en aquella Conquista, antes de dar principio al juego de las armas. Con esta consideracion siguieron viage hasta el sitio de P’ricu perseguidos de los Indios , que emboscados en los pasos estrechos, causaron en los Espa–oles notables da–os, siendo el mayor la fatiga de la sed, en que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 57 Tibro IL que los puso el ardid de los Indios, que premeditando estos sucesos , les habian cegado los. Jagueyes , y pozos ,. pata que al rigor de la sed y calor del Pa’s, 0 rindiesen.la vida, 0 desistiesen de laÓ Conquista. Conocida por :GarciGonzalez la malici—sa astucia de los Indios , sigui— 'su derrora hasta Chacop‡ra, donde, aunque ‡ costa. de > algunos: Soldados. que perecieron en una emboscadz ,.tubieron forruna de hallar descubierta el agua, con que se refrigeraron del incendio de la:sed , que ya los llevaba en puntos de perecer. . Convoc— all toda su gente; y haciendoles saber la falta. de bastimentos , el corto. numero de: Soldados para resistir 2 un' Exercito tan numeroso , la suma esterilidad del Pa’s, y las ningunas esperanzas que tenian de pacificar aquellos Indios , pidi— consejo sobre la determinacion, O de proseguir en la Conquista , O desistir enteramente de ella, Y aunque sobre esto hubo algunos desabrimientos en los Soldados , como de ordinario sucede , quando se piden consejos ‡ los que solo nacieron para obedecer los mandatos , al fin , prefiriendo al vulgo el parecer de los cuerdos , resolvieron desistir de la empresa 3 a cuya decision los oblig— la fuga de los Indios amigos ue les servian de guia , cansados de la fatiga de la guerra ; por cuya causa quedaron los Espa–oles imposibilitados de proseguir, y precisa dosa retirarse al sitio de CrecrŽpe, y nuevo presidio del Espiricu Santo. Cap. IX. + 167 .. ÀQuando lleg— ‡ Žl GarciGonzalez de. Silva , hall‡ un orden del Governador de Caracas Don. Juan de Pimentel , en que le mandaba , que no estando cfc—tuada la pacificacion: de. los Cumanag—tos, ni en. estado.Çde conseguirse , despoblase el Presidio y Poblacion del: Espiritu: Santo ; y se tetirase para: aquella Provincia, donde. se espe: rabarr mejores: y. mas felices suce, sos, que losquese habian experimentado en la.constante. resisten: cla de los Cunianag—tos.: Obedeci— GarciGonzalez el orden de su Governador 3 Çy. desamparando el. sitio de CrectŽpe , atraves— por la uerra Çde los Tomœzas .y Valle de Cauc‡gua , y sali— A la Provincia: de los Quiriquiris , en cuya: Conquista abr— grandes proczas $u valor. y constancia , como se pueden vŽr en la Historia, que Don Joseph' de Oviedo escribi— de la Provincia: de Venezuela , dondŽ pongo punto en su relacion, porno ser del intento de la que corre mi pluma. CAPITULO X. REFIERESE LA CONQUISTA de Don Christoval de Cobos , y sus. dos sucesores Don Francisco de Vides, y Don Juan de çro: las batallas que tubieron con los Indios ; y . fundacion del Pueblo de Cumanag—to, AL paso que en los corazones . de los Cumanag—tos y dem‡s Naciones confinantes iban creciendo los esfuerzos de su valor, y O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 58 168* y" multiplicando sus asaltos con la aluwvŽz ysobervia , 3.que les pro=' vocaba la consideracion de las:an tecedentes viŽtorias3:'en los fieles Ministros y. Se–ores del Supremo: Consejo. seiban avivando mas y : mas los:deseos de su pacificacion y: reducion Christiana 5'mas como Ûs: to nose: Çpodia conseguir, sin +con tener primero los: lamentables :es. tragos , que cada d’a se'experimentaban de Çsu presuncion desyane : cida, puesta en :Žsto toda la: con: ideraci—n de DonExus' de Roxas, : que se: hallaba de' Governad—t en: la Provincia de Venezuela el a–o* de mil quinientos ochenta y cin co, determin— tomar con el cas: tigo entera: Çsatisfaccion de sus atre vidas resoluciones , para acudir des pues a su Çconversion con los me dios conducentes al mas oportuno remedio, ÑÑ Hallabase entonces en dicha Provincia Don Christoval de Cobos , sugero acreditado de hom bre de valor y buen Soldado, a quien la Real Audiencia de Santo Domingo habia condenado judiclalmente 4 servir ‡ su costa en las Conguistas de su jurisdicci—n, para satisfacer con este servicio '‡ un delito que cometi— su padre, en que fue complice , dando arroz . Ž injusta muerte 4 Francisco Faxardo; y considerando Don Luis de Roxas, que este era el medio y ocasion oportuna de poner a Cobos en estado de conseguir por estos meritos la satisfacci—n de sus cargos , lo destin— para la Conquista de los Cumanag—tos , ofrecien Historia de la nueva Andaluc’a. do ayudarle con: lo necesario pas rala consecuci—n:.de sus buenos intentos, Admiti— Cobos el parti do;:y agregando"‡ s’ ciento y se: renta Soldados armados , cinqœenta Indios de su encomienda > y Áotros muchos que despues reclut— en la Costa ;'+seis Caballos cargados de arias ; y cien cabalgaduras , Àse puso en camino pot tierra; para emprender con brevedad su encomendada. Conquista: 0. : + Despach—: :alomismo tiempo dos. Pir‡guas por el.Mar y para pasar los Rios, con Òmucha mercancla deÒ lienzos ; y: suficiente pro. videncia de todo':genero Òde bastimentos , y uta Nave de mayor porte con mil:y: quinientas fanegas de Maiz, muchas Indias: para la molienda , y un gran Chinchorro para ayudar al sustento de su gente con la providencia de la pesca. Con estas prevenciones lleg— por el mes de Marzo del mismo a–o de mil quinientos ochenta cinco 4 la boca del Rio Never, donde le sali— al encuentro el Ca. zique Cayaur’ma con mas. de dos mil Indios armados , rompiendo desde luego la baralla , que dur— mas de: tres horas, sin conocerse el Partido ‡ quien mostraba Marte su semblante. Mas: , Aunque los Indios eran muchos, y tenian:‡ su favor la ventaja del terre–o , como los Espa–oles iban de refresco, y bien proveidos de armas superiores , pelearon tan valerosamente , que con sola la pŽrdida de ocho Soldados, y entre ellos Juan Ortiz hombre esforzado , lograron des O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 59 Libro IL. Cap. X. desvaratar el Exercito de los Indios; que, returados ‡ los montes, dexaron A los Espa–oles en estado de seguir su derrotero asta llegar al Cerro Santo que esr‡ frente del Salado , dondepara mayor seguridad puso su acampamento. Es aquel sitio escasoÓ enteramente de aguas; y para su providencia bajaban los Soldados en escoltas , temerosos de los Çda–os, que les amenazaban en las aguadas las emboscadas de los Indios. Repetian Žstos sus asaltos; resistianÇse los nuestros valerosos 5 y viendo Cayaurima la ventaja de las armas Espa–olas , y la constancia de los que las manejaban, convoc— ‡ otros Caz’ques en su ayuda ; y juntos como ocho mil Indios de guerra, saLig 4 presentarles la batalla , por s’ con el aumento de sus Tropas mejoraba en este segundo. ataque de fortuna. Y‡ en este tiempo habia Don Christoval de Cobos mudado su acampamento al sitio de Chacop‡ta , donde tenian un Jagua, 5 manantial de agua; y alli hecha con brevedad una trinchera , asest— quatro pedreros , con que resiscir al tumultuoso combate de los Indios. Salieron Žstos comandados de Cayaur’ma con animos de apoderarse del quartel; y como la multitud trae consigo la confusion, fue tanta la de los Indios, que acompa–ada de un total desorden , recibieron notable estrago de la metralla, y fusiler’a, que amparados de la trinchera, disparaban sobre ellos los Espa–oles sin da–o de sus personas, 169 Viendo el Caz’que el atraso de su Tropa, se retir— de la campa–a, desafiando a Don Christoval a campo raso , donde sin la defensa del palenque pudiesen emprender ‡ cuerpo descubierto la pelea, Acept— Cobos la propuesta; y dividiendo su gente en dos Esquadras , ech— la una , que cra de Infanter’a , por un lado , y Žl con quarenta de ‡ Caballo les acometi— por el contrario; mas como el Exercito de los Indios era de tan crecido numero , tubieron sobra= da Tropa, con que formando dos frentes contrarias , trabaron la batalla con rant— esfuerzo de ambas p‡rtes, que, aunque fueron muchos mas los Indios que daban la vida al vigor de las lanzas , que los Espa–oles que la rendian ‡ tanta mulutud de flechas , reconociendo Cobos la ciega intrepidŽz, con que los:Indios desordenados ya empe–aban sus cuerpos al golpe del azero, lleg— ‡ recclar de la vitoria, viendo a los Infantes Òcansados, y que la fatiga de los calores del Pais, y la multitud de los Indios no les daban lugar ‡ jugar con libertad las armas. a Mas como en materias desesperadas sueler: muchos politicos yalerse de aquella peligrosa maxima, que por ultimo remedio usa de resoluciones temerarias , viendose los Espa–oles sofocados con el tropel de los Indios , fiados Alonso de Grados , y Juan de Campos en su natural yalor , y considerando, que el medio mas oportuno para meter 2 los Indios en cuidado, Y era O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 60 170 era aprisionar ‡ su Caz’que , despreciando la vida por el honor de la vitoria, acravesaron por el Exercito del enemigo hasta llegar a Cayaur’ma , ‡ quien aprisionaron , y llevaron A su campo, favorecidos de los ginetes que les guardaban las espaldas , para no. malograr aquel tiro entre las arm‡s e–emigas. Asegurado el Caz’que en el quartel de los nuestros, y viendo los Indios el peligro en que esta= ba su persona, y lo que Žsta les contendria, como acostumbran haÈ cer viendose presos , suspendieron repentinamente las armas, dandos se apresurados a la fuga para pensar los medios conducentes a la liÈ bertad de Cayaœrima. e Son par‡ esto los Indios muy sagaces 5 y asi usando de su natural zalamer’a y enga–osas falacias, volvieron al d’a siguiente simulan: do obediencia , y afectando rendimiento , con fra de no tomar mas las armas , si ponian en libertad a su Capitan preso. No se le ocult— ‡ Don Christoval de Cobos la intencion que governaba la propuesta de aquella simulada amistad; y como experimentado y‡ en la inconstante veleidad de los Indios , la acept— en el mismo tono , asegurando mas en la prision a Cayaurima, por vŽr si asi consegu’a la pacificaci—n que deseaba , y los buenos efe’tos que pretendia en su Conquista, Sentadas en estos terminos las paces, y depuesto de una y otra parte el estrepito de las armas, consigui— de uno de los Capitanes, llamado Historia de la nueva Andaluc’a. QueneriquŽima , saliese con sus In dios ‡ ayudar ‡ los Espa–oles ‡ fabricar unas Casas , con que intentaba dar principio ‡ una Ciudad, en que vivirian unidos, y les protegerian defendiendolos en las invasiones de las Naciones enemigas. Para consecucion de este ardidoso y christiano intento amenaz— con graves penas a sus Soldados, si, quebrantando el pa’to de la amistad, execuraban el menor estrago en aquellos miserables. Admitieron Žstos la propuesta; y mudando los Espa–oles el Real ‡ una Campi–a , que est‡ junto ‡ la Salina de Apaicu‡re , sa li— el Capitan QueneriquŽima con su gente, y ayud— gustoso a los Espa–oles a fabricar las Casas de Apaicu‡re , que fueron las primeras , con que se di— principio 4 esta Ciudad , que despues se inticul— San Christoval de los Cumanag—tos. Hecha esta diligencia , puso en libertad a Cayaur’ma , que trayendo el competente numero de Indios , y entregados ‡ la disposicion de Cobos , guarneci— sus Casas con una fuerte estacada de maderos gruesos , en que poder defenderse de las contingentes hosulidades , que aun recelaba sobrevenirle de la inconstancia de los Indios. Retirados Žstos , y alojados con seguridad los Espa–oles , di— Don Christoval de Cobos principio a su Conquista, haciendo varias entradas ‡ los montes A fuerza de armas 5 con lo qual se sublevaron los Indios de nuevo; y cayendo dos ve: O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 61 Libro Il, Cap. X. veces de guerra sobre el Pueblo de A paicuare , los atacaron de tal modo, que, para conseguir el necesario alimento del agua, la habian de ganar ‡ fuerza de armas, sa liendo por ella en Escoleas ‡ costa de alguna sangre , con. peligro de perecer todos, a no tener el recurso de la estacada, ‡ que se aco gian, quando se hallaban en el uler mo apriero. Retiraronse por algun tiempo los Indios; y viendo Don Christoval de Cobos el peligro en que se hallaban Žl y los suyos , sali— al campo con. sus Soldados; y sin perder tiempo hizo otro Palenque en el sitio de Guarim‡ta , para rechazar mas bien con este an. temural ‡ los siriadores, de cuya venida se recelaba con sobrados, _MOtivOs , Y MUY. pocas esperanzas de conseguir en adelante la paz ni la victoria. a : ÁComo lo pensaba. sucedi—; porque los Indios. convocaron a las Naciones inmediatas ,.y. cayeron tercera vez. sobre Apaicu‡re , donde trabaron de: muevo la pelea, en que di— Ja vida un Soldado, llaniado Antonio Lorenzo ,'hirieron 4 otros Àquatro de :muerte ;:y. hubieran, acabado con'los dem‡s , a no conre–erles la resistencia. de los pedreros y, la fusileria, que disparaban por las troneras de la estacada , ‡ quien no podia descruir la inferior fuerza de :las:flechas.. Cesafon los Indios en la pelea 5 y viend—:el pocoestrago. de:sus‡rmas , tomaron el arbitrio de cercar el Pueblo; Ácon< servandose en el. sicio el tigmpo que bast— , para poner 4 los Espa–oles 171 en tan extrema necesidad, que obli, gados de la hambre , se vieron precisados 4 comerse un Cavallo, que era el unico que les habia. quedado para la conduccion de las municio= nes. . En este aprieto despach— Cobos dos Soldados, que pudie= ron salir con la obscuridad de la. noche ; el uno para Cuman‡, de donde le socorrieron con .alguna providencia de v’veres y gente armada ; y el otro para la Ciudad de Caracas , de donde le inviaron un Barco con trescientas fanegas. de: Maiz, , y veinte hombres de escol.. ta. Reriraronse con esta novedad los Indios; y el Capitan Cobos de. seoso de mejorar de fortuna con el refuerzo de su nueva Tropa, sa. li— con treinta y seis Soldados para el. Valle de Aragua con mas te. meridad que valor ,. efe’ta propia Òde la vana confianza , que.d costa de trabajos y desgracias halla por. fin el escarmiento entre sus mismas ruinas. Asi le sucedi— en esta ocasion 3 porque arrestados los Indios de aquel partido, le hicieron tan valerosa resistencia , que .al; pri, mer encuentro le mararonal Alferoz! Sebastian: Sanchez. y: d otros ence ÇSoldados, doce salieron muy heridos , y Gobas con los. seis que la, guedaban' se. di— a la, fuga 5 en la que recogidos. los heridos , pens—: solamente eri. los medios de poderse acogeriac‡phicuare , sin ser sentido de .los' ÇIndios , que sospechaba.. prevenidos en. algunas em boscadas. Arbirr— caminar de noche, y Y 2 des O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 62 172 descansar de dia oculto en la monta–a , hasta que lleg— ‡ Apaicu‡re, donde y‡ estubo resuelto 4 desistir de su Conquista , ‡ no ha: berle desvanecido este diŽtamen los de su comiriva , fiados del auxilio que de dia en dia esperaban de la Real Audiencia de Santo Domingo , adonde habia recurrido por algun socorro. Lleg— por fin esta tan deseada providencia por medio de Don Rodrigo Nu–ez Lobo ,que para ello, y la continuacion de la Conquista fue destinado por la misma Real Audiencia. Respir— un tanto con su llegada Don Christoval de Cobos; y alentados ambos con las nuevas provisiones, continuaron sus entradas 2 los Indios con tanto menos= cabo de los Soldados , y atraso de sus caudales , que informada la Real Audiencia de tan farales sucesos , mand— reritar luego a Don Rodrigo. Qued— Don Christoval . de Cobos en la continuacion desus entradas, experimentando cada dia nuevos Infortunios , hasta que lleg— Don Francisco de Vides de los Reynos: de Espa–a por Governador de Cumana, y Conquistador de esta Provincia. Con la venida de este Caballero ces— la Conquista de Cobos ; porque informado de suconduŽta , trat— de contenerla, Retir—se a la Ciudad de Caracas, dexando a los pobres :Indios: en las sombras de su Infidelidad ; y Žl cars gado de pesares di— en: manos de una enfermedad , que le priv— de kh vida a. pocos dias de su: llega Historia de la nueva Andaluc’a. da. Puesto Don Francisco de Vides en la posesion de su Govierno, entr— en la tierra de los Cumanag—ros con ciento y veinte hombres armados , y determinacion de fundar algunos Lugares con los Indios que esperaba pacificar , y algunos de los Espa–oles que para este fin llebaba destinados. Andubo parte de los llanos anunciando la paz entre los Indios con tales aparatos de benevolencia , que y‡ le consideraban los suyos due–o de sus voluntades, y con presagio de hacer mas que felices sus Conquistas. çsi consigui— de los Indios, que saliendo voluntariamente al trabajo , ayudasen ‡ los Espa–oles a la fabrica de dos Lugares, que con ellos fund— en los sitios de la. ViŽtoria , y Clarines , cada uno de sesenta Vecinos, y ambos bien pertrechados de armas y municiones, con que pudiesen defender su fundacion en las contingentes invasiones de los Indios rebeldes. Poco le dur— esta buena conduŽta ; pues habiendose retirado ‡ Apaicu‡re, convoc— ‡ los Indios que:pudo , y desatendiendo a las Reales Provjsiones, los reparti— entre los Soldas dos , para que se sirviesen de'ellos como Esclavos , sin procurar*por modo alguno Ministros de: la Divina Palabra , que los instruyesen en los Misterios de nuestra Santa FŽ Catholica, oi Los Soldados, que ‡ poco est’mulo tienen bastante para 'ser lin bertosos , se. dieron tan ‡ tienda suelta 4 sus excesos ,. que ostigados los O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 63 "Libro IL Cap. X. los Indios con sus impiedades , y ofendidos de sus desenfrenados procederes , dieron en una ocasion contra ellos con tanta furia , que todos hubieran sido el blanco de sus iras , ‡ no haberse acogido al Pueblo de Apaicu‡re con aceleracion, y presteza, Desamparados los dos Lugares de la ViŽtoria , y Cla rines , y puestos sus Vecinos en Apaicu‡re , descargaron todo su enojo sobre unos pobres Indios, executando en ellos formidables castigos , para sausfaccion de los que suponian agravios recibidos de otros. Incorporados unos y otros en Apaicuare , celebraron Cabildo, en que eligieron Alcaldes y Rexidores 3 y pretendiendo adelantar sus caudales, tomaban cada dia nuevas providencias; con que , en vez de pacificar la tierra y sus naturales , los estimulaban mas y masa tomar las armas en defensa de sus vidas, con mucha sangre vertida; y lamentable pŽrdida de sus almas, que sin la menor noticia de nuesera Santa FŽ Carholica perecian ‡ manos de la crueldad y: la violencia. : o Repetian las entradas a los montes con Escoltas de gente armada, a fin de aprisionar Indios con que acrecentar numero de sirvien> tes, y Esclavos, que asi conseguiam de valde , — por muy tenue jornal, que les pagaban. en cuchillos , abas lorios,yocr‡s bag‡relas de poca estimacion , y precio, Bastante.motivo ofreclan a estŽ. Governador los funestos exemplases Çde sus ante= cesores, para que: abriendo los ojos 173 al desenga–o, obrase con mas rec= titud en su Govierno; pero le sucedi— muy al Çcontrario 5 porque ciego con la ambicion de sus propios intereses , obraba tan absolato en la administracion de la justicia , que arropellando los fueros de la Ley y la razon , eslabonaba de unos yerros otros mayotes , con que form— aquella pesada cadena , en que preso con el escarmiento , hall— la misma desgracia donde solo buscaba la conveniencia propia. El caso Eu , que cerciorado el Supremo Consejo de sus desordenes , le depuso del Govierno; y llevandolo preso 4 Espa–a , cerr— la plana de su vida en el horror de las prisiones. Quiera Dios sirva esta noticia. de escarmiento ‡ los que , viendose en semejante altura , deben afianzar su firmeza en las agenas ruinas, asegurando mas bien sus pasos en los tropiezos de otros 5 porque al ên es providencia del Se–or , que descubiertos los desaciertos , quŽde aba= tida la sobervia , y castigados los delitos. Retirado Don Francisco de Vides , le sucedi— en el Govierno Don ÀJuan de Aro, que despach— por Theniente del Pueblo de Apaicu‡re ‡ Lucas Faxardo; y como Žste viese lo anegadizo de su terreno, trat— de mudarlo, como lo hizo con consentimiento de todos sus. VŽcinos,.al sitio de Cumanag—to , discante una legua corta de .la Ciudad de Barcelona, y le di— el nombre de San Christoval de los Cumanag—tos , que to L c— O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 64 174 c— al Govierno dŽ Cumana , hasta que entr— Don Juan de Urpin por Conquistador de aquella tierra , como adelante dirŽ. Con la deposicion de Don Francisco de Vides se contuvieron algun tanto los Espa–oles en hacer entradas ‡ los Indios, hasta que despues tubieron un encuentro con los del Valle de Ar‡gua, en que muri— un Soldado llamado Sebastian de Roa. Habia y‡ acabado su oficio Lucas Faxardo , y se hallaba en su lugar Geronymo Diaz 5 el qual pretendiendo hacer algun casugo en los Indios para satisfaccion de la muerte del Soldado, expidi— orden, de que le traxesen los que pudiesen haber a las manos, Salieron 4 este En los Espa–oles ; y hallando dos , que habian salido a pescar ‡ la boca que llaman del EstŽro, los llebaron a. Cumanag—to , donde el Theniente GeronymoDiaz los mand— ahorcar , con el An de poner algun tetror a las dem‡s Naciones con su muertŽ. : Los parientes de: Žstos deseosos. de tomar la venganza de este agravio , conspiraron ‡ algunas de.las Naciones inmediatas, ‡ tomar las armas cont’a los Espa–oles que los perseguian , y derramaban su sangre por. aquellos montes. Los Indios, que habian de: menester poco , enfurecidos c—nÇla: noricia Çdel estrago, y la memoria de los pasados , se armaron de guerra , inventando nueÈ vos ardides , con que dar fin de los Espa–oles, para vengar a satis Historia de la nueva Andaluc’a. faccion aquellos castigos , que tenian en su consideracion por inhumanas crueldades,. En estas prevenciones se hallaban los Indios, quando lleg— de Espa–a el Capttan Mag‡llanes con quarenta hombres; y pareciendole al Governador conveniente contener con ellos al tumultuoso laberinto de los Indios , llam— al Capiran Marcos de Campos , y confiriendole el Titulo de Capitan Poblador , le di— tambien facultad , y entreg— los quarenta Soldados , para que con ellos saliese a la Conquista de los Indios, y fundase con los que pudiera algunos Pueblos. Sali— Campos con quarenta hombres; y ofreciendo a los Indios la paz , arrabes— la Sierra, que mŽdia entre el mar , y los llanos, hasta llegar al sitio de. Maranœco, donde fund— un Lugar con los quarenta Soldados que llebaba, a corta distancia del siti— en que hoy est‡ el del Apostol S. Pablo de Indios PalŽnques Carac‡res. En aquel lugar permanecieron algun tiempo los dis chos Pobladores; y como no podian conservarse sin la ayuda de los Indios , que les auxiliaban en el. trabajo de fabricar sus casas, y hacer sus labores, hallandose cercados de Žstos para expelerlos de aquella. tierra , desamparando el Pueblo con el silencio de la noche , se pusieron en fuga para la Ciudad de San Ghristoval de Cumamag—ro. aa Dos a–os despues que y‡ los: Indios estaban Àalgososegados , sa. li— de la Ciudad .de. Caracas el Cas pr O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 65 Libro II. Cap. X. pitan AndrŽs Rom‡n , con Thom‡s de Morillas, y mucha gente armada, en prosecucion de sus Conquistas. Llegaron a las Riveras de Un‡re y tierra de Palenques; pero resentidos Žstos de los Espa–oles, se enco–aron sobremanera , previniendose, como acostumbran, para salir 2 tomar la corresporidiente satisfaccion de los que pudiesen haber 4 las manos. Entraron en consulta; y sabiendo , que en las Riveras del Rio Uchire se habian avecindado algunos Espa–oles , se partieron para este Pueblo armados de guerra por orden de una Caz’ca , a quien resperaban mucho, y les habia estimulado , ‡ que les quitasen la vida , O desterrasen enteramente de aquel puesto. Llegaron los Palenques con este intento 4 las Riveras de Uch’re; y viendose los Espa–oles cercados , y obligados ala natural defensa , se pusieron en arma, y salieron en buen orden 4 emprender la batalla, Defendieronse cor valentia algun tiempo , en que sin duda hubieran muerto todos , por ser pocos, ‡ no haberse prevenido antecedentemente con broqueles y rodelas , para resistir , y defender los cuerpos de las innumerables flechas que les dispararon los Indios. Sin embargo murieron algunos en la lid; y los dem‡s faltos y‡ de municiones y de fuerzas , con que resistir a aquella tumultuosa carerva , se vieron precisados ‡ ceder el puesto , temerosos de que los Indios cayesen sobre ellos, aumentando su numero 175 con otro muevo tropel de gente. Desampararonle con sus mugeres e hijos , y se acogieron al de Cumanag—to , donde vivieron avecindados , hasta que , pasados algunos a–os , lo reedific— Don Juan de Urpin , como dirŽ ex su lugar.: CAPITULO XI. ENTRA DON ANTONIO de Berrio por Governador de la Trinidad y Orinoco; funda las Ciudades de San Joseph , y la Guay‡nas, trae de Espa–a un lucido Exercizo de Pobladores; y refierese el fin que mbo esta lastimosa Conquista, Exando por ahora las Conquistas de los Cumanag— tos , pide la Chronolog’a del riempo el eransito de la pluma , ‡ referir las fundaciones E las Ciudades, San Joseph de Oru–a , y San= to ThomŽ de la Guay‡na , pradticadas el a–o del Se–or de mil quinientos noventa y uno por Don Antonio de Berrio y Oru–a, heredero que fue del Adelantado Don Gonzalo Ximenez de Quesada , y casado con una sobrina suya en Santa FŽ de Bogot‡, Cabeza del nuevo Reyno de Granada. Pretendien= do este Caballero , que la Isla Trinidad entrase en la jurisdiccion de quatrocientas leguas , que le estaban concedidas , desde el termino Meridional del expresado nuevo Reyno de Granada , se dex— ir por el Orin—co con la gente correspondiente; y habiendo arribado 2 la 1s O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 66 176 Isla, di— principio a la fundacion de la Ciudad de San Joseph de Oru–a , que hasta hoy. permanece , y despues pas— al Rio del Ortn—co , donde fund— la de Santo ThomŽ de la Guayana en la Provincia de los Indios Guay‡nos , de quienes tom— el nombre , quedando desde entonces comprehendidas en su Govierno , confirmado por nuevas capitulaciones del Se–or Don Felipe Segundo Rey Catholico, que le extendi— este Govierho una vida mas, A los quatro a–os de fundadas estas dos Ciudades , viendose Don Antonio de Berrio con poca gente para el adelantamiento de ellas , y deseoso de salir al descubrimiento de cierto Pa’s, ‡ quien los Indios llamaban la Man—a , en cuyas cercan’as imaginaron aquella opulenta Ciudad del Dorado (*) ‡ la parte Occidental del gran Lago Par’me , que demuestran los Planos Geographicos , noventa leguas al Sur Sueste de la de Santo ThomŽ de la Guay‡na , uno y orto invencion de los Indios para echar a los Espa–oles de sus tierras, y que pereciesen en la solicitud de tan remotas Ž imaginadas riquezas, invi— ‡ la Corte de Madrid a su Maese de Campo Domingo Vera, vecino de la Ciudad de Caracas, hombre de buen entendimiento, Historia de la nueva Andaluc’a. mayor inveŽtiva y eficaz persuasiva , para que con sus poderes negociase del Supremo Consejo la recluta de trescientos hombres , con que emprender el referido descu= brimiento. : Lleg— Domingo de Vera a la Corte , y ech— ‡ volar la fama de las riquezas del Pa’s de su encargo por toda Castilla , con tal arte y natural persuasion , que luego alcanz— las correspondientes licencias , y con ellas los trescientos hombres , siendo muchos personas principales de los Reynos de Toledo , la Mancha, y Estremadura , ‡ quienes ofrecia poner en las manos tan crecidas riquezas de oro, plata, y piedras preciosas, con que .levantarian sus nombres y linages ilustres. Para la confirmacion de estas noticias mostraba algunas chagu‡las y orejeras de oro, pledras de esmeralda en bruto y 4 medio labrar , diciendo habia de todo con abundancia en las tierras que iban ‡ descubrir; con lo ual formaron tan superior concepto de ellas, que las juzgaban muy otras, y distintas de las descubiertas hasta entonces en todo el Orbe terraqueo. Teniendo y‡ todo de su ma= no , pidi— ‡ su Magestad , se le librasen setenta mil ducados para gastos de la Expedicion , los quales rr A PP PV'P/ XX (AP 0 o (*) Hay efectivamente cerca de la Laguna Par’me un cerro muy guardado de los Indios Macœsis , Arecœnas , y otros que habitan en sus faldas; y llaman los Car’ves Acuqu‡mo , y los Espa–oles, y Portugueses el Dorado ; porque se halla por muchas partes cubierto de unas arenas y piedras, que relumbran como el oro, Ž indican ricos minerales de este metal en las entra–as de aquel cerroÈ . O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 67 Libro HL. Cap. XL les le fueron concedidos en la Corte, y despues otros cinco mil en la Ciudad de Sevilla, y largas lcencias para sacar mas gente , y cinco Naves capaces para el transporte de quanto trajese conducente ‡ su descubrimiento. Entre los sugetos que se le agregaron , fueron veinte Capitanes de Infanter’a, muchos de los quales habian servido al Rey en este emplŽo en Flandes , lralia , y otras partes; y otros, que por Soldados Veteranos estaban esperando el premio de sus Servicios , y fueron 4 este fin nombrados por el Supremo Consejo , agradeciendo ellos este favor, y dandose por bien premiados con las futuras riquezas , que espera ban en el descubrimiento del Dorado. Juntaronsele tambien otros Soldados viejos , algunos: Mayorazgos, y Otra gente noble , y entre ellos un sobrino del Presidente del Real Consejo de Indias , que. era el Licenciado Don Pablo de Lagunas. Finalmente muchos. hombres casados vendieron sus haciendas y oficios , teniendose por dichosos de que los admitiesen en su Comitiya con sus migeres e hijos , prometiendose, ser mucho mas lo que esperaban de lo que por seguirlo , abandonaban , y malvararaban. Ñ Y para que tan lucido:cuerpo de Exercito no fuese sin el alma de los Sacerdotes y : Ministros del Evangelio para ellos ; y los naturales que poblasen , pidi— , y se le di— la licericia para llevar diez Clerigos , cuyo Superior y Vicario fue un Racionero de la Cathedral 177 de Salamanca , hombre grave y doŽto , que gozaba un Beneficio y, Patrimonio de dos mil ducados de renta; y a Žste le fue concedido el titulo de Administrador General de un Hospital que habian de fabricar. Pidi— igualmente doce Religiosos de mu Serafico Orden, que salieron , los once de la Provincia de Castilla , y entre ellos Fr. Juan de Zu‡zo Religioso Lego de sin=. gular opinion , y uno de la de Se= villa; y por Comisario de todos el R.P. Fr. Luis de Mieses , hombre doŽto , y excelente Predicador, co. mo lo eran otros cinco , especial. mente Fr, Juan de Torres , ‡ la sa. zon Predicador Conventual en el. Convento de Guadalaxara , ‡ peticion de los Duques del Infantado. Mas el que entre todos resplan decia , y por su celebrada opinionÓ fue nombrado por el Supremo. Consejo de las Indias , fue el R., P.'Fr. Pedro Esperanza , Confesor: de los Pajes del Rey, y la mayor: parte de la Casa Real, y otros dos. cŽlebres Cantores Fr. Juan de Pes zucla, y Fr. Pedro de Cubillo. :; Juna esta tan lucida Expedicion , que se componia de mas: de dos mil personas ,.en la Ciudad: de San Lucar de Barrameda, y: prontos los av’os correspondientes, se dieron 4 la vela en aquel Puerto. 4 los veinte y tres de Febre. ro de mil quinientos noventa y. einco 5 y ‡ los diez y seis de Abril. llegaron con felicidad 4 la Trinidad. Arribaron 4 Puerto de Espa–a, que est‡ en la Costa Occidental de dicha Isla; y aunque antes. sc O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 68 178 se tubo Žsta por de la jurisdiccion de la Real Audiencia de Santa FŽ, y‡ la hallaron bajo del influxo del Governador de Cuman‡; y el aGtual que era Don Francisco de Vides habia puesto por su LugarTheniente al Capitan Velasco , con otros Capitanes y Soldados que la governasen , alegando no pertenecer À Don Antonio de Berrio, por considerarla fuera de los limites de su jurisdiccion. Lo mismo pretendi— hacer con la de la Guay‡na ; en la que, despues de algunos encuentros , que tubieron los Soldados de Velasco y BerrioÓ, suspendieron las armas hasta la venida de Domingo de Vera, con quien esperaban la resolucion del Supremo Consejo. Luego que anclaron las Naves en Puerto de Espa–a , que fue Lunes œ Martes de Semana Santa, salr— en tierra Domingo de Vera con cien Soldados , ‡ quienes despach— bajo las ordenes del Capitan Medinilla, Granadino , con or den de que se apoderasen de la Ciudad , y tomasen posesion en nombre de Don Antonio de Berrio , ‡ quien, decia, se la tenia usurpada el Governador de Cuma m‡. Hicieronlo asi; y luego fue. saltando la dem‡s gente en bierta,. y en unas casillas de paja , que hi cieron a la ligera , se alojaron , y: celebraron los Oficios de Semana Santa , Confesando , y Comulgando todos en cumplimiento del precepto, y predicando los Religiosos con mucho fervor y espiritu, especialmente el P. Fr. Pedro de Esperanza , que no reposaba de d’a Historia de la nueva Andaluc’a. y noche , acudiendo ‡ las Confesiones , y cura de los enfermos, Por esto, y sus amables prendas, era tan estimado de todos, que retirandose algunos ratos a la oriÈ lla del Mar, y sombra de algun arbol al exercicio Santo de la Ora= cion, le iban ‡ buscar en tropas las pobres mugeres cargadas de sus tiernos ni–os , para que las consolase con sus Santas palabras , de que y‡ se juzgaban necesitadas, sospechando por los principios los infaustos fines en que habian de parar. El V.P. que con los ojos del espiricu miraba y‡ muy de cerca la realidad de estos anuncios , y la ruina de tanta gente , al vŽr junto ‡ s’ a los parvulitos inocentes, se enternecia en lagrimas , y decia : Àque ser‡ de vosotros Angeliros , en tanta incomodidad y penuria? Y no pudiendo remediarla , consolaba ‡ las madres con Santas palabras, ayudandoles a llorar la ruina que les amenazaba, Despach— luego Domingo de Vera una. de las Naves al Puerto de la Gu‡yra con algunas mercancias , y mucha de la gente casada, con orden, de que negociasen algun ganado Bacuno y Caballar , y lo conduxesen por: tierra a. la Guay‡na , don. de lo esperaba , para mantenimiento de suis dependientes. Todo le sali— frustrado 5 porque los inviados , viendo el manifiesto enga–o y extrema necesidad que les esperaba , se quedaron en Caracas , y asi escaparon las vidas, que al 1gor de la hambre y otros sucesos die O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 69 Libro IL. Cap. XL dieron los mas de los que queda ron en la Isla de la Trinidad , comoconstar‡ por el contenido de este , y el siguiente Capitulo. Pasada la Pasqua , determin— Domingo de Vera marchasc la gente ‡ la Ciudad , comolo hi cieron todos , cargando ‡ sus espaldas sus ropas y alhajas , por falta de cabalgaduras', Û Indios que las llevasen; y zaron d experimentar fatigas , espe etalmenre las pobres mugeres; car gadas con sus hijos , todas a ple, y muertas de sed, sin hallar en tres leguas que: dista la Ciudad, una gota de agua .con que mitigarla, en tierrassumamhente. calorosa. Con. estos .crabajos llegaron'A 4 la Ciudad de San Joseph, que. se. componia de tremta Vecinos, habir‡nres en unas casillas de paja, donde se alojaron :como: ovejas en redil.Los Religiosos.se acomodaron, au–que c—n bastante estrechura , en un Hospicio , que. habia fundado un Fr. Juan de. Peralta de mi. Serafico. Orden y Provincia de Santa FŽ ; : mas. .como das. bocas era– :muchas., y los v’veres: pocos ;.era. forzoso. se consumieran en: breve] tiempoÓ y asi, ar’tes'que llegara: Ll. extrema, despach—; ÁDomingo de Vera algunas . ÇCanas cargadas de gente y otras: selscon sus matalotages y" "provisiones. ak Ciudad: de la. Guay‡na por las bocas del Orin—co ,. navegacion: :penosa. por las:muchas Çplagas de Mosquitos , y JegŽnes ; y eras ellas otra con cinco Religiosos. y alguna gente de escolta,È y aqu’ comen. 179 . Atravesando el mar para co. ger una de las bocas del Orin—co., les entr— tan fuerte temporal , que las desbarat— en tal manera, que solas dos pudieron entrar en el Orim—co a las quatro de la tarde , despues de haber alijado quanto en ellas llebaban ; y puesto el Sol lleg— la de los Religlosos , sirviendo Žstos de boga , porque cansados los Soldados , habran rendido las fuerzas 2 la violencia de las olas. Las Otras tres, QUE no podian abanzar tanto, cogieron Playa donde pudieron ; y. estando _ para segult viage la siguiente ma–ana, caye Òron sobre: ellos: mas de trescientos Car’ves , quitando 4 todos las vidas, y entre. ellos al sobrino del Presidente Laguna 5 y llebandose consigo las mugeres , se fueron viŽtoriosos a: las orras tres Can—as, gon quienes : hubieran hecho lo mismo , d‡. no haberse defendido c—n la:fusileria, ‡ quien no pudo resistir la vileza de sus animos, que con cortas viŽtorias quedan sarisfechos, Sabida por los Religiosos la mortandad, persuadieron a los Sol. dados y demas Espa–oles ‡ dar se= pulrura 4 ‡ sus compa–eros difuntos, mientras llegaban las dem‡s Can—as; y aun que al principio reusaron ‡ tan christiana propuesta, por.no verse en. el mismo peligro, viendo que los Religiosos emprendieron el camino, que era de un quarto de legua , les siguieron hasta veinte y cinco. Soldados , quedando los dem‡s en custodia de Za las O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 70 1$0 las Can—as , mugeres , y ni–os que iban en ellas, No. es ponderable. el sentimiento que tubieron los Religiosos y Soldados , quando vieron el inhumano estrago , que habian hecho los Indios en aquellos cuerpos, Unos abierto el pecho y vientre para sacarles el corazon y comerselo ; otros descuartizados, y entre ellos una pobre muger natural de San Silvestre junto 4 Madrid , a quien'sacaron del vientre la criatura y la:dexaron junto con las entra–as a la cabezera. Dieroniles a todos sepultura , y sevolvieron el: mismo dia ‡ Òsus Can—as, en que ÇŽinprendieron vlage para Santo ThomŽ de laGuay‡na.: Llegaron a dicha Ciudad, donde los recibi— el. Governador con todo gusto; y comel mismo fueron tambien recibidos los Reli= glosos del.R. P. Fr. Domingo de Santa Agueda, del Orden Serafico; hombre de mucha Religion y prus dencia , y muy estimado del Governador Bertio;por haberle ac—m: pa–ado: en todos los descubrimien= tos que hizo desde Žl Nuevo Rey> no de Gta–ada, y::en la funda. cion de l‡s Ciudades de la Trint= dad , y Guay‡na. Tenia este V. P. A .. : o fiundado en Žsta un Hospicio À'en . que se acomodaron los cinco. Ree: ligiosos ; que, desde entonces formaron Comunidad. sus seis iidi= viduos À Òy asi Žste , como el de la Trinidad Çquedaron sujetos a. la Provincia de:*Sanra FŽ del. mismo Nuevo: Reyno. Asl:semantuvieton hasta el a–o de mil seiscientos diez y siete , en el . qual: se Historia de la nueva ç ndaluc’a. celebr— Capitulo en el Convento y Provincia de Caracas en ocho de OŽtubre, en que sali— de Provincal el M.:R.: Po: Fr. BartholomŽ Serrano ; .Difinidores Fr. Matheo Vela Fr. Diego: Lopez , Fr. Juan de Espinosa , y 'Ft. Francisco Seta; y Custodio con voto a Capitulo General el R. P. Fr. Juan. Galvez,. hijo de la Santa Provincia de Gra. nada , en cuyo Convento. visri—: el Santo Habito el a–o de mil quinientos ochenta y. siete ; pas— despues a la Provincia de Caracas, adonde llev—. una Mision; y ela–o' de mil. seiscientos y nueve fue electo Ministro Provincial, y despues Fundador del. Convento de Valencla., y Padreperpetuo de esta ProVINICêA > oa CO + ÇEle%to y‡ este Venerable Difnitorio., sehizo presente un Testimonto:de ÁAŽta Difinitorial Çdel de la Provincia de: Santa FŽ, Àen que, con licencias de los. Superio+ res ,tenunciaban el derecho:de.dichos dos Conventos. de Trinidad, y. Guayan‡!, y los Žedian: enteramenteval ide Santa Cruz de la:Espa–ola, y Caracas.Ó Admiri—se: porel Difinitorio: de Žstas y habiendo :pasado elM: R.P. Serrano a la. Visita: el siguiente: a–o. de: mil. seiscientos diez:y ocho . por el.mes. de Abril, intm—' los despachos al:R.:.P; Er, Juan Rubio y Presidente. del:Hospicio., :0 Convento de la:Trinidad 5 y: en su: vista le di— la obediencia, y quedaron agregados ‡ la referida Provincia de Caracas. De alli pas— a la Guay‡nas y el dia veinte y cinco: del mismo: mes: y a–o, O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 71 " Libro IL, Cap. XE a–o , intimados los Autos al P. Fr. Juan de Moya , Presidente del Convento de San Francisco , obe deci— , dandose por incorporado ' en la Provincia de Caracas , don: de despues fue clecto Ministro Pro vincial el a–o de: mil. seiscientos veinte, y cinco, .Ó Juntos en la Guay‡na los que en ella habia, y en esta ocasion arribaron , que todos llegaron a quarrocientos hombres ,con muchas mugeres y ni–os , y dos de los Clerigos , que tambien habian pasado a ella, determin— el Go: vernador. Berrio hacer algunas en. tradas a los montes circunvecinos,: y rastrear. por ellos si eran ciertas. las noricias que llevaban de tam sonadas : y crecidas riquezas :' masi como no experimentaban otracos sa que suma: pobreza, y.solo ad= quir’an el.corto alimento de aigunas ralces , que les ofrecian los, Indios :por:el interŽs de:la paga, resolvi— penetrar la Òtierra hasta dar conla Man—a , que tanta fama tenia por:el mundo; y es ul Rio ancho y caudaloso ,, llamado de :los Indios Car’ves Par‡gua , y de los Espa–oles la Laguna, que entra en el Rio Carori’ mas arriba de las Islas de Arimn‡ba., y junto con Žl derraman enel .Orin—co ocho leguas al Poniente * de la D Ciudad de la Guay‡na. + Destin— para esta salida trescientos hombres. , y con ellos tres Religiosos, y por Capitan ‡ un Al: varo Jorge:, PortuguŽs , experi= mentado ya en guerras de Indios: Emprendieron la. jornada , y llega= 181 ron hasta. el Cerro que llaman de los Turœmos; donde habiendose acampado , se establecieron por algun, tiempo, repitiendo sus entradas ‡ los Indios , y experimentando el mal influxo de aquel terreno, que de ordinario recibe ‡ los forasteros con una pestilencia de calenturas y maliciosas llagas, que em pocos dias les quitan las vidas 5.y c—mo" esto ca’a en unos . cuerpos. faltos de su natural ali mento ,en un total desabrigo, y Pa’s mal sano, los.craxo a tal estado , que despues de muertos mas de ciento , los dem‡s quedaron en tanta flaqueza , que apenas habia quien tubiese alientos para salir ‡ solicitar por su precio la necesaria providencia de v’veres para, los que quedaban imposibilitados de hacerlo, : . + "Los que como naturales y bien experimentados en los efec tos del Pa’s:, esperaban con su.espaciosa sagacidad esta ocasion, para usar. de. sus ruines hostilidades, y dar muerte ‡ los Espa–oles , vien dolos.:tan: desposeidos de fuerzas, que. apenas habia quarenta. que pudiesen tomar lasarmas, juntandose dos.— tres mil, dieron sobre ellos , mataron a los mas de los enfermos en sus. mismas camas, y obligaron a los. dem‡s a darse ‡ la fuga perseguidos de aquella chusma, que con garrotes y Mac‡nas les iban dando cruda guerra., quis tando sin misericordia las vidas ‡ los que por cansados y flacos se quedaban atr‡s , faltos de fuerzas, A los Religiosos , aunque llenos de O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 72 182 de llagas , les di— el Se–or bastante animo para seguir , cargados con el Ornamento Sagrado , dos Cruces , y un Santo Christo ,. que nian en el Altar quando cele= braban. Asi llegaron ‡ la Ciudad de Guay‡na solos treinta: de. los trescientos que salieron, y de ellos murieron mas de los quince al rigor de las enfermedades y hambre, en que hallaron la Ciudad, donde les fue siguiendo los: pasos.a la eternidad el resto de las mugeres y ni–os por las mismas causas. . YA se dexa considerar el 1nconsolable llanto que habria en la Ciudad , quando vieron entrar el corto "numero de treinta hombres, todos moribu–dos , siendo los mas. de los que los recibieron parientes , amigos , mugeres , Û hijos de los que quedaron para pasto de las fieras por aquellos campos. Las pobres viudas anegadas en' lagrimas , y cargadas con sus tiernos ni–os , se iban al Goyernador 4 pedir socorro , hechas un retablo de dolores y duelos:, de que tambien parricipaban los recien llegados, encontrando difuntos ‡ muchos de sus amigos , padres , y hermanos, que 4 su salida dexaron vivos. Hicieron un Novenario de Misas por los difuntos ,. y la ultima: fue en accion de gracias 4 nuestra Se–ora de las Nieves, en cuya vispera emprendieron los vivos la retirada , y escaparon de la inhumana fiereza de los Indios, Los mismos trabajos y penalidades experimentaban los de la Historia de la nueva Andaluc’a. Trinidad ; por lo qual receloso el Maese de Campo Domingo de Vera, de que apretados de la hambre y afliccion , se le huyesen los recien venidos Pobladores , y llevando la noticia de sus desgracias À2 Cuman‡, Margarita , O Caracas, llegase desde all‡ la Corte, y su= piese su Magestad y el Consejo la falsedad de sus propuestas , resolvi— inviar noventa, î ciento de los. casados , y solteros, por no tener con que mantenerlos , ‡ la Ciudad de la Guay‡na , donde encontraron. la misma , y aun mayor escasŽz de v’veres; por cuya falta hubicran sin duda perecido los que halliron en ella, s’ no vinieran menos los doscientos y setenta, que habian dado la vida en la referidaÈ Expedici—n. Por esto. dur— alg— mas la provision que habian traido: de Espa–a ,' manteniendose de ella seis meses ‡ racion muy tasas da, y aprovechando lo mucho que. con la humedad del Pa’s se habia corrompido , que tambien ayud— bastante ‡ la comun enfermedad, y mortal pestilencia, .: : Como el calor es ran intenso en aquella Ciudad ,' y: los vientos tan descemplados y humedos, especialmente ‡ fines del Invierno, que traen consigo los infectos vapores de. las inundaciones del Ori. n—co ; y estando aquellos cuerpos faltos de alimento , enteramente descalzos , y en Pa’s tan nocivo, les acometi—..nueva enfermedad de llagas en Òpies y piernas:; que por ellas se desustanciaban ; y de la corrupcion de los: humores se .les en O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 73 Libro IL. Cap. XL engendraba copia de gusanos , ‡ quienes acompa–aba la inaguantable plaga de Niguas, que inflamandoles los pies y piernas , daban con ellos en la sepultura. Aun hoy se experimenta en aquella Ciudad y sus cercanias este perjudicial influxo , especialmente a los EuropŽos recien llegados ; aunque no con tanto rigor como en aquellos tiempos, por la entrada y permanencia de los Espa–oles , cultivo de las tierras, y providencia del ganado Bacuno, especialmente de los R. P. Capuchinos Cathalanes , que con su zclosa aplicacion han penetrado , y fundado mucha parte de aquel terreno, y frequentemente proveen ‡ sus moradores de los viveres necesarios, y administran en lo espiritual con religioso y exemplar esmero , de que soy 'ocular, y fiel testigo. Al rigor de aquella tan general como irreparable epidemia eran tan freqœentes las muertes de los Espa–oles , que no bastaba el cuidado de algunos Religiosos y Soldados , que diariamente salian ‡ la asistencia de los enfermos , hasÈ ta que el ardor del Sol les obligaba a retirarse , huyendo de la inaguantable feridez , que por el mucho calor y corrupcion exalaban los cuerpos muertos. Para sepultar Žstos salia el Governador todos los dias al amanecer con alguna gente ; y hubo dia, en que se metieron en un hoyo catorce cadaveres, numero considerable en tan reducido vecindario. Al paso de tan lastimosa epidemia iba corriendo 183 la de la hambre; y lleg— al estas do de que el dia que mataban un Caim‡n , animal horrible , era para ellos un dia de boda. Acudian todos ‡ tomar raci—n 5 y si con ella les daban algun pedazo de mal Caz‡be , rendian mil agradecimientos, porque aun esto no alcatizaba para todos; con que se aniquilaron de tal modo, que los mas iban muriendo de hambre, y los que quedaban parecian esqueletos orrados en pergamino, Quebraba el corazon vŽr 4 las pobres mugeres eraspilladas , lle nando de suspiros el ayre, al vŽr morir de necesidad sus tiernos ni–os , por no tener en los pechos con que alimentarlos , y estar ellas en disposicion de acompa–arlos al hoyo. Asi sucedi— con un hombre, que llam— ‡ un Religioso para que confesase 4 su muger : qued—se mientras salia sentado al ple de un arbol , que casi servia de cobija 4 su infeliz casilla ; y quando sali— el Religioso , lo encontr— muerto de la misma enfermedad de hambre, con. que quedaba. la muger agonizando, ç esto se llegaba la intolerable: plaga de grillos roedores, de que hasta hoy hay mucha en aquella Provincia de Guay‡na; y, entonces era en tanto grado, que precisados ‡ sacar al fresco las topas, porque con la humedad del Pa’s no se les pudriesen en las arcas, hacian en ellas tal estrago , que al menor descuido quedaban inutiles para el servicio; y lo que era mas lastimoso, en los cuerpos de los enfermos , que por flacos, y debiz les O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 74 184 les no podian sacudirlos; sobre quienes ca’an con la obscuridad de la noche , y ro’an las ternillas de las narices labios , y orejas , sin tener vigor para quejarse , ni haber alli quien los socorriese, Con estos motivos , y el de tomar sarisfaccion de la lastimosa miseria , 2 que los habia llevado el Governador , intentaron quitarle la vida , previniendo para ello afilados cuchillos, 4 no haberlos contenido uno de los Religiosos , ponderandoles lo grave del pecado, y el ningun remedio que de la muer te del Governador consegu’an contra la pestilencial epidemia Ç que experimentaban. No fue esta determinacion tan oculta, que dexase de llegar ‡ noticia del Governador Berrio y asi, despues de satisfacer les, alegando no haber dado mas O „ Ò a orden ‡ Domingo de Vera que'pa ra llevar trescientos hombres, con cedi— licencia general, para que ca: da uno tomase destino a su arbitrio , viendose imposibilitado de mantenerlos. Orda la resolucion deL. Governador , procuraron luego escapar los que estaban para ; ello; unos en mal aparejadas Pir‡guas, sirviendose ellos de bogas, se echaban Rio abajo por el Orin—co 5 y como no etan pr‡Žticos de la tierra , se entraban por algunos ca–os î esteros , donde A a‡ manos de los Indios y de la necesidad perecieron los mas. Entre ellos fueron dos Religiosos , Fr. Juan de Pezuela, y el P. Manosalbas, ‡ quienes toc— la suerte de esta fatal desgracia, Historia de la nueva Andaluc’a. Los Capitanes Velasco , Lorenzo del Hoyo, Santiago , y otra gente noble , embarcados en Puerto de Espa–a para la Margarira, al salir por las bocas de los Dragos perecieron a la furia de un temporal, ‡ que no pudo resistir el corto Bagelillo de una mala Pir‡gua, en que se habian embarcado , por libertar las vidas de aquel penoso cautiverio. Fray Pedro de Cubillo, que pasaba al mismo destino, muri— de la enfermedad de llagas , y lo echaron al Mar 5 y del mismo accidente muri— tambien el P. Espejo. Fray Pedro de Esperanza , Fr. Pablo , y Fr. Juan Suazo se restituyeron ÀEspa–a con licencia de su Comisario 5 y Žste con otros dos que habian quedado pasaron al Puerto de la Guayra , y Ciudad de Caracas, desde donde hicieron .viage 4 la Ciudad de Santa FŽ , en cuya Provincia se INCOLPOraron, Domimgo de Vez ra muri— en San Joseph de Oru–a de mal de orina con mas dolores que paciencia; y poco despues en la de Santo ThomŽ de la Guay‡na su Governador Don çntonio de Berrio. Muerto Žste le succedi— en el Govierno su hijo Don Fernando , para quien lo habia extendido el Rey una vida mas, y fue recibido a satisfaccion y gusto de los vecinos , por lo pacifico de su persona , y amable de su genio. Asi se mantubo algunos a–os, hasta que depues por ciertas que jas, que contra Žl fueron a la Cor te, mand— su Magestad su Real orden al Capitan Don Sancho Alqu’ZAy O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 75 Libro IL. Cap. XL. za, que acababa ‡ la sazon. el Govierno de Venezuela , para que pasase personalmente 4 entender en aquella. causa, Lleg— a l Guay‡na; y hecha la aveniguacion en los puntos, en que sali— cierta la acusacion , lo depuso del Govierno ; y, remitiendo la sentencia al Supremo Consejo , la confirm— su Magestad , y 4 ƒl por succesor hasta el a–o de mil seiscientos , y quince, que en ocho de Noviembre le succedi— Don Diego Palomeque de Acu–a , ‡ quien le fue conferido aquel Govierno por el tiempo de quatro a–os. En este interin se habia partido el Don Fernando para Espa–a 3 y habiendo hecho presentes al Consejo los servicios , que su tio y padre habian practicado en el descubrimiento y poblacion del nuevo Reyno de Granada , Guayana, y la Trinidad ; oidas igualmente , y atendidas las satisfacciones de su causa , le despach— su Magestad nuevo Titulo de Governador ‡ doce de Diciembre del mismo a–o de mil seiscientos y quince, para que acabados los quatro del Capitan Palomeque, le succediese en el Govierno por toda su vida , como le fue concedido en las capitulaciones de su padre. Salieron ambos de Espa–a; el Capitan Palomeque para su Govierno de la Guay‡na , y Don Fernando de Berrio para la Ciudad de Santa FŽ, adonde lleg— el siguiente a–o de mil seiscientos diez y siete con una Real Cedula , para que el Presidente de aquella Audiencia le diese alguna provechosa ocupacion, 135 mientras llegaba el tiempo de tomar posesion de su Govierno , concluidos los quatro a–os del Gover= nador Palomeque , que y‡ estaba en Žl, CAPITULO XIL SE REFIEREN LAS invasiones que ha padecido la Guaydna: el estado en que al presente se, ballan esta Ciudad, y la de San Feli. pe de Austria, d quien cono. cen por el nombre de Cariaco. Y) Ocos meses habia que el Cas piran Palomeque residia en la Guay‡na , quando recibi— una Real Cedula de diez y nueve de Marzo de mil seiscientos diez y siete, en que su Magestad le ordenaba tomar las providencias correspondientes ‡ resistir a GualtŽro Reali, que en Inglaterra armaba algunos Navios y Fragatas con masde mil hombres de mar y guerra, para invadir ‡ aquella Ciudad, agregandosele otras cinco 0 seis Nayes de aventureros , que para el mismo fin se estaban disponiendo en Olanda , con intentos de explorar aquex lla tierra: para poblar en ella, segun las noricias recibidas por la via de Inglaterra, Como se dixo suce. di— ; pues a fines del mismo a–o se apareci— el referido InglŽs sobre la Punta del Gallo de la Isla Trinidad, desde donde despach— dos Naves de ciento y cinqœenta toneladas, una Caravela y cinco Lanchas con mas de seiscientos hombres , y por Aa Ca O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 76 186 Cabo a un hijo suyo, con orden de que subiesen por una de las bo, cas del Orin—co ‡ la Ciudad de Santo ThomŽ de la Guay‡na , quedando Žl para hacer lo mismo en la de San Joseph de Oru–a, desembarcando su gente en el Puerto de Espa–a de la misma isla. ÑÑÑHizolo asi con intentos de apoderarse de la Ciudad; pero ,como su Thentente Benito de Baena estaba y2 prevenido , luego que tubo noticia del arribo de la Nave, alist— su gente en Puerto de Espa–a con tan buen orden , que matando ‡ algunos de los Ingleses, los demas se retiraron de fuga, excepto uno que hubieron ‡ las manos , quien dio la noricia de ser el Gefe de aquella Esquadra GualtŽro Re‡li , y de la gente que habia destacado al ataque de laGuay‡na. Llegaron Žstos ‡ la lsla de Yaya a once de Enero del siguiente a–o mil seiscientos y diez y ocho; y teniendo aviso de cllo el Governador Palomeque por un Indio pescador , junt— todos sus vecinos, que eran cinqœenta y siete; mand— llamar los que habia en las labranzas 5 reparti— sus armas y municiones 5 alist— dos Ca–ones que tenia ‡ la margen del Rio Orin—co , y quatro Pedreros en la Ciudad , y se puso en orden de guerra ‡ esperar al enemigo , que ‡ las once del dia se vi— en cres Na ves montando la Punta de Araya, una legua distante de la Ciudad, que entonces estaba entre dicha Punta , y la boca del Rio Caron’, Entrose en la Ensenada de 1 Historia de la nueva Andaluc’a. çrtico , 9 de Amarœca; y despues de haber desembarcado seis Lan= chas de gente armada , que com= pondrian como quinientos hombres, les di— orden de que marchasen por tierra , y Žl se lev— con las dos Naves en demanda del Puerto de la Ciudad. Sabida por el Goverador la noticia de los quinienÈ tos hombres que iban por tierra, destac— al Capitan Geronymo de Grados con diez Soldados, y orden de que, emboscados en un montecillo que habia ‡4 un quarto de legua , esperasen al enemigo, y desde alli defendiesen la Ciudad, impidiendo , si posible fuera , el paso y la entrada. Llegaron los Ingleses ‡ emparejar con la emboscada; y habiendo recibido la primera rociada y correspondido con otra , fuero abanzando terreno dandose descargas unos a otros hasta llegar ‡ vista de la Ciudad. Para entrar en ella se dividi— el enemigo en dos filas ; y rompiendo por la poca. gente que tenia el Capitan Grados , le hicieron retirarse con ella hasta juntarse con el Governador, y el resto de los vectnos que estaban en varios parages distribuidos. Salieron a recibir ‡ los Ingleses ‡ las primeras casas , desde donde les dieron una buena rociada ; y por estar y‡ pecho ‡ pecho, vinieron unos y otros ‡ las espadas y rodelas como a las nueve de la noche del Viernes doce de Enero del mismo a–o. Como el numero y fuerzas del enemigo eran superiores , se fueron los Espa–oles retirando con no O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 77 1 Ç1 Libio IL. Cap/XIL' 07 notable da–o: y muerte.de much—s, eritre ellos el'Goversiador , ‡ quien Àmararon ÇconÈ la obscuridad de la: ioche, peleando valerosamente por Àdefender su Plaza. Asi' caminaron hasta la: mediania de::ella;, donde secibi— el enemigo considerable da–o'de la fusiler’a , y un:Pedrero, que les dispar—. bastante Çmetralla Çdesde el:CuŽrpo de Guardia. Acoanedleron./4cŽste los Ingleses expeliendo ‡ los nuestros, que no pudiendo resistir a su abance, se acogiŽeron a unas: tres. Çcasas , desde donde hicieron grande estrago en los .contrarios: por unas ' tronetas, .que el Governador habia: prevenido:por consejo del Capitan Grados, Pegaron fuego a las casas:, echando4 los Espa–oles de ellas; y acogiendose Žstos 4 atros puestos vehÓ xajosos , continuaban sœs descargas Çcon mucho da–o de los contrarios, y poco O. ninguno en sus persoÒnas ; mas: como en la: repeticion Çde: las descargas se les iba acabanda la municion , y el enemigo teÒnia poseido el Cuerpo de Guardia, se retiraron: al Convento: de San ÒFrancisco , que estaba a la parte Çopuesta de la Ciudad ,: donde adwirtieron:la muerte del Governador, Çdos Capitanes Juan Ruiz, y çrlas Nieto, y dos Soldados heridos , que Çdespues sanaron con la aplicacion Çde las medicinas. Ñ. Era y‡ la una de la noche; y viendo los Alcaldes Garcia de Aguilar y Juan de Laz‡ma el in.cendio y destruccion de la Ciudad, :advertidos por una India del rumbo que habian tomado las muge 187 res , ni–os y y enfe’mos, que fue el del ÁCaron’ , ordŽnaron al CaÇpitan Grados , que fuese con alguna gente ‡ ponerlos en parage seguro , como lo hizo , pasandolos:a la orilla opuesta , donde los dexd, y se volvi— al Convento con la dem‡s gente Espa–ola, Alli hicieÇron Cabildo: para tratar del repaÇro de los enfermos , mugeres, y Àni–os , porque no fuese mayor el sestrago de los enemigos , s’ los haÀbian Àlas manos, y para obiar Ja comunicacion de ellos con los Indios., especialmente, los Chagu‡nes:, y. Tibiribis , que los habian guiado ‡ la Ciudad; porque manÇ<omunados con ellos no diesen fin de Àlas Espa–oles. Para. lo primero sali— de :acuerdo. , que el Capitan Grados volviese 4 Caron’. ‡ Àponerlos en Òsitio mas seguro , como lo hizo , transportandolos al Çsio de la ZŽiba tres leguas mas Çarriba , donde hicieron unas chozuelas , en que se alojaron , con alguna providencia de Maiz, que Ûl mismo Capitan pudo recoger. Para lo segundo: determina Çron los Alcaldes rondar de dia y de noche la Ciudad todo el tiem po que el enemigo se mantubo .en ella , haciendo exquisitas dili genclas, por saber si habia algun oro , plata, œ otros minerales de Òalguna estimacion ; mas como vi— .que no habia otra cosa que pobre za y miseria , destac— dos partidas de ciento y cinqœenta hombres Çcon picas y fusiles, y orden de asolar algunas labranzas de los ve .cinos , y matar el ganado bacuno ça 2 que O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 78 1838 que habian llevado para su man tenimiento. Como los Vecinos an daban vigilantes , y eran pr‡Žticos del Pa’s , emboscados en sitios ventajosos, aprovechaban las municiones que les habian quedado, ha: ciendo retirar al enemigo a la Ciu dad donde solo maraban para sustentarse el ganado manso que se Òponia ‡ tiro en sus cercanias. Sin " embargo , como los intentos del InglŽs se dirigian ‡ establecerse en Òla tierra, y pensaba volver con : nuevo refuerzo de gente para poblar en ella ysegun se habia explicado, determin— antes de ausentarse llevar una noticia individual del Rio Orin—co y los subalternos, para tomar las providencias conforÈ me ‡ la relacion de las mejores conveniencias, a Para este fin hizo armar dos Lanchas con veinte Soldados cada una , y las despach— Rio arriba, con orden de dar alcance a las mugeres y ni–os, de quienes parece tuvo noticias por los movimientos que se observaron en esta primera entrada. Entraron por el Ca–o que se dirige al sitio de la Zeiba; donde sin duda encontrarian con las mugeres, siGeronimo de Grados no se hubiera revenido con diez hombres , y diez Indios flecheros , que emboscados en la boca del Ca–o , dieron tal carga a la primera Lancha, que solo dexaron vivo ‡ uno de los ue iban en ella , y la otra con algun da–o retrocedi— Rio abajo en demanda de la Ciudad. Retirados los Ingleses, y visto por su Historia de la nueva Andaluc’a, Comandante el da–o recibido, y el que le podia sobrevenir de las emboscadas , arm— otras tres Lan= chas con 'mayor: numero de Soldados , y las envi— ‡ reconocer el Orin—co, su.fondo , y .tierras de sus cercanias , como. lo hicieron, subiendo hasta. la boca del Rio ÁGu‡rico , que cac al Orin—co ‡ orillas del Pueblo de ÇCabrœta ciento y diez leguas al Poniente de la Ciudad de Guay‡na, Mas de veinte dias dilataron en este viage , sondeando el Rio Òpor varias partes , comunicandose con los. Indios Car’ves que habi taban sus margenes, y persuadiendoles con dadivas que marasen ‡ los Espa–oles , para venir ellos '‡ se–orearse en sus tierras 3 y desde el Gu‡rico retrocedieron 4 la Guay‡na con los: mismos intentos de volver ‡ aposeslonarse en aquella ÒProvincia, Estas mismas diligen cias hacian los Alcaldes , aunque con mejores efeŽtos ; pues viendo al enemigo tan de asiento , y no alcanzando el fin de aquel son deo , recelosos de la que podia sobrevenir, convocaron a los prineipales Indios de sus Comarcas, y hecholes saber el servicio que harian ‡ nuestro Rey, y el bien que‡ ellos se les seguiria de echar al enemigo de sustierras, luego les aprontaron sesenta Indios flecheros , que se agregaron ‡ veinte y tres Espa–oles , 4 quienes dieron orden de entrar a deshoras de la noche, y encender las casas que habian quedado en la Ciudad , y en que habitaban los Ingleses, con especla O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 79 Libro II, Cap. XII cialidad al Cuerpo de Guardia, en que tenian su mayor fortaleza, Acometieron sin ser sentidos a la media noche ; y por haber caido poco antes una copiosa lluvia , no prendi— el fuego en las casas, que por ser de paja habian quedado mojadas; pero habiendo vuelto ala madrugada en Òson de pelŽa , les dieron tal rociada de fechas y de balas , que imaginando los Ingleses ser mayor el numero de los combarientes, y‡ se disponian ‡ desamparar aquel sitio , y refugiarse al Orin—co , ‡ no vŽr que cŽs— enteramente el combate, por haberse acabado ‡ los Espa–oles las municiones, YA llevaban los Ingleses veinte . y sets dias de asiento 3 y viendolos los Espa–oles sin se–ales de salir de la tierra, acudieron a la Real Audiencia de Santa FŽ , inviando quatro SoldaÈ dos con Carta de veinte y ocho de Enego del mismo a–o de mil seiscientos diez y ocho ,en que, despues de dar individual noticia de lo sucedido , pedian gente, municiones, y rOpa para vestirse , y sobre todo un Theniente que los governase , y algunos Sacerdotes, por haber quedado solo el P. Fr. Juan de Moya , Guardian del Convento de San Francisco , que fue el que llev— el pondus de los espirituales conflidtos, administrando los Santos Sacramentos ‡ los moribundos en medio de los mayores peligros, Leida la Carta por el Prestdente de la Real Audiencia Don Juan de Borja 4 nueve de Abril, 189 en que la recibi— , hizo con toda brevedad juntar las armas , municlones , y gente correspondiente; y despachanda pronto aviso 4 los Governadores de Caracas , Cuman‡ , y la Margarita , convoc— al mismo tiempo .al Se–or Arzobispo Don Hernando Arias, a los Contadores de Cuentas del Tribunal, y de las Cajas Reales, para consulcar sobre el costo de aquel socorro que se pedia. Hizo asimismo comparecer luego ‡ Don Fernando; y dandole seismil pesos de Cajas RealesÓ, se le mand— salir al socorro y Govierno de la Guay‡na con la gente y municiones que se pudieron aprontar , y otras muchas que Žl de su caudal agreg—. Y pareciendo al Se–or Presidente, que ser’a muy importante anticipar al. gun piquete , que con mayor presteza llegase a la Guay‡na , destac— al Capitan Diego Martin de Baena con treinta Òy tres hombres de armas , y una Instruccion , en que se le orden— las diligencias que debia pra—ticar en defensa y auxilio de aquella Ciudad , mientras llegaba su Governador con las correspondientes providencias. Con esta prevencion sali— Diego Martin; y ‡ los veinte y ocho de Julio lleg— al Puerto de Casan‡re , donde se embarc— en tres Pir‡guas, y lleg— a la Guay‡na a diez y nueve de Agosto del mismo a–o, A su llegada encontr— la Ciudad desocupada de los Ingleses, que estimulados de la mortandad , y temiendose de mayores da–os de los Vecinos , que estaban en buena amis O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 80 190 S amistad con los Indios, la desampararon despues de haber robado las Iglesias y alhajas de Cabildo, c—n ciento Çy Çcinquenta quintales de ÒTabaco. y y pegando fuego a las pocas casas que habian quedado; a la Iglesia, y Convento demi P. S. Francisco , se dier—n a la vela a los vei–te: y nueve de Enero , quŽ fue el si sigujente a la fecha de La. Car= ta de ‡viso yen que'se pidi— a: la Real Audiencia el referido socorro, Siguieron los Inglesessu viage Rio abajo con'la pŽrdida de m‡s de doscientos y cinquenta Çhombres, y otros muchos mal heridos , de que pensaba el Comandante tomar satisfaccion volviendo: el siguiente a–o, como lo refiri— a los Indios , 2 quienes procur— agasajar y persuadir, para que se revelasen Dore losEspa–oles , pensando por este medio los tendr’a para su vuelo ta propicios. de Retirados los Ingleses , entr‡ton. los Espa–oles al reconocimiento de su desgraciada Ciudad; y lo primero con que encontraron fue el cuerpo de su Cura y Vicario Don Francisco LŽuro , tostado ‡ la voracidad del fuego , del que no pudo huir quando encendieron su Žasa , por estar impedido en una cama. Los dem‡s vecinos perdieron quanto tenian , menos las vz das , que les quiso Dios reservar para el conocimiento de los graves da–os, que tarde O tempra–o experimentan los que inobedientes ‡ su Soberano, se d‡n con los enemigos de la FŽ al prohibido comercio del contravando , de Historia de la nueva Andaluc’a. que estaban indiciados aquellos ve cinos antecedentemente con aquellos mismos y de quienes recibieron este ran perjudicial estrago ', que; en sentir de algunos , tubo por el principal motivo la mala .correspondencia , O 'Infidelidad en los CONtTAtos, Sabida por las'Reales Audiencias de Santa FŽ , y Santo Domingo la. retirada del InglŽs con todas sus Naves, inviaron a la Corte: sugetos de sauisfaccion , que informasen al Rey nuestro Se–or de lo Òacaecido en la Guay‡na, y gastos Çque sus respe—tivos Presidentes habian hecho cn:su defensa 3 lo qual visto por el. Supremo Consejo, aprob— su Magestad todo lo hecho con muchas gracias; y al siguiente a–o de mil seiscientos diez y nueve despach— su Magestad orden ‡ Don Diego Sarmiento de Acu–a, su Embaxador Ordinario en Londres , que pidiese al de Inglaterra enmienda y satisfaccion de la muerte del GovŽrnador Palomeque, y de lo que de su Caja y comun habian saqueado ; 5 y examinado todo por los Se–ores de la Corte de Londres con la debida consideracion , pusieron ‡ GualtŽro Re‡li preso en el Castillo de Plemœr; y despues de sequestrados sus bienes, y convencido de sus arentados en terminos juridicos, fue pœblicamente degollado , para escarmiento de otros que despues intentasen lo mismo , quebrantando las Leyes y buena armonia de los Soberanos, * Lleg— Don Fernando de Ber rio O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 81 Libro II. Cap. XIL rio A su Govierno , y Ciudad de Guay‡na ‡ once de Mayo de mil seiscientos diez y nueve , con quarenta y quatro Soldados bien atmados ‡ su costa , y fue bien recibido de los vecinos; ‡ quienes hall— tan atemorizados , que ‡ no haber llegado tan ‡ tiempo, hubieran desamparado aquel sitio, huyendo de las invasiones de los Indios Aru‡cas, que habiendo sido antes muy amigos de los Espa–oles, ahora se declararon enemigos acerrimos, ‡ persuasiones y dadivas de los Ingleses, y otros enemigos Protestantes , que repetidamente les predican a favor de la libertad de tributos y conciencias , con que ellos viven, y estos naturales apetecen, Con los. buenos pertre. chos y refuerzo, que trajo Don Fernando de Berrio , reedific— la Ciudad , que despues por otras invasiones de Ingleses se traslad— ‡ mejor situacion , donde hoy permanece. En este parage tubo por los a–os de mil seiscientos setenta y tantos otra invasion de los Olandeses de Esquivo , que aliados con Indios Car’ves y Aru‡cas, la atacaron de tal modo, que no pudiendo sus vecinos resistrles , se dividieron y agregaron unos a San Sebastian de los Reyes, otros 2 la Nueva Barcelona , y otros ‡ varios parages de la Provincia de Caracas, dexando 4 la Guay‡na en peor estado que antes. Los pocos vecinos que en ella uedaron , escarmentados de tantas hostilidades , edificaron un reducto , que despues formaliz— en Cas 191 tillo Don Carlos de Sucre por los a–os de mil setecientos treinta y quatro, y treinta y cinco, con nombre de San Francisco , que hoy permanece custodiado de los vecinos para defensa de la Ciudad, y para impedir el paso a los Olandeses, que con su condnuada na vegacion causan indecibles atrasos a la propagacion de la FŽ, y extension de los Dominios de nuestro Rey Catholico , por los morivos que dirŽ al fin del siguiente libro , quando trate de la conver sion de los Car’ves del Rio Oring. co. No fue bastante esta fortale= za, para impedir que el a–o de mil setecientos y quarenta la invadiesen los Ingleses, causando en su vecindario y casas notable da–o ; y despues de haberle dado fuego , se retitaron con poco perjuicio de.sus personas, por la falta de hombres de armas que la defendiesen, Despues de esta invasion entr— de Comandante de esta Ciudad y Plaza Don Juan de Dios ValdŽs, sugero de muy buena conducta, que ‡ expensas de su caudal, y buenos arbicrios edific— otro reducto en la eminencia de un cerro elevado , que est‡ a la lengua del agua del Orin—co ‡ la parte Occidental , y ‡ corta distancia del Castillo de San Francisco, Pero aun con estas fortalezas, se experimenta el repetido pasage de los Olandeses; y creo lo continuar‡n hasta que concluido el Fuerte, que por Real Cedula. de su Magoestad se comenz— ‡ fabricar en la boca del Ca–o de Limones, y actualmen O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 82 192 mente se trabaja en su fabrica; la que concluida, y fortificadas las dos margenes del Orin—co , con la providencia de celosos y desinteresados Ministros de aquella Plaza , se cree, impediran el paso ‡ los perjudiciales Comerciantes , que acarrean tantos da–os ‡ la conversion de los Infieles, y Dominios de nuestros Reyes Catholicos. Esta Ciudad pudiera ser muy populosa , y bien proveida de todo genero de frutos; peto las repetidas invasiones de los codiciosos enemigos , y lo mal sano del Pa’s, especialmente en las crecientes y baxantes de Orin—co , en que son mas comunes las enfermedades, la tienen en estado, que juzgo hubiera venido ‡ su ultima desola cion, 4 no haber entrado en ella: h V.. Comunidad de RR. PP. Capuchinos Cathialanes, que con su Apostolico zelo y laboriosa aplicacion proveen , como dexo dicho, a aquella Ciudad de los viveres necesarios , especialmente de carne, an de Caz‡be , Pl‡tanos , y otros aros , que por su buena direccion cultivan los Indios ; y lo que es mas, con la providencia de Peones, y jornaleros para todo genero de fabricas , labores, y bogas, en que sirven utilisimamente ‡ los Espa–oles; y ser‡n, a mi corto entender, el mas efic‡z auxilio para defensa de dicha Ciudad y Provincia en Historia de la nueva Andaluc’a. qualquiera invasion , que en adelante intentaren los enemigos de nuestra Catholica Monarqu’a. Est‡ igualmente la Guay‡na servida en lo espirirual por uno de los mismos Padres Capuchinos, que substituye en el emplŽo de Cura Parroco por su V, Prefecto, ‡ quien est‡ conferida la administracion de este Curato ha mas de treinta a–os, baxo del influxo , y jurisdiccion Žspirivual del Obispo de PuertoRico 5 y en lo Civil, y Politico sujera al Govierno de Cuman‡. (+) Tiene tambien un Hospital muy, cap‡z , que fabric— el mismo Don Juan de Dios ValdŽs para la curacion de los Soldados , que lo son todos sus Vecinos , y compondran el numero de ciento y cinquenta hombres de armas, y quinientas personas de todas edades. Los Conventos que antiguamente se fundaron , fueron destruidos , como dixe, con las invasiones de enemigos; y a fines del siglo 'de mil Y, setecientos , por no poderse conservar el de mis Religiosos , ni tener fuerzas para reedificarlo , que= d— enteramente asolado, y trasla. dadas sus alhajas al Convento de Caracas , donde hasta hoy se conserva la memoria de ellas, El de San Antonio de la Trinidad se mantiene con nombre de Hospicio , en que habitan dos Religiosos; un Presidente Sacerdote, y > a — cs (* ) Adviertase , que habla el Author de la antigua Guay‡na ; pues la nueva se hal’a hoy administrada en lo espiritual por Se–ores Clerigos , que sirven los Beneficios Colativos del Curato , y Sacristia mayor 5 y de los dos el primero es Vicario General de la Provincia : y en lo Civil tiene'su Governador independiente del de Cuman‡. O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 83 "Libro IT. porque la cortedad de los vecinos de San Joseph de Oru–a , en que reside el Governador de aquella. Isla , que apenas lega al numero de sesenta familas, y la mucha pobreza de ella no dan lugar ‡ mayor adelantamiento. Adem‡s de este Hospicio hay en esta Ciudad un Vicario , y Cura , Clerigos puestos por el llustrisimo Se–or Obispo de Puerto y "un Lego Rico, 4 quien pertenece la juris. diccion espiritual de dicha Ciudad, y dem‡s Pueblos que hay en aquella Isla. A principios del siglo de mil y seiscientos se comenz— a fundar por algunos Espa–oles la Ciudad de San Felipe de Austria , como quarenta leguas al Lesœeste de la Ciudad de Cuman‡; y por haber sido destruida por los Indios Car’ves , y otras Naciones confinantes por los a–os de mil seiscientos y treinta con poca diferencia, se eraslad— al sitio en que hoy per: manece, con el mismo titulo , y es conocida vulgarmente por el nombre de Cari‡co. Est‡ situada 3 orillas de un Rio, ‡ quien los Indios llaman Carenicœar , que trae su origen de la Sierra que mŽdia entre la Cueva del Gu‡charo , y el Pueblo de Aric‡gua , y desagua en el extremo del Golfo de Cariaco, de quien tom— la Ciudad esta denominacion, por estar fundada una legua de discancia de su extremo Oniental. Su vecindario se compondr‡ de doscientas familias , sujeras en lo espiricual À4 un Cura, y Vicario Clerigo que la adminis Cap. XIL 193 tra; y para lo Civil y Politico ties ne un Theniente Governador , dos Alcaldes , Regidores , y dem‡s oficios de Justicia, Goza esta Ciudad de muy buenas tierras de labor, amenos y fertiles Valles , en que sus Vecinos cultivan toda especie de frutos , especialmente Cac‡o , y Ca–a dulce , de que tienen muy buenos trapiches , cuyos frutos comercian con los Vecinos de Cuma. n‡ , Ar‡ya , y Pueblos de Mision circunvecinos, CAPITULO XII ENTRA DON JUAN Dƒ Urpin por Conquistador 3 funda la Vi lla de Manapire ; establece la paz. con los Indios; y quedan en su Loaf delidad despues de mu= chos servicios. L ultimo, que con poderes de la Real Audiencia vino por Conquistador de esta ProvinÈ cia Àfue el DoŽtor Don Juan de Urpin , natural de Barcelona de Levante , quien la fortuna habia seguido tan adversa , que, ‡ pesar de sus buenas prendas , le vino ‡ poner (despues de muchos emplŽos honorificos) en el estado de un poÒ bre Soldado de la Real Fuerza de Araya en esta Provincia de Cuman‡. Era hijo de padres nobles , graduado de Bachiller en derecho Can—nico , y de DoŽtor en el Civil; por lo qual fue recibido en la Real Audiencia de Santo Domingo por uno de los Abogados de todo su distrito, Bb To O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 84 194 Todas estas cifcunstancias representadas 4 este Caballero en el miserable teacro de su infortunio: causaban en su animo una fortisima bater’a, que ‡ repetidos: ti. ros de la vanidad , î estimacion: mundana, le esimilaban a la pretension de algunos honores, y ter‡= porales conveniencias; de cuyo deseado gozo aun no tenia perdidas las esperanzas. çsi entretubo su pena por algun tiempo , hasta que; viendo su dilatado curso , y refle> yionando sobre la perdida de su honor, y abandono de su autoridad , y que el trabajo, y molestias de sus atrasos se iban contintian. do, resolvi— partirse a la Ciudad de Santo Domingo de la Isla Es. pa–ola , pensando mejorar de fottuna con la representacion de sus meritos ‡ la Real Audiencia, Exccur—lo asi el a–o de mil seiscientos treinta y uno por un ma–hifiesto, en que aleg— , adem‡s de lo dicho, haber servido en la Real Armada de Galeones de Guerra con uatro escudos de ventaja; haber sido Theniente General de la Provincia de Cuman‡; Capitan contra Indios rebeldes; y haber peleado quatro veces en defensa de esta Provincia, en una de las quales desaloj— ‡ los enemigos estrangeros de las Salinas de çr‡ya , recuperandolas por la Real Corona. En atencion ‡ estos meritos pidi— a su Real Alteza, le concediese la Conquista de los Indios Cumanag—tos , Palenques , y Carives, que armados de guerra habian des poblado la Ciudad del Palmar, y. Historia de la nueva Andaluc’a. la de San Felipe de Austria , que hoy: es conocida por el nombre de Cari‡co. Para conseguir mejor su pretension , hizo a la Real Audiencla la oferta de fundar las Ciudades, y Villas de Espa–oles , que fuesen convenientes para la pacificacion de esta Provincia ,.y emplear para ello toda la hacienda que tenia en los Reynos de: Espa–a , si su Alteza se dignaba hacerle "esta gracia , inhibiendo de entender en su Conquista ‡ los Governadores , y demas Jueces , por lo mucho que conven’a al servi. cio de ambas Magestades. Apenas se divulg— la pretension de Don Juan de Urpin , quando se levantaron ‡ impulsos de la embidia los Capitanes Juan de Ochoa, Domingo Bazquez , y Diego de Adame , alegando deber ser. preferidos en dicha Conquista, y pidiendo a su Alteza, que, desatendiendo enteramente ‡ la sœplica de Don Juan de Urpin , les concedicse ‡ ellos esta gracia. Oyeron los Se–ores de la Audiencia la propuestaz y reflexionando con madura consideracion sobre las prendas del DoŽtor Urpin, en quien, adem‡s de su nobleza y literatura, concurrian las de sus alegados servicios, y primac’a en la pretension de dicha Conquista , le prefirieron en ella ‡ los dem‡s opositores , que fueron excluidos por Auto, que se provey— en Santo Domingo en catorce de Noviembre del mismo a–o de mil seiscientos treinta y uno. Despach—sele a Don Juan de Ur O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 85 Libro II. Cap. XUL Urpin el Titulo y Poderes de Capitan Conquistador , y Governador de quanto conquistase , con insercion de sus meritos , y facultad para reclurar gente, y levan tar Vanderas , poner Justicias y Ministros , elegir Capitanes y dem‡s Oficiales de guerra:, con pena de dos mil pesos de oro fino a los Governadores , que:se opusiesen 4 su empresa. Concedi—sele tambien licencia de marar ganado levantado para ayuda a los gastos de su Conquista, con la obligacion de dar cuenta a los dos a–os delo operado en ella ; segun tonsta de la Real Provision , que se di— en Santo Domingo en veinte de Diciembre del referido a–o. De lo dicho se infiere haber padecido equivocacion el R. P, Mariana, que hace al Doctor Urpin Conquistador de las Islas de Barlovento , no habiendolo sido sino de la Tierra Firme de esta Provincia, donde mu1i— , como dirŽ despues... Con estas: facultados y Reales Poderes sali—. Don :Juan Urpin de Santo Domingo ,' reclurando gente por la Isla Margarita, Caracas , y Otras partes , donde agre g— a s’ hasta trescientos hombres de armas, con los que entr— por los llanos de la Provincia: de Ve riezuela, para dar principio ‡ su Conquista. Lleg— al Rio Un‡re 5 y queriendo baxar por Žl para la tierra de los Cumanag—ros , lo rechazaron con valentia los Palenques, temerosos de que los tratase con el rigor , que experimentaron en los dem‡s Conquistadores. Viendo 195 se Don Juan de Urpin resistido de los Indios, y amenazado del Invierno , temiendo , que al rigor de las aguas y sangre vertida le flaquease la Tropa, si proseguia en la demanda , mud— de consejo como. sabio , y se retir— al sitio de Mac‡ira , hasta que , pasado el Invierno , pudiese con mas comodidad emprender la Conquista. Hizolo asi por los llanos de la Provincia de Caracas; y habien= do llegado al paso de Unare , encontr— dos Indios, y al punto los mand— ahorcar, sin mas causa, que, o juzgarlos complices de la pasada. resistencia , î causar terror con su muerte ‡ los dem‡s Indios, para que no le hiciesen otra. Para precaverse de Žsta, atraves— por la _monta–a que mira ‡ la Sierra de Uchire, y hue ‡ salir por este Rio 4 las Playas del Mar Occeano , por donde hizo su viage hasta llegar 2: la Ciudad de San Christoval de los Cumanag—ros. En esta Ciudad fix— sus Vanderas como Capitan Conquistador , y comenz— a dar sus providencias , juzgandose y‡ en pacifica posesian de sus EmplŽos, y asegurandose de la felicidad de su empresa en las buenas providenclas que para su consccucion habia tomado. Mas como los enconos de la envidia no siempre cesan, quando por algun tiempo pausan, tan buen arte se dieron los opositores de la Conquista de Urpin , que simulando , al parecer , Ja depostclon de su demanda , se sirvieron de la detencion para tomar nue Bb 2 vos O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 86 196 vos alientos, y arbitrar nuevas providencias , para soltar despues contra Žl el represado furor de sus enconosas iras, ç este fin captaron la benevolencia de los Governadores de Cuman‡, y Caracas, para que resistiendo en quanto pus diesen con el zelo de las Leyes a la conferida Conquista de Urpin, no solo informasen de su mala. conduŽta , sino que , negandole la recluta de gente , se hiciese imposible la consecucion de su empresa. Asi lo hizo Don Benito Arias Montano Governador de Cuman‡, alegando ‡ favor del Capitan Domingo Bazquez la ventaja de su. caudal y meritos , al tiempo que Don Francisco Nu–ez Melian Governador de Caracas le negaba los auxilios , que al parecer de Don Juan Urpin eran necesarios , hasta conseguir de la Real Audiencia la deposici—n de su EmplŽo , y donacion de sus facultades al re= ferido Domingo Bazquez , por los' a–os de mil seiscientos treinta y' tres. o Tan ostigado se vi— el Doctor Urpin con las turbulencias de pleytos , y oposiciones de sus enemigos, que a tiros de la emulacion zelosa le iban proporcionando al precipicio y desdoro , que, dando de mano ‡ la Conquista, se vi— precisado , para asegurar su mejor Žxito, 4 desamparar la tierra , y recurrir con los meriros de su causa al Supremo Consejo de las Indias en Espa–a. Pasados dos a–os volvi— con nuevos Poderes del Consejo ; y habiendo Historia de la nueva Andaluc’a. llegado ‡ la Ciudad de Caracas, se rebizo de gente, con queemprendi— su Conquista sin tantas Oposiciones y adversidades , como experiment‡ en la pasada. Hizo al fin su viage por. los llanos hasta llegar al Rio Manap’re, donde fund— una Villa con el titulo de N. Se–ora de Manapite, dando principio con ocho casas de madera, ‡ orillas de la Quebrada de Guatac‡re. Concluidas Žstas, hizo Cabildo, en que nombr‡ Alcaldes , y Regidores, y despues la hizo Plaza de çrmas, insticuyendo por Capitan de Infanreria al sobredicho Thom‡s de Morillas , con facultad de pasar ‡ los llanos ‡ dar guerra a los Indios P’ritus , Palen. ques, y Car’ives, y orden expresa para castigar segun Ley ‡ los que encontrase obstinados y rebeldes, Esta Villa hubiera permanecido, por las conveniencias que ofrece su buen terreno, A no haber sido preciso valerse de sus Vecinos para proseguir la Conquista , por ser. los mas al proposito. para la consecucion de su empresa. Por esta razon solo dur— ocho meses; pasados los quales la desampararon,' y siguieron sus Vecinos 4 su Fundador Urpin por los llanos de Mararœco , hasta llegar ‡ la Ciudad de San Christoyal de los Cumanag—ros. Hizo en ella presentacion ‡: sus Vecinos de las Cedulas , y Reales Despachos que tra’a del Supremo Consejo de Indias; y en vis ta de ellos oblig— a los Alcaldes. y O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 87 Libro IL Cap. XUL y dem‡s cuerpo de Ayuntamiento; a que presentasen peticion , suplicandole, los admitlese a su Comitiva con todos los privilegios , que en virtud de dichas Cedulas se les conferian ‡ los dem‡s Conquistadores. Para esto les hizo deponer las Varas en la Iglesia ; y apoderandose de la Ciudad , form— Autos , en que la asentaba , y formaba por Plaza de Armas, para tener mas Soldados con que hacer irresistibles sus entradas, y practicar estas de muevo con mayor esfuerzo. Asi lo: execut— en breves. dias, saliendo con gente atmada para entrar, como entr— , la tierra de: los Indios por el Puerto' de Chacop‡ta , hasta llegar a la casa de un Caz’que nombrado Mayc‡na , que habitaba en una llanura , que hoy llaman Marapar‡r, desde donde mand— una embajada, pidiendo la paz ‡ los Indios PalŽnques ; y Carac‡res , que: desde los primeros Conquistadores estaban obstinados , y rebeldes. Desde luego recibieron 4 estos en terminos de paz, que prometieron todos baxo las condiciones de no levantar las armas , ni alborotarlos con estrŽpicos belicosos. Condescendi— gustoso Don Juan de Urpin A la propuesta de .los Indios ; y en compa–ia de estos prosigui— con su gente hasta el sitio de Clarines, dondehizo desmontar una llanura alta a orillas del Rio Unare , con animo de edificar un Fortin, a quien des= de entonces di— el nombre del Fuerte de San Pedro Martir , por: 197 haber iniciado su planta el dia de este Glorioso Santo. En este estado qued— el Fuerte, sin haber proseguido en adelante su fabrica , porque luego que consigui— la paz en los Indios, en vez de poblarlos , solo se valia de ellos para hacer matanzas de ganado bacuno en los llanos, asegurado en los" Poderes que le di— la Real Audiencia, concediendole dicho ganado para gastos de la Conquista. En esto se exercit— algunos a–os , sin procurar poblar ' los Indios , ni solicitar por modo alguno Ministros del Evangelio, que los instruyesen en los Misterios de nuestra Sanra FŽ Carholica, como prometi— ‡ la expresa= da Real Audiencia , quando le confiri— los Despachos , y Real Execuroria para emprender la referida Conquista. No falt— quien le aconsejase , que pues ya tenia los Indios pacificos , tratase de poblarlos , y encomendarlos ‡ sus Capitanes y Soldados; mas como su designio solo se dirigia ‡ la pretension de conveniencias tempo= rales , solo a estas aplic— su conato , despreciando la Conquista Espiriual de las almas por lograr 2 satisfaccion las Baquer’as y coram= bres, para engrosar la bolsa com el sudor de los Indios, que al fin de tantos trabajos quedaron , como se estaban, dispersos por los montes en sus Idolatr’as, y supersti= clones, CA O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 88 198CAPITULO XIV. FUNDA DON JUAN URPIN la Nueva Barcelona ; reedifica la de Tarragona, y despueblanla los Palenques , y Tomizas. Nformado Don Juan Urpin por 1 los Vecinos de San Christoval de los Cumanag—tos del valeroso esfuerzo , con que los Indios del Valle de Ar‡gua , y orros aliados habian resistido ‡ su antecesor Don Christcoval de Cobos , derrotandole su Exercicto con pŽrdida de muchos Espa–oles , que en la refriega quedaron muertos , y otros mal heridos , receloso de que le sucediese lo mismo , y de perder con su honor el credito de su persoma , determin— hacerles una entradas O para mitigar en ellos con las suavidades de la paz sus enfurecidos enconos , O para sujerarlos a razon con el rigor del castigo, Como y‡ tenia algunos medios grangeados , del mucho ganado, que con la ayuda de los Indios 'habia muerto , previno con abundancia bastimentos ; y dando algunos agasajos a sus Soldados, alist— quantos pudo , para hacer la entrada al dicho Valle de Aragua, con orden de no rendirse a los Indios, si salian armados 4 campal batalla, Salieron , pues, los Espa–oles acompa–ando ‡ su Caudillo hasta el expresado Valle; y hallando a los Indios preparados para la guer Historia de la nueva Andaluc’a. ra , tubo por bien de restituirse eni paz hasta mejor ocasion , por no verse derrotado como su antecesor , y precisado ‡ la fuga con afrentosa ignominia. Viendo, pues, Don Juan de Urpin el arresto de los Indios , y cautelandose de la derrota que le podian causar con pŽrdida de sus Soldados , y la imposibilidad que esperaba para la fundacion de algunos Pueblos de Espa–oles , ‡ que se dirigian los primeros intentos de su Expedicion, haciendose desentendido ‡ la hostilidad de los Indios , emprendi— su viage a San Christoval de los Cumanag—tos. Tenia y‡ captada la benevolencia de la mayor parte de sus Vecinos, y como Žstos estubiesen discordes entre s’, desde que hizo la Ciudad Plaza de Armas, hall— la suya 5 y para pacificar ‡ los unos, y adelantar sus proezas con los otros , extrajo de la Ciudad ‡ Žstos, que era la mayor parte, y juntos con los de su Comitiva , se reur— a la falda del Cerro Santo , con animo de fundar con ellos una Ciudad, como lo hizo, y puso por nombre la Nueva Barcelona , cuya Patrona es la gloriosa Virgen y Martyr Santa Eulalia, El motivo de haber denominado asi a esta Ciudad fue el ser Don Juan Urpin Cathalan , y natural de Barcelona de Levante; por cuya razon intent— fundar en estos Pa’ses una Provincia , que fuese la Nueva Cathalu–a , y su Capital la sobredicha Ciudad de la Nueva Barcelona. Fund—se esta Ciudad en una Ha O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 89 Libro 11:Cap. XIV. llanufa , que paraÓ sus sementetas tenia rozada y limpia el Capican Vicente. Ferrer , O Freite, uno de los Vecinos de San Christoval de Cumanag—to, de donde salieron, coÓ mo y‡ dixe, para Çesta fundacion. la mayor parte de ellos , Con que di— principio el dia diez y nueve de Diciembre del a–o. de mil seiscientos treinta y sletes De esta separacion , que en la capacidad de Don Juan Urpin se cree parto de su prudencia , se originaron tales discordias y pleytos entre unos y otros, que algunas veces salieron 3 campa–a armados , para tomar reciproca satisfaccion de sus agra. vios. Asi permanecieron en dicho sitio treinta y tres a–os, hasta que el de mil seiscientos setenta y uno, governando esta ÁProvincia Don Sancho Fernandez de Angulo , se mud— esta Ciudad al sitio en que hoy permanece , que es ‡ las Riveras del Rio Never’ , distante una legua del Mar del Norte , que cotre por esta Costa , COMO Se MUEStra en el Plano de ella. A la mudanza de esta Ciudad contribuy— mucho el fervoroso zelo del V. P. Fr. Manuel de Yangues, Comisario Apostolico de las Misiones de P’ricu , que descoso de su adelantamiento, y pacificacion de sus Vecinos , consigui— de ellos, que al tiempo de su translacion se incorporasenlos de la Nueva Barcelona con los que habitaban en la de San Christoval de los Cumanag—tos, para que unidos se apaciguasen los ardores del odio, en que ordinariamente se abrasaban 199 los unos y los otros. Hecho paren: tesis cn este punto, y content—con lo que sobre Žl les tengo predicaÑ. do muchas veces en los Pœlpitos; vuelvo ‡ la Conquista de Urpiny que y‡ se consideraba vidtorioso en: los progresos de ella con la fundacion de la Nueva Barcelona, Ca= beza de su imaginada Provincia de la Nueva Cachalu–a. Corr’a entonces la Primavew ra del siguiente a–o de treinta y ocho; y considerando y‡ asegurada la fundacion de Barcelona con: los primeros fervores , que en sus " fundadores estimulaban al esmero de sus f‡bricas , determin— reedificar ‡ las orillas del Rio Uch’te la Ciudad de Espa–oles, que se despobl— algunos a–os antes , quando fue invadida por los Indios Palenques , ‡ causa de los da–os que en Matarœco recibieron del Capitan AndrŽs Rom‡n, y Thom‡s de Morillas , como y‡ dixe en el Capitulo diez de esta Historia. ç este fin movi— los animos de sus Pobladores , que retirados ‡ Cumanag—co, desmayaron enteramente en la reedificacion de su Pueblo, temerosos de recibir otro asalto de los Indios, y perder con las vidas el fruto de sus trabajos, Estos justos recelos , que los habian de estimular ‡ la reforma de sus excesos, los olvidaron tan del todo , que puestos en posesion de su perdido Pueblo , volvieron al v—mito de sus injustos procederes , hasta dar en el abismo de su existimada desgracia ‡ manos de los Indios Tomœzas; y fue en es ta O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 90 200 ta forma : En el mismo a–o de treinta y ocho se agregaron a Don Juan de Urpin algunos Soldados, que' pasaron de los llanos de Caracas; y juntos con los que sac— de Cumanag—to y la Nueva Barcelona , se parti— para el Rio Uch’re, donde grangc— la benevolencia de los Indios con cautelosa ma–a , para que saliendo de paz ayudasen a los Espa–oles ‡ la reedificacion de la Ciudad , que consi ul— a sarisfaccion de todos , y di— el nombre de Tarragona, Fabricadas las casas competentes para el recogimiento de sus Vecinos , se retir— Don Juan de Urpin con el resto de sus Soldados ‡ la Nueva Barcelona a la prosecucion de su f‡brica, quedando los de Tarragona con la ayuda de los Indios en la continuacion de la sua. Al paso que se adelantaba la fabrica de esta Ciudad , se iba acrecentando el numero de sus Vecinos , que de San Sebastian de los Reyes, y otras partes se agregaban ‡ ella con sus mugeres y familias, Estos fueron los primeros ue desmontaron , y sembraron el Valle de Cœpira , que hoy poseen los Vecinos de la Nueva Barcelona con buenas haciendas de Cac‡o , por lo fertil de su terreno, aunque con la infelicidad de no tener, como en los dem‡s Valles de la Costa , un Ministro Eclesiasti co, que administre el pasto espiricual a tantas almas, como hay emboscadas en aquellas monta–as, muriendo muchos , especialmente Indios jornaleros , sin el beneficio de Historia de la nueva Andaluc’a. los Santos Sacramentos. . Habiraba en aquel tiempo las tierras de los dos Valles de Chupaquire y Cœpira la Nacion de In= dios Tomœzas, de quienes se: valan los Vecinos de Tarragona pas ra las labranzas de sus sementeras. Pero como ellos eran tan amantes del ocio, y se les hacia , y hace el trabajo demasiado duro, se pusieron en arma , con firme resolucion de despoblar ‡ los Espa–oles de Tarragona , aunque fuera con riesgo de sus vidas. No lleg— ‡ este extremo la desgracia; porque los Espa–oles , viendose hostilizados de los Indios , acudieron prontamente por socorro ‡ la Ciudad de San Christoval de Cumanag—tos. Hallabase en Žsta Don Juan de Urpin; y ansioso de auxiliar ‡ los de Tarragona , les invi— un refuerzo de sesenta hombres armados, con que pudieron resistir las invasiones de los Indios. Aprisionaron nueve de ellos; y sin mas justificacion de causa les quitaron las vidas en una horca, Executado este castigo , se retiraron por la Laguna de Un‡re hasta llegar ‡ la Quebrada del Tucœyo, donde aprisionaron a quantos Indios hallaron , y llevandolos 4 Cumanag—to , los repartieron todos, hombres, mugeres, y ni–os entre los Vecinos y Soldados. De estos hechos , que se considera fueron ordenes de Don Juan: de Urpin, result— , que los Palenques , renovando los sentimientos de los pasados sucesos , convocaron ‡ los P’ricus , y armados to dos O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 91 Libro IL. Cap. XIV. . premo Consejo de las Indias , 4 fini dos de guerra , salieron en seguimiento de la Tropa Espa–ola , de la qual solo pudieron alcanzar al Capitan Mota , ‡ quien dieron | muerte , y al pic de un arbol sepultura. Los de Tarragona , que ‡unque de lejos miraban muy cer ' cana la refriega , considerando, que el tropel de Indios agraviados descargarla sobre ellos el resto de sus iras , desampararon la Ciudad ‡ toda priesas y poniendose en fuga, unos por mar, y Otros por tierra, se segregaron para diversas partes; los de Cumanag—to a su Parra, y los dem‡s para la Costa de Cafacas. o Viendo Don Juan de Urpin 2 los Indios sublevados , y armados con nuevos motivos para la guerra, perdidas las esperanzas de su deseada Conquista , di— de mano ‡ ella, y aplic— todo su conato a la prosecucion de la Nueva Barcelona , con cuya fundacion esperaba dexar eternizada su memoria. Sin embargo de esto, no podemos privar a Don Christoval de Cobos de la gloria de su primer fundador , desde que congreg— sus primeros Vecinos , con que Çdi— principio 4la fundacion en el re * ferido. sitio de Apaicu‡re. Adelanrada y‡ en sus fabricas la Nueva Barcelona y y considerandose el DoŽtor Urpin imposibilitado ‡ la execucion de sus intentos , que sin Çduda hubieran tenido efeŽto., sl, depuestos los intereses: de la codtcia , hubier‡ procedido en forma a la reduccion de los Indios , compareci— por su apoderado en el Su 201 de informar ‡ nuestro Catholica Rey de los progresos de su ConQuUIsta, Como eta hombre perito en ambos Çderechos, pint— el infor me tan 4 su favor, que captada la benevolencia de su Magestad, logr— una Real Cedula de gracias, en que, despues de otros elogios , le habla en esta forma : ,, Por los paÈ peles, que me han venido de lo È Que habeis obrado, os doy las È £lactas; y quedo con particular È, Cuidado de premiaros , y haceÈ Tos merced con demostracion 3, de lo que me habeis servido , de È, lo qual me hallo con entera satisÈ faccion; y juntamente apruebo È la libertad que habeis ofrecido ‡ È los Indios; y porque es justo preÈ Mmiar a los que se ayentajaron È Ûn dicha Conquista , os mando È Provisi—n , para que repartais enÈ tre ellos hasta quarenta escudos È de ‡ diez y seis, Dios os conser, Ve para aumento de mi Real SerÈ Vicio, Dada en tres de Mayo de È mil seiscientos quarenta y dos. Ò Esta merced , con que:su Magestad premi— los representados trabajos de aquellos Conquistadores, no tubo:el efecto de su Real voluntad 5;acaso ser’a disposicion Divina3 para que no recibiesencin= justamente lo que (mejor infofmado) no hubiera merecido la aceptacion , y promesa: de la Reat:Personay pues como aseguran'eri los monumentos de: los Archivos. los que se Hallaron presentes a li Conquista , no produxo Žsta. otra Ce co O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 92 202 cosa, que muertes de Espa–oles . y de Indios, pleytos , discordias, desolacion de Pueblos , y otras muchas inquietudes , que aun en los tiempos presentes reproducen los mismos efeŽtos en muchos habitaÇdores de estos Pa’ses, Desgracias del Reyno dividido , que quando se esperan en su aumento felices progresos , se encuentran en su desolacion lamentables estragos. En esta disposicion dex— Don Juan de Urpin su Conquista, quando le llam— el Se–or de esta vida ‡ la eterna en la Nueva Barcelona el a–o de mil seiscientos quarenta y cinco, dexando en su lugar al Capitan Diego de UrbŽz, que fund— la Ciudad de San MiguŽl del BatŽi ‡ las Riveras del Rio Un‡re. Esta tambien se despobl—; porque lo nocivo de su temperamento , junto con las continuas disensiones de sus Vecinos , dieron lugar ‡ su desolacion con tan infeliz exito , que su mismo Poblador UrbŽz apel— a la Real Audiencia: de Santo Domingo de las imposturas de sus Àmulos , y alli muri— 4: pocos dias en defensa: de su credito , quedando ellos divididos en. diferentes destinos , llenos de pleytos , enredos , y testimonios, tantos. como los que se experimentaronÈcon la Conquista de Urpin en Cumanag—to , causados del seduŽtor y padre de la mentira el dem—nio , comolo testifica el R, P, Ruiz Blanco. en. su Conversion de P’ritu en esta forma : En la Ciudad. de Sevilla conjurando un Religioso ‡ un demonio, que con Historia de la nueva Andaluc’a. permiso de Dios poseia 2 una criatura , di— por se–a de su despedida un real de plata; y preguntado de donde lo tra’a , respondi—, que de Cumanag—to , adonde habia ido por Žl , y dexaba enre= dos , que durarian por muchos a–os. CAPITULO Xy. REFIERENSE ALGUNOS casos formidables que han sucedido 4 los Vecinos de Barcelona; y los servicios que Žstos ban hecho en bonra de ambas Mo agestades, TA instruidos quedaronaque' llos Vecinos de Cumanag—to en el maldito vicio del enredo, que les dex— sembrado la astucia. de la infernal serpiente , que desde entonces comenzaron ‡ experimentar el castigo de. Dios en algunos formidables casos, que deben: representarse al pœblico, por lo mucho que. conduce su escarmiento , para dirigir A los Fieles hacia Dios porel camino: reŽto del temor de su Divina Justicia, El pri= mero sucedi— en el a–o de mil seis. cientos y cinquenta; y fue de este modo: Hallabanse entonces en el sitio de P’ritu aquellos cinco Ve= nerables Capuchinos, de quienes hago relacion en el Capitulo segundo del libro tercero ; entre Žstos asistia el V, Er. Francisco de Pamplona , ‡ cuyo cuerpo se di— honorifica sepultura en el Puerto de la Gu‡yraz y su exemplar vi da O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 93 Libro IL Cap. XV. da se di— a la estampa, con el titulo de El Capuchino Espa–ol. Este , pues, V. Varon , sabiendo que el Governador de Cumana Don Gregorio Castellar se hallaba en Cumanag—to , y que trataba muy mal ‡ sus Vecinos, hizo viage desde P’ricud darle saludables consejos pertenecientes ‡ la buena administracion de Justicia, y conservacion de aquella Ciudad recien fundada. Recibi—le el Governador con aspereza, y despidi— de s’ con aquellos desdenes, que suelen execurar con los humildes los que se hallan poseidos de la humana soberv’a. Uno de los Vecinos de Cumanag—ro , que se hall— presente al suceso , despues de despedido el Religioso , se lleg— al Governador como perro de oreja , y hablandole con adulacion diabolica, le dixo: que aquel P. Capuchino , que le acababa de aconsejar con tanto zelo , estaba en mal estado , y que el era testigo ocular de su amancebamiento, Mas Dios , que no tiene desarmado el brazo de su Justicia: para castigar ‡ los culpados , en defensa de la inoce–cia lo descarg— tan de lleno sobre aquel miserable detra’tor , que de improviso le priv— de la vista, y cubri— el rostro de escamas; y asi vivi— algunos dias, hasta que despues le quita P.Anguia ron la vida a pu–aladas , como lo testifican los Authores del margen, Prac. de Y ultimamente el R. P. Ruiz BlanMis. l. 1. co en su Conversion de P’ritu, con firmandolo con testigos de vista, que se hallaron presentes '4 tan la 203 mentable espeCtaculo. Asi castig— Dios ‡ aquel falso infamador con las manchas de su malignidad, marcandole el rostro con el testimonio de su infamia , que llev— conÈ, sigo hasta su desastrada muertes y, asl ser‡n castigados los que precipitados en el abismo de su malicia, producen un manantial funesto de deshonras , mentiras , y, enredos , hablando como las Ctgarras hasta por el cerebro quan< to concibe su mal corazon contra la honra de sus proximos, De esta clase son las malas lenguas , que abundando en su propia malicia , como las Serpientes en ponzo–a , alientan silvos de Imposturas , y escupen el veneno de calumnias , con que inficionan y manchan los candores de la ino oidos, 4 impulsos de la calumnia se transcornan los juicios , se fulminan sentencias iniquas , reyna la pasion , prevalecen los ruines , padecen los inocentes , se abaten las virtudes , mandan los vicios , se fomentan discordias, crecen los odios; y de a’ la ambicion, las envidias, y venganzas; y despues de todo la condenacion de las almas de los que se muerden como Perros rabiosos , hasta consumirse como higos en canasta unos con otros: Si invicem mordetis , videte ne ad invice consumamini, No es menos formidable el caso , que por los a–os de setenta y tantos sucedi— en uno de los Pueblos antiguos con un Vecino de la Nueva Barcelona. Reprehendi— " Cc 2 le O Biblioteca Nacional de Espa–a Òcenciaz y como hallar gratos los * Gal. 5.v. 15:
pagina: 94 204 le un P. Misionero algunas injusticias , que hacia a los pobres Indios, quedandose con el debido precio de sus trabajos. El Espa–ol , que mas atendia ‡ los intereses de su ambicion , que al cumplimiento de la Divina Ley y execucion de la Justicia , llevando 4 mal las exortaciones de aquel V. Misionero , a cuyos saludables consejos cerraba los o’dos como aspid venenoso, mont— en colera, y le amenaz— diciendo , que le habia Çde dar un balazo; pero el Supremo Juez, que no se duerme en la defensa de sus Siervos , ostentandose justiciero como Dios de las venganzas , dispuso con modo maravilloso , que al salir del Pueblo el malŽvolo junto con otro compa–ero, se le disparase ‡ Žste un arcabœz , causando tan fatal estrago en aquel que le seguia , que desbararandole con la bala el pecho , di— entre los dolores de la herida el ultimo aliento, dexando a la posteridad con este lamentable caso el reconocimiento de quanto zela Dios la honra de sus Siervos , retmbuyendo por s’ mismo la justa venganza de sus agravios. Bastantes exemplares ofrecen estos casos, y otros muchos que omito de intento, para que , abiertos en muchos los ojos de la razon, conozcan con el desenga–o lo reto de la Divina Justicia, y queden avisados con el escarmiento los que poniendo en el Cielo su boca, buscan en el libro verde de su iniquidad astutas maquinas, para acrisolar con el fuego de sus plumas Historia de la nueva Andaluc’a. y lenguas el honor y credito de los Ministros de Dios. Mas como ni ‡ la luz de la verdad , ni al golpe del castigo cede muchas veces la obstinacion de la voluntad humana , que saborcada con las lisonjas del apetito , le saben muy amargas las verdades del desenga–o , referirŽ este ultimo caso, que trae en su libro de Conversion de Piritu el V.Fr. Mathias Ruiz Blanco, en cuyo tiempo fue muy notorio , y sucedi— de este modo: Governando aquella Provincia Don Sancho Fernandez de Angœlo, tiempo en que las apostolicas Misiones lograban los mas copiosos frutos de reduccion con la predicacion de sus Misioneros, insuigados los Capitulares de la Nueva Barcelona del enemigo comun de las almas , y vencidos de los estimulos de la envidia , hicieron un falso informe contra los refenidos Padres , imputando a culpa de estos la total falta de sementeras , por no permitir que los Indios saliesen a trabajar en ellas. A–adieron ‡ esta impostura otras calumnias, agenas de la verdad, y vestidas de falsas Û insolentes suposiciones. Asi pudo la malicia mancharse‡ s’, y al papel; pero no a la honra, y buen nombre de los Misioneros , en cuya defensa public— el Cielo su inocencia, haciendo, que el Rio saliese de madre , y anegase los campos con tan extraordinaria inundacion, que con la copia de aguas estancadas se perdieron totalmente las muchas , y grandes sementeras , que en O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 95 Libro IL Cap. XV... . en realidad tenian: cultivadas con el trabajo de los Indios. Satisfizo el Prelado con esta verdad a las falsas calumnias impuestas a sus subditos, de cuya inocencia satisfechos , y no sŽ sl escarmentados , pidieron perdon los agresores , y se vieron precisados, como de ordinario les acontece, ‡ acudir a las puerras de los Religiosos por el pan de la providencia , que les franquearon con larga mano en correspondencia de su executada iniquidad. Pudiera poner otros casos,que como dixe, omito, contentandome con los que dexo referidos en obsequio de la verdad, que debe manifestarse en lo prospero y adverso de la Historia, como alma que vivifica al cuerpo de*su' marer’a ; escribiendo lo uno, porque escarmienta con lo pabo roso de los desastres, y lo otro, porque edifica con: lo heroyco de las virtudes; y dexando advertidos. a los que, ciegos de envidia, ulerajan con falsas imposturas el candor de las Comunidades y Religiones, donde hay tantos buenos, y Santos, que con sus heroycas' virtudes , y ventajosos exemplos desquitan los defe’tos de algunos particulares, que oprimidos del peso de sus pasiones, caen en la miseria de alguna relaxacion 3 pues como dice el Gran Padre San Agustin : No hay salud tan robusta , que no padezca algun achaque 5 y la que no le padece le teme:: y por ultimo pocas veces î ninguna la persecucion de los Justos dex— de ser faral al perseguidor; porque. aun 205 que Dios la permita a tiempos para:coronar la paciencia del perse: guido , tambien la castiga paraaviso de los contrarios , sacando de un mal permitido con sabia providencia dos bienes grandes , que son merito para los buenos, y escarmiento para los malos, Siguiendo, pues, esta bien fundada maxima de los mas clasicos Historiadores , concluyo este Capitulo con la fiel tradicion de los servicios , que los Vecinos de Barcelona han hecho en honra y gloria de Dios, extension de la Catholica Monarquia, y aumento de nuestra Santa FŽ y Religion Christiana, Fund—se esta Ciudad, para lograr con el asilo de sus Moradores.la poblacion de esta Provincla, reduciendo ‡ nuestra Santa FŽ las muchas Naciones de Indios Inficles que la p—scian ; y aunque en los primeros tiempos fueron causa de. muchas sublevaciones con sus repetidos robos , muertes y crueldades; despues que la Divina Providencia dispuso los medios de su conversion por los Ministros del Evangelio , han sido los Vecinos de Barcelona los que con sus personas , bienes, y armas han ayudado en todas sus entradas , y esplrituales Conquistas, Los que para tan Santa y gloriosa empresa aprontan sus personas y cabalgaduras, talan montes, vadean Rios, y sufren gustosos hambres y cansancios , por acompa–ar a los Misioneros en las continuas tareas de su Apostolico * Ministerio, Los que al menor avi." so O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 96 206 El so de las invasiones que los Indios ban hecho 4 los PP. Misioneros, lŽs favorecen con eficaz auxilio para defenderlos de todo riesgo, y dexarlos en pacifica posesion de su espiritual reba–o, En este tan glorioso emplŽo se han exercitado' mas de ochenta a–os con mucha gloria del nombre de Dios , y extension de nuestra Santa FŽ; por lo que (4 mi entender) se hallan hoy favorecidos del Todo Poderoso con buenos incrementos de bienes temporales , y adelantamiento de su amada Pacria, que est‡ muy lucida, y en el mas precioso auge de sus f‡bricas, y numeroso con : curso de toda clase de personas. Para la administracion del pasto espiritual , y Santos Sacra mentos , tiene esta Ciudad un Cu ra Parroco con su Theniente, y otros Se–ores del estado Eclesiastico. Hay tambien un Convento de N.P. San Francisco , que ‡ mi despedida dexe en el quarto claustro , destinado para Colegio de Propaganda fide , y para queen Žl se recojan ‡ pasar sus ultimos d’as los Misioneros, que por su ancianidad — enfermedades habituales no pueden exercer el Ministerio de la Conversion 5 y ser‡ su conservacion y aumento de mucha utilidad para el bien espiritual Çde sus Vecinos , que considero acreedores ‡ la remuneracion de sus trabajos con los espirituales aumentos, que reciben del consorcio y asistencia de los Misioneros sus Moradores. Para el govierno Politico y Militar tiene esta Ciudad Historia de la nueva Andaluc’a. un Theniente Justicia Mayor, dos Alcaldes, Procurador General, y Regidores perpetuos; un Sargento Mayor, Capitanes , y dem‡s EmplŽos de la Milicia , todos muy. amantes de su Parria , y siempre listos y buenos Soldados para su defensa. Goza de muy fertiles Vegas, y crecidos hatos de ganado bacuno , de que se mantiene la mayor parte de su Vecindario. CAPITULO XVL TRATA DE LA MILAGROSA Imagen de Maria Santisima del Socorro , que se venera en la Iolesia Parroquial de la Nueva Barcelona, Abiendo tratado en el Cas pitulo antecedente de la Ciudad de la Nueva Barcelona , ser’a especie de ingraticud , no hacer mencion de la devot’sima Imagen de nuestra Se–ora del Socorro , que se venera en su Parroquial, y de los continuos milagros , con que desde su fundacion ha favorecido misericordiosamente 4 sus Vecinos , mostrando siempre esta Soberana Emperatriz de los Cielos, que los tomaba baxo de su proteccion, para socorrerlos en sus necesidades , y ampararlos en sus tribulaciones. Es voz comun en dicha Ciudad , que esta devor’sima Imagen fue aparecida en el sirio de Cumanag—to, donde estaba fundada el a–o de mil seiscientos y cinquenta , sobre un arbol que en este Pa’s llaman Tutrœmo, y per ma O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 97 Libro IL. Cap. XVI. manece hasta el presente frondoso , y fruŽtifero. 3 En este arbol, dicen los mas, fue su primera invencion , sin saber como , 0 de donde fuese trasladada; y habiendo mi devocion investigado el origen de esta milagrosa aparicion , hago memoria, que Don Fernando del Bastardo, y Loaysa , Familiar del Santo Oficio, sugeto muy distinguido , y noticioso en los monumentos de aquella Ciudad y Provincia , me res ondi— , haber sido conducida desde el Puerto de la Guayra por cierto Cavallero 3 y por no sŽ que acaso arrib— a la de Cumanag—to, donde 'echandola menos , se encontr— sobre el referido Tutœmo, escogiendo aquella nueva fundacion para consuelo , defensa , y soÈ corro de sus Vecinos, como lo acredican los innumerables casos, em que han experimentado sus repeti= dos favores , asi el comun de sus Moradores , como el particular de sus especiales devotos. Trasladada la Ciudad de San Christoval al sitio en que hoy permanece unida‡.la Nueva:Barce= lona el a–o: de: mil. seiscientos :sŽtenta y. uno, trataron en primer lugar de llevar consigo aquella: verdadera Arca del Testamento , qual otro David de l:.casa de Obededon a la Ciudad de: Juda ; y habiendola Àcolocado en su Parroquial Iglesia ,.y lugar decente que ya le tenian preparado , al siguiente dia hallaron vac’o el Tabernaculo, sin encontrar en Ûl nien todo el ambito de la Iglesia aquella prenda de . 207 tanta estima, Afligidos los nuevos Carhalanes con la ausencia de su Divina Reyna , hicieron varias diligencias por todas partes, por si lograban la dicha de hallarla; que no consiguieron hasta:que fueron al sitio de Cumanag—to , donde la encontraron sobre el Turœmo, como lugar que habia escogido para tener en Žl su Tabernaculo, Llegaron, aunque temerosos, devotamente arrestados; y quitandola del Tutœmo , la volvieron ‡ su Iglesia al mismo Tabernaculo en que la habian colocado. Fueron el d’a siguiente, y le hallaron como el antecedente de vacio , porque la Divina Se–ora se habia ausentado segunda vez al mismo arbol Tucœmo , donde la hallaron; Eonfusos los Vecinos de Barcela= na con tan: estupendo prodigio, se juntaron ‡ Consejo; y sali— de acuerdo ir procesionalmente con la; posible Çsolemnidad , y despues de varias deprecaciones y rogativas , que para. este fin la hicieron, hubo. de condescender la Madre de:las misericordias , quŽ no sabe cerrar Àlos o’dos a los ruegos de sus devotos , en quedarse con ellos, como lo est‡ al presente , experimentando los que fervorosos la in= vocan remedio en sus males, con suelo en sus aflicciones, y un total socorro en sus espiricuales y tema porales necesidades. En prueba de esta verdad referirŽ algunos casos maravillosos de los mas sabidos , que por autenticos y notorios son pœblicos en esta Provincia, sin contradicion de O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 98 208 de persona alguna. Navegando en cierta ocasion un Navio Espa–ol por las Costas del mar del Norte fronteras ‡ la Nueva Barcelona, se vi— repentinamente acosado de unos Piratas, que habiendole cogido el Barlovento ,le seguian viento en popa, para hacerse se–ores de sus riquezas, quitando ‡ sus due–os , como acostumbran, _Irremisiblemente las vidas. Viendose los Espa–oles en tan manifiesto peligro , se encomendaron muy de veras À Maria Sanrisima del Socorro , Àimplorando devota. mente su poderosa intercesi—n, pusieron la proa hacia el Rio de Barcelona con animo de barar en sus Playas, para librar de los Piratas 2 lo menos las vidas; que sin duda las hubieran rendido 4: manos de aquellas inexorables guada–as de la muerte. o AS Mas la que es consuelo: de afligidos los libr— de tan conocido riesgo , dirigiendo el Navio con tan admirable providencia ,que en breve rato se vi— muy: aden= tro del Rio Never’, donde le amar= raron a un Gu‡mo ,' arbol::que aun permanece en: sus Riberas frondoso , habiendolo introducido milagrosamente por una boca:tan estrecha, y. escasa de agua, que.es necesario esperar la marea llena, para que pueda entrar — salir una: mediana Lancha, De all’ partieron: todos gozosos ‡ rendir las debi das gracias ‡ su Divina ProtcŽtora; y en reconocimiento de tan grande beneficio di— el Capitan de limosna las campanas, que hasta aho Historia de la nueva Andaluc’a. ra han servido en dicha Iglesia; un Caliz, y otras preciosas alajas,.dexando para memoria de este prodiglo un Navichuelo, que se conserva colgado antŽ el Altar de Marja Santisima del Socorro , por cuya intercesion los libr— el Todo Poderoso de tan manifiesto peligro. Retirados los Piratas, volvieron los Espa–oles 4 encomendarse a aquella Soberana Reyna; y dando velas al viento, salieron en alas de su confianza por la misma boca del Rio , y prosiguieron.su via ge libres de todo riesgo, experimentando todos en esta ocasion reiterado el milagro , que por los ruegos de su Santisima Madre , y Se–ora del Socorro obr— con aquellos afligidos la invencible mano del Altisimo. 7 Acompa–a ‡ esta maravilla la que. sucedi— :en otra ocasi—n en la. misma Ciudad: de Barcelona; estando invadida de los Ingleses, que. entonces eran enemigos des clarados de nuestr‡ Corona. :Ve= nian armados Òde' guerra con unas Naves , que puestas :2 la frontera. de sus Playas amenazaban a: sus Vecinos, ser en: pocas horas despoticos due–os de sus vidas y haciendas. Comenzaron a desembarcar gente; y habiendo salido los Espa–oles ‡ resistir, y detener al enemig— los pasos, observaron, que siendo m’œcho: mas crecidosel sigmiero de enemigos , que acometia a.las Playas , no solo no seatrevieron 4 saltar en tierra, sinoque retirandose temerosos se. volvieron a sus Navios con accelerada fu O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 99 Libro IL. Cap. XVI. fuga. Alegres, aunque recelosos los Espa–oles con tan impensada novedad , hicieron averiguacion de aquella no esperada retirada, y pu+ blicaron los: Ingleses, que al llegar a las Playas para saltar en tierra , se les present— un crecidisimo Exercito de gente bien ordenada, 3 quien comandaba una Se–ora de singular belleza y hermosura, Aremorizados los Ingleses, y desesperados de resistir 4 tan :valerosa Capitana, levaron anclas, y dandose ‡ la fuga, se restituyeron 4 sus tierras como mansos Corderos los que salieron de ellas como Lobos sangrierttos , dexando la viŽtoria en manos de la que es tan formidable y terrible como los Esquadrones bien ordenados para la defensa y socorro de sus devotos. Acudieron los Barcelo–eses ‡ dar las debidas gracias ‡ su especial Bienhechora 5 y habiendo abierto el Tabernaculo , hallaron a su devota Imagen llena de cadillos y espinas , y la fimbria :del vestido mojada y entrapada en arena , y algunas yerbezuelas de las Playas , con que confirmaron esta tan estupenda maravilla, que es justo se exculpa en bronce para ererna memoria , y alabanza de tan gran Se–ora, No es de menos consideracion la que obr— el Todo PodeÒroso en la misma Ciudad de Barcelona el a–o de mil setecientos quarenta y ocho por la intercesion de esta Soberana Reyna, y Se–ora del Socorro , de que soy testigo 5 y fue de este modo: Aco 209 meti— a los Vecinos de Barcelona una pestilencial pleurisia, 6 dolor de costado tan rigoroso, que y‡ no habia fuerzas en los Eclestasticos y ÒReligiosos para enterrar muertos, y confesar enfermos; de modoque no se o’a por las Calles sino:un continuado llanto; que movia 4 compasion al corazon mas duro. Hallabame de Presidente del Hospicio; y deseando el remedio de aquellos afligidos , les persuas d’, ‡ que acudiesen al socorro de Mania Santisima su especial Protectora , haciendola algunas deprecaciones y pœblicas pe–itencias, como medio que tanto aplaca las iras de su amantisimo Hijo con tra los mortales, Llevado de este pensamiento , hablŽ al Vicario: y Cura de aquella Iglesia , 2 fin de que expusiese al pœblico la Devorisima Imagen del Socorro , 4 que con> descendi— gustoso , poniendola en medio de la Iglesia en compa–ia de la de su Santisimo Hijo Jesus Nazareno. Llegada la tarde , con= voquŽ a la Venerable Orden Tercera; y juntos en Procesion lleva= mos la de N.S.P. S. Francisco , ‡ quien tiene toda aquella Ciudad especial devocion 5 y puesta en el mismo sitio,se hizo de comunidad la disciplina, y convoquŽ ‡ Mision para el siguiente d’a, en que d’ principio a ella, poniendo por Protectora a aquella Divina Se–ora del Socarro , por cuya Intercesion esperabamos todos el total remedio. de aquel afligido Pucblo. Comenzaron los Fieles ‡ hacer inDd re O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 100 :210 .tegras y verdaderas Confesiones, y al mismo tiempo las continuas preces por la salud de los enferÇmos3. y fue tan efic‡z y pronto el socorro de aquella Sobetana Se–ora, que luego se. experiment— la mejoria; y.al acabar la Mision, en que creo consiguieron todos la sa= lud del alma , di— fin con ella: aquel formidable contagio ,. sierido maravillosa en los: enfermos: la sanidad y convalecencia, : > ... : ÇEn agradecido recuerdo de tantobeneficio sacamos quince dias al, punto de media noche 4 nuesÈ tra Se–ora del Socorro en procesion ,. cantandola su Santo. Rosa rio con tanta solemnidad , y jœbi lo de todos los Vecinos de Barce= lona , que el que porvampedido 9 anci‡no, se quedaba en casa, era Mist.C. p. t.L1.c. 13. gon la pena, de. no pader ir d.acompa–ar ‡ su especial bienhechora , ‡ quien seguia. todo el Pueblo asi hombres , como mugeres y ni–os, todos con velas encendidas , cantando con tanta alegria que parecia una Gloria, Bendita sea esta gran Se–ora, que con ranita piedad favorece ‡ los mortales con el thesoro de las Misericordias de Dios, que sabe discributr , y comunicar ‡ los que como hijos y Çdevotos la invocan en sus aflicciones , enriqueciendo a los pobres , remediando ‡ los pecadores, y siendo un total socorro de todos; Àpero quŽ mucho, si el Todo Poderoso la entreg— las llaves de su pecho y voluntad , para que fuese executora de su beneplacico con las criaturas). : Hist—ria. de la nueva Andaluc’a. Ast. se ha experimentado exi qualquicra necesidad pœblica que aquella Ciudad ha padecido, en especial algunos: a–os , que. endurecida la tierrapor la. total falta de agua, estesiliz— tanto los campos, que desconfiados los Labradores de coger el fruto de sus sementeras, y2 no les quedaba mas remedio que el de la: poderosa mano del Alt’simo ,: que embia tales epidemias para castigo de: las culpas. Confiados en tales ocasiones en la poderosa Áintercesion de la Virgen Sant’sima del Socorro , luego acuden ‡ sus ruegos , sacandola en procesion general; y ha sido freqiientementedigno de admiracion, quanto valen Çen el Tribunal de sus misericordiosos ojos las lagrimas de sus :afligidos y confiados devotos; pues en esta ocasion , quando el Ciclo: se" mostraba mas de bronce , se told— tan de repente, y fue cal la copia de aguas, que agradecida la tierra ‡ tan milagroso rocio, produxo las mas abundantes cosechas, que por los eficaces ruzgos de aquella Divina Se= –ora concedi— el Altisimo aquel a–o , como muchas veces lo ha hecho , para que agradecidos ‡ sus beneficios , le tributen los mas reverentes cultos y frutos de penitencia , que son las armas con que se vencen los rigores de la Divina Justicia. No sucedi— asi el a–o de mil setecientos cinquenta y dos; tiem o en que como nunca se vi— la Nueva Barcelona tan reformada en las costumbres , y conteni da O Biblioteca Nacional de Espa–a
pagina: 101 Libro IL Cap. da en los vicios , quanto concurri— laeficacia del zelo Pastoral del Hlustr’simo Se–or Obispo Don Francisco Julian Antolino , por cuya sœplica prediquŽ em su presencia una Mision, en que, purificados todos , apenas hubo quien no diese muestras de una Christiana y total reforma, En medio de tanta penitencia los amenaz— el Se–or con tal seca y suspension de aguas, que no daba la tierra mas esperanzas de fruto , que sl fuera de hierto'; porque Òlos mas perdieron los sembrados , y otros esperando lluvia. no llegaron a esconder el grano Òen la tierra, Sacaron d nuestra, Se–ora del Socorro en procesioh , hicier—nla una solemne Fiesta ,y por mas que repiticron. sus Fuegos , no consiguleron el l—gro de sus deseos, ni cosecha de frutos; con que padecie. ron una grave necesidad los Mas asi cotno es Necesario , Que aquee A dŽ* los: Vecinos. XVL 211 enojada con los mortales , y que si dexa de obrar sus acostumbradas maravillas , es la causa la reincidencia de las Òculpas >, Y poca enmienda de las viciosas costumbres, por las quales les Cierra, su Sant’simo Hijo , como ‡ las Virgenes neclas, las puertas de sus antiguas Misericordias ; y en esto se fundan los Santos Padres y DoŽtores de la Iglesia, para asegurar , que la reincidŽncia y ninguna enmienda de las envejecidas costumbres es la que cierra en la Abogada de los pecadores la puŽrta Òde sœ intercesion,Ó patrocinio , y sOCorro, aunque antes los favoreciese , y reconciliase con su Hijo Sant’simo : .no. por dez ÒfeŽto de Òpiedad en Maria Sanrist> Òm‡ , ni de misericord’a en Dios Se ÇBor nuestro ÀÒsino por vicio de la perniciosa libertad y relajada viida'de los hombres ; de manera, que ll—s por quienes la Reyna: de los El a–o Çsiguiente fue la este= Cielos se mostrate propicia y Abo tlidad mas rigorosa; y aunque sacaron d‡ aquellaÓ siulagros Imagen: als sicio de la: Puente, donde'secan. 10 :Misa: soleiy HeÓ; y se le Hizo una Novena , tampoco se di— * por enZ tendida su Çpiadosa. clemencia ds modo v‡ esta Sobet –a ro gada , Consigan de su Sant’simo Hijo: el favor: de: 's’2 ênfinica Mi sŽficordia: ent? esta y la orra vida; as’ es inip—sible , que! "aquellos, de quienes ap‡re‡re los' ojos de su clemiŽncia ;dexen'de Àcaer en los ri gotos de la Divina a Sissi Y CON? O Biblioteca Nacional de Espa–a S. Açnto= nin, 4. PpÈ tit. 15. Co 14. $.7 D. Bern: Hom.sup. misus este
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